DIVIRTIENDOSE | CAPÍTULO 1

1787 Words
DIVIRTIÉNDOSE | CAPÍTULO 1 Ángeles Beckham. Verdaderamente estoy comenzando a odiarlo. Es un maldito idiota. Es guapo y tiene dinero, sí, pero eso no le quita lo idiota. Intento mantener la calma porque después de todo es mi jefe y le debo respeto, además de que es mayor que yo. Sin embargo él no ayuda en nada a que llegue a simpatizarme. No es una mala persona, pero no me gusta su forma de ser, sobre todo que por cuestiones personales en la oficina se desquite con todo incluso conmigo, de lo que le pasa en casa. Porque para nadie es un secreto que está en trámites de divorcio con su esposa y madre de su único hijo. Todo esto causa que haya momentos en los que se vuelva completamente detestable, no puedo soportarlo. Mi hermano pequeño es menos insoportable que él, que ya es todo un adulto. Pero no voy a culparlo del todo, sé lo que sienten estar envuelto en problemas familiares que crees nunca resolverás. Sé que soy una empleada más aquí, por más que sea su secretaria, pero tengo derechos y él no puede pretender tratarme mal y que no me sienta al límite de insultarlo. Debería haber salido ya hace más de treinta minutos para ir a recoger a mi hermano, sin embargo este hombre parece no entender lo que es estar a cargo de una criatura, aunque es padre. Mi hermano estudia por las tardes, ingresa a las once y media de la mañana y se supone que su representante, en este caso yo, debo ir a recogerlo a las cinco y media de la tarde. Pero a la hora que logre salir de aquí, ya llegaría tarde y realmente necesito llegar con mi hermano, rápidamente. Aunque ya sé que él está bien. Tomo mis cosas personales de mi escritorio, mi cartera, mi celular y mi portátil. Tomo todo y hago amago de retirarme, pero entonces... – ¿Se puede saber a dónde se dirige, señorita Beckham? –Pregunta él, respiro profundo y le doy la cara–. Sus horas de trabajo aun no terminan. –Lo sé, señor. Pero en verdad necesito ir a recoger a mi hermano, es muy importante para mí, hacerlo –respondo con la poca calma que queda en mí. – ¿Esta insinuando que su trabajo en mi empresa no es importante? –cuestiona pareciendo ofendido. Niego. –No, señor, pero es mi hermano y si me pide que escoja entre mi puesto de trabajo y mi hermano. Puede estar seguro de que lo escogeré a él, sobre todas las cosas –aclaro, tomando con fuerza la tira de mi cartera–. Lamento mucho esto, pero no me tardaré, recogeré a mi hermano, lo dejaré en casa y volveré... –él parece pensarlo, pero termina asintiendo. –Bien, hágalo, pero no se tarde –mira el reloj que cuelga en la pared delante de él –Tiene cuarenta y cinco minutos y si en ese tiempo no está aquí de regreso, aténgase a las consecuencias. –Bien... –susurro, mientras salgo de allí. De verdad, es un maldito jefe, de esos que son controladores, incluso con la vida de sus empleados, la cual es completamente ajena a él. Pero no importa, mientras mi hermano este bien, estoy completamente tranquila. Gracias a Dios, soy precavida y le avise a una vecina, quien ama a mi hermano que no podría salir temprano del trabajo y ella muy amablemente se ofreció a recogerlo y a llevarlo a su casa hasta que yo pueda salir de trabajar. Conduzco rápidamente por las calles de la cuidad. Amo, Roma, es mi ciudad natal, pero odio las horas como estás, porque es cuando más tráfico hay en las vías. Tomo un desvío que es un tanto solitario, pero para mi suerte otros autos también lo han tomado así que logro pasarlo sin ningún problema y llegar a la carretera más cerca de mi departamento. Estaciono en el subterráneo del edificio en donde está mi departamento. Salgo de mi auto y tomo el elevador lo más rápido que puedo y en menos de tres minutos estoy en frente a la puerta de la casa de mi vecina. Toco la puerta, después unos diez segundos ella abre dándome una pequeña sonrisa, invitándome a entrar... –Ángeles, querida, pasa pero no hagas mucho ruido. Claus está dormido, la escuela lo tiene agotado –sonrío al ver a mi hermano, en el mueble más grande la sala de mi vecina. La señora Beth y yo hemos desarrollado una pequeña, pero muy acogedora amistad. –Muchas gracias, no sabe cuánto se lo agradezco. Quise salir pronto pero mi jefe... –suspiro y ella acaricia mi cabello. –Está bien, para mí no hay problema. Además de que estoy sola aquí, un poco de compañía nunca me viene mal, menos la de un niño como tu hermano –asegura ella, entonces me permito respirar en paz. Camino hasta donde se encuentra mi hermano, me siento aun filo del mueble donde esta acostado, toco su pequeña mejilla, acaricio su cabello y sonrío. Está seguro y en paz, eso es lo único que me interesa. –Querida, tu celular acaba de sonar. Tal vez deberías revisarlo –comenta ella, entregándome mi celular, lo tomo, abro mi correo y el primero que aparece es un de mi jefe. Señor Sinclair: Re: Trabajo. Señorita Beckham, le informo que ya no es necesario que regrese esta noche, puesto a que voy a salir y toda la empresa cerrará sus actividades por hoy. Llegue temprano mañana. 18: 37 pm. Señorita Beckham: Re: Re: Trabajo. Señor Sinclair, muchas gracias, no se preocupe estaré allí a primera hora. Tenga buena noche... 18: 38 pm. Mi respuesta se envía enseguida, por lo que supongo que él, la ha recibido y leído, sin embargo no le tomo mucha importancia. Antes de que mi celular se apague, vuelve a vibrar, pero está vez es mi mejor amiga, Giannina. Esta mujer uno de estos días va volverme loca. Me alejo de donde esta Beth y mi hermano y descuelgo la llamada. -¡Cleo! –Grita ella a través de la línea –cómo estás. –Bien, pero no deberías de gritar, estás en altavoz y no me encuentro en mi casa –regaño – ¿Qué tal las cosas por allá? –Muy bien, bueno mi madre se irá a Miami de viaje, así que estoy sola –a pesar de que no la veo, sé que está haciendo puchero. –Me alegro por ella, ¿necesitabas algo, Gia? –pregunto, pero mi voz sale más aburrida de lo que debería. –Ay, amiga, tú tono lastima –me paso la mano por el rostro y suspiro. –Lo lamento, Gia... el trabajo es estresante estos días... –Por eso existo yo, en tu vida. ¿Vienes a un bar conmigo? –proponer y a pesar de que no he salido, ni tenido mucho tiempo para dedicarle a mi amiga, no me siento bien físicamente como para ir de fiesta. –No... Gia, realmente no creo que sea una buena idea. No tengo con quien dejar a mi hermano... –ella me interrumpe. –Claro que sí tienes, Beth estará encantada de quedarse con él. Anda vamos... –Beth ya hizo mucho por mí hoy, no sería prudente… –Claro que sí, querida. Yo me quedo con Claus. Ve a divertirte con tu amiga –apoya Beth a mi mejor amiga. – ¡Te amo, Beth! –Exclama mi amiga a través de la línea –Clío, acepta, por favor... –suspiro, miro a Beth y está asiente. –De acuerdo, iré, pero solo un rato –accedo, Beth sonríe y acaricia mi mejilla con cariño. –Muy bien, pasaré por ti en veinte minutos, ¿son suficientes para ti? –cuestiona, ella con emoción en su voz. –Estará lista justo a tiempo, Gia... –responde Beth por mí. –Te debo también, Beth. Pero Clío te debe la vida –su risa inunda mis oídos. –Muy graciosa, Gia. Te dejo, espero seas puntual... –antes de poder colgar, ella lo hace–. Beth... –No me culpes, casi nunca haces algo que te divierta –me toma del brazo y me acompaña hasta la puerta–, busca y ponte lo que creas que este bien, pero hazlo pensando en la bella mujer joven que eres y no en la empresaria que también eres –sugiere, asiento. Salgo del departamento para abrir la puerta del mío, el cual está enfrente de la casa de Beth. Ingreso en mi departamento y camino directamente hacia mi habitación, la cual está al lado de la de mi hermano. Me dirijo al cuarto, me tomo una ducha, duro exactamente ocho minutos, salgo del baño envuelta en una toalla, tomo el vestido n***o con detalles grises que me llega unos veinte centímetros antes de la rodilla, tomo unos tacones bajos de mi zapatera, lo cuales son color n***o mismo. Suelto mi cabello y hago unas trenzas sencillas que quedan colgando un poco por debajo de cada una de mis orejas. Apenas estoy lista, el timbre de mi departamento suena. –Ángeles, Gia está abajo en su auto esperando por ti –me hace saber Beth, fuera del departamento. –Ya salgo, Beth. Muchas gracias... –digo a través de comunicador. Salgo de mi habitación me despido de Beth y de mi pequeño hermano, el cual aún duerme como un bebé. Bajo hasta el estacionamiento y allí está mi mejor amiga... – ¡Clío! –grita ella, mientras agita su mano saludándome, sonrío. Mi amiga es de las personas a las que no le interesa lo que diga la gente y solo es ella misma. Entro en el auto, sentándome en el asiento del copiloto. –Gia, cómo estás –sonrío ampliamente, ella no me abraza pero sé que esta feliz. –Muy contenta, no hemos tenido tiempo de chicas desde que te volviste la secretaria del guapote de tú jefe –comenta ella, haciéndome reír. –Primero, no es guapote, solo es mi jefe y sí, no tengo mucho tiempo, pero gusta mi trabajo y así le doy un buen futuro a Claus –contesto, ella sonríe triste y asiente. –Creo que sabría que es tener un hermano si padre no hubiera acabo con su pequeña existencia aun cuando ni siquiera había nacido –Gia... –ella me mira, sonríe e inmediatamente regresa su vista a la carretera. –Está bien, esta noche no pensaremos en las cosas malas de la vida –expresa mientras acelera un poco el ritmo del auto–. Nos divertiremos... -...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD