Julieta —Buenos días Jul, ¿cómo dormiste? —Abro mis ojos lentamente, el sol incidiendo sobre mi cara, para encontrarme a Max parado delante de mí con solamente un pantalón de chándal colgando de sus caderas. Se podía observar fácilmente su musculoso pecho, bíceps definidos, abdomen de seis y la gloriosa V que baja hasta... ¡¿pero qué estoy pensando?! Y llevaba en las manos una bandeja de madera cargada de comida. —Buenos días Max. Dormí bien, gracias. —¿Esa era mi voz? ¿Ronca y necesitada? ¡Tengo que despertar! —Te he traído el desayuno, espero haber acertado y te guste. —Dejó la bandeja sobre la cama mientras se sentaba a mi lado. Lo imité sentándome derecha contra el espaldar. Anoche cuando la ceremonia de la boda terminó luego de más felicitaciones, muchas fotografías y más b

