jTiré el bolso en el escritorio y me senté en mi escritorio, intenté olvidarme del tema, y simplemente Joaquín intenta jugar con mi mente, hacerme dar vueltas en el asunto, pero es lo que menos entiendo, él mismo había terminado nuestra relación. Hasta he creído que se había cansado de mí, y buscaba la forma de deshacerse todo lo que hemos experimentado, pero él en esa entrevista, me hizo dudar de todo y quizás quiere algo más, sólo que no sé qué querrá y prefiero desechar los recuerdos que tuve con él para no seguir torturándome fríamente.
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Mi siguiente paciente entró deliberadamente a mi consultorio, y mi sentido común me decía que ella estaba algo inconsciente, atónita y quizás fuera de en sí, pero teniendo en cuenta que caminaba perfectamente como si estuviese en pasarela. Y me llamo la atención fue que traía lentes de sol oscuro y que no quiso quitárselas desde que entró. Aunque, eso le daba un aire de mujer sombría y seria. Traté de evaluarla detalladamente, y sabía que se sentía mal emocionalmente, y como si tuviese la necesidad de esconder su dolor profundo, prefiere hacerlo desde detrás de sus gafas.
-Buenas tardes, me llamo Rosa Avilés – me extiende la mano.
-Mucho gusto, siéntase ¿En que la puedo ayudar? – le sonrío.
Al verla vestida toda de n***o, pensé que en realidad no tiene sentimientos o emociones, como si estuviese hecha de papel.
-No sé… si realmente tiene capacidad de ayudarme… Quizás lo que oiga le suene que soy una completa enferma, o una desquiciada – levanta las manos.
-En realidad, nunca trato a mis pacientes como si lo fuesen… Por lo menos, tuviste la voluntad de venir hacia acá.
Ella respiro hondamente y se reacomodo en su asiento.
-No es fácil contarlo, porque es fuera de lo normal – miró mis manos – aunque, siento miedo si no tiene cura lo que padezco… Pero cada vez, que estoy en la intimidad con un hombre, siento la necesidad a que me rasguñen, me gusta mucho a que lo hagan.
-No me sorprende, he llegado a estudiar este tipo de caso, al ser sexóloga llegamos a conocer todos los tipos de desviaciones sexuales. Aunque, en ciertas ocasiones surgen unos nuevos, pero ya es conocido el amiquesis como una parafilia, siendo un tipo de m********o – la observo de arriba hacia abajo, para encontrar algún rasguño a simple vista.
-Claro, siempre he tratado de ocultar mi gusto, por lo que he pedido a que me rasguñen en partes donde pueda esconderla con mi ropa, en mi espalda estoy toda arañada – me indica.
Por muy normal a que lo vea ella, me estremecí al imaginarme como tendría la espalda.
-¿Desde cuándo ha presentado esa patología? – me inclino hacia ella.
-Bien, desde cuando era adolecente, he sentido interés como todo joven hacia la sexualidad, y cuando lo intenté me sentí incomoda y me aburrí rápidamente – se levanta de hombros – después, en el día de mi cumpleaños mi padre me había regalado un gato… Y ese mismo animal me rasguño un día en el brazo, cuando lo hizo pude sentir placer.
Veo sus brazos, sin ningún rasguño alguno, lo que no entendía como no podía visualizar alguna herida superficial.
-He tenido que ir en ciertas ocasiones a un buen dermatólogo a que me ayudase, he pagado sumas de dinero a que me tratase la piel, sin que me dejase alguna cicatriz.
-Oh, entiendo… Pensaste muy bien – asiente varias veces - ¿Qué hay de tus relaciones de pareja?
-Bueno, mi vida en una relación ha sido inestable – estira los labios – era obvio que ellos no querrían estar con una mujer con una extraña enfermedad – me muestra los dientes – tan sólo decirles que me rasguñen, les causo horror de tan sólo pedirlo.
-¿Tienes con quien hacerlo? ¿O sigues haciéndolo con algún animal? – levanto las cejas.
-Ah, no, no uso a los animales para esto, voy a un burdel lleno de hombres y hay algunos que pueden rasguñarme, al parecer no tienen problema en hacerlo…
Ella lo dice fácilmente, en verdad que siente placer al ser rasguñada, pero creo que debería de cambiar más por su salud dermatológica, ante cualquier razón de hacerlo.
-¿Por qué consideras a que deberías de cambiar?
Mientras, que estoy en el escritorio escuchando a esta mujer, me pregunto verdaderamente la razón de su placer, siente goce al ser rasguñada, pero me refiero en sí que sucede en su mente, algo más profundo que pueda revelar ella.
-Me cansé de estar soltera y que tenga que pagar para que algún hombre este conmigo, también porque considero a que no es normal y mi piel me estaría suplicando a que cambiase – se quita los lentes – tengo que usarlos cada vez que salga, en una de mis aventuras amorosas, él me rasguñó en la cara donde no estaba permitido hacerlo.
Su rostro me pareció perfecto, hasta que vi una pequeña herida inclinada verticalmente que pasaba del entrecejo y el ojo izquierdo. Por eso, usaba las gafas oscuras.
-Lo que necesitas es terapia, los masoquistas le agradan ser humillados, pero no es razón de aceptar ese tipo de conductas en el entorno… No creo que deberías de seguir así, con esa mala forma de sentir placer – niego con la cabeza.
-He llegado a estar peor, mis piernas y mis brazos estuvieron muy arañados hace dos meses, me había excedido demasiado.
-¿Siente alguna otra atracción?
-No, sólo los rasguños.
-¿Exactamente qué siente cuando la rasguñan? Porque un rasguño es doloroso, no cualquier le gustase uno, en cuanto a lo erótico no se considera nada perteneciente en el campo de la parafilia – uso la punta de mi bolígrafo – observa este movimiento.
Traté de afincar la punta de mi bolígrafo sobre la piel de mi mano, y sentí la piel enrojecerse. Lo hice para observar su reacción y conocer verdaderamente su amiquesis.
-No me agrada lo que está haciendo… Me gusta cuando a mí me rasguñen, me presionan sus uñas sobre mi espalda, piernas y brazos, se siente genial e incluso me hace sentir atractiva, pero observarlo no me parece placentero – agrega.
-Bien, ¿Cuándo fue la última vez que intentaste tener sexo de forma normal?
-Hace tres años, totalmente aburrido me parece – pone los ojos en blanco – me parece aburrido y monótono.
-Bueno, no es malo salirse de en vez cuando de la zona de confort, pero dentro de los limites, que no sea peligroso, ilegal y obsesivo – afirmo.
-¿Qué hay de la diversión? – me sonríe de medio lado.
-Repito nuevamente, no tiene que ser peligroso, ilegal y obsesivo – señalo el rasguño en su rostro.
-Bueno, vine para que me ayudase, ¿Qué tipo de terapia debería de recibir?
-Siempre es recomendable las terapias en colectivo, como los grupos de apoyo – empiezo a buscar en el cajón del mueble, algún folleto adecuado para ella.
-Me gustaría ir a uno, sólo que no conozco cual en ir.
-Te recomiendo tres – le ofrezco tres folletos – estos te ayudarán.
-Gracias.
Sé que no está convencida totalmente de realizar un cambio, pero tiene que hacerlo, antes de que se vuelva peor su patología y que no llegue su amiquesis en convertirse en una hemofilia, ya que, la mayoría de las enfermedades evolucionan, es normal en toda patología, pero no en todos los casos.
-Tengo una tienda de vestidos de novia, por lo tanto, tengo responsabilidades de atenderla – ella se levanta – ¿Puedo venir después?
-Cuando usted quiera, es preferible que sea después de que haya asistido a uno de estos grupos de apoyo.
-Está bien, que tenga un buen día.
-Igualmente.
Al salir mi paciente, nuevamente ha tenido que usar los lentes oscuros, camino hacia la puerta y salió con los tres folletos en mano. Pero al ser dueña de una tienda de vestidos de novia, no puedo negar que ella viste bien a la moda y su bolso de dama lo admiré demasiado.
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