Capítulo quince
“Por fin encontré la paz”
¡Cómo le gusta correr por la arena! Y meterse en el agua.
Flotando allí como si aquello hubiera sido siempre su natural elemento. Como si las olas la hubieran acercado a la orilla, trayéndola desde lejos, inocente en la espuma, con los ojos abiertos bajo la luna.
Su dulce risa de niña en la brisa del mar, se pone de píe, mojada, como recién salida de las valvas de nácar, y se adentraba en la tierra.
¡Cuidado el mar ha escrito de nuevo el destino!...
[...]
AquaMarine abrió lentamente sus ojos azules, parpadeó un par de veces tratando de adaptar su visión a la tenue luz lunar que se colaba por la ventana de la habitación.
¿Qué era lo que había sucedido? ...
Ella inconscientemente llevo una de sus manos hacia el cuello justo al área donde aquel ser malvado le mordió, dándose cuenta que una gasa le cubría allí.
Al menos no le estaba doliendo, aunque eso no era lo que le importaba sino el saber...
¿Dónde estaba, su Jace?
La castaña dirigió su mirada para todos lados con desesperación en búsqueda del hombre lobo, pero solo obtuvo soledad como respuesta.
Ella ya recordaba lo sucedido.
—¡Jace!—un grito salió de los labios de la chica lleno de completa preocupación.
Solo fue cuestión de segundo para que la puerta de la habitación se abriera de golpe, dejando a la vista a un pelinegro acelerado con la intención de a****r a cualquiera que le estuviera haciendo daño.
No obstante, al darse cuenta que la castaña estaba despierta aquel sensación desapareció cambiando a un alivio en su corazón, por lo cual se acercó a ella y sin decir nada la abrazo, llorando en su hombro.
Él pensó lo peor en todo ese tiempo, dejándose consumir por el miedo y la angustia de perderla o que se transformará en un “chupasangre".
—Lamento haberte preocupado tanto, Jace—susurró la castaña, pasando sus manos sobre la espalda de él.
Él hombre lobo se separó un poco de la mujer para limpiarse las lágrimas.
—Yo en ese momento solo te lleve al mar y te sumergí allí—habló el pelinegro más calmado.
AquaMarine soltó una dulce risa a la vez que le tomo con ambas manos el rostro un tanto demacrado de él y de esta manera comenzó a repartir besos en todas partes hasta terminar en un suave roce de sus labios.
Jace cerro los ojos dejándose llevar por la sensación del momento, por primera vez en mucho tiempo volvía a sentir tanta paz con una persona y más si se trataba de su princesa del mar.
—¿Qué fue lo que sucedió?—formulo la castaña con un toque de confusión.
El rostro del Winston cambio radicalmente pero él sabía que debía decirle toda la verdad a su novia en cualquier momento.
—Justo después de que acabe con Jhonny, el otro vampiro huyó y en ese estado de desesperación en que me encontraba te lleve al mar y te sumergí allí.—hablo el pelinegro para continuar contándole.—Madeleine anda desaparecida—añadió, soltando un largo suspiro.
Él solo deseaba que la loca de su ex-amiga no sé vengará de la muerte de su esposo.
AquaMarine se quedó en completo silencio, tratando de procesar toda la información, dada por lo que se volvió a pasar la mano por la zona de la herida en su cuello.
—Aqua...—le llamo el hombre lobo, tomándole ambas manos.—Te amo…—agregó con firmeza, a la vez que repartió un par de besos en los nudillos de sus manos.
AquaMarine sintió como su corazón se aceleró a punto de querer salirse de su pecho, además que una gran sonrisa se creo en sus labios.
—Sentí mucho miedo de perderte—comentó el pelinegro, dándole un suave beso en la mejilla.
La hija del mar se quedó muda ante tales palabras junto a esos delicados gestos por parte del chico que la tenían cautivada por completo.
—Pero no sucedió, aquí estoy a tu lado una vez más—susurró la castaña, para atreverse a darle un beso un tanto más intenso al pelinegro.
Jace abrió ligeramente los ojos pero no se inmutó a responder aquel beso que poco a poco comenzó a ser más intenso, como si ambos se necesitaran con todo su ser.
El Winston comenzó a pasar con suavidad sus manos la espalda de ella, sin sobrepasarse de ella aunque en lo más profundo de su ser deseaba llegar al siguiente nivel con su amada.
AquaMarine trataba de comprender esa nueva sensación en su cuerpo, que se estremecía con cada roce de las manos del chico sobre su ropa, y lo peor es que no sabía como decirle que procederá.
—Solo si tú quieres, mi amor—susurró el pelinegro en medio del beso.
La hija del mar estaba decidida, solo si era él quien la hiciera experimentar cosas nuevas y emocionantes, por lo cual solo lo volvió a besar con la misma intensidad.
Jace tomo ese gesto como una afirmación por parte de ella, aunque estaba un poco nervioso de que lo hiciera mal o la llegará a lastimar por ser alguien sin experiencia en lo s****l.
Él comenzó a quitarle con delicadeza la camisa de la chica, notando como sus mejillas se ponían rojas, tanto o peor de las de él.
—Yo te amo con todo mi corazón—murmuró el Winston, tratando de calmarse para poder tomar el control de la situación.
Él quería darle la mejor noche de su vida a AquaMarine.
AquaMarine sentía la presión de Jace contra sí al hacerla acostar con suavidad en la cama. además que las manos del pelinegro comenzaron a jugar con los pechos de la chica que se volvían fuerte y apretados cuando se dio cuenta de que había perdido él juicio.
Él había empezado a recorrer su cuerpo y dándose cuenta como se le escapaban pequeños gemidos de placer a su amada.
Ella se iba a entregar en cuerpo y alma a él esa noche, aunque estuviera tan nerviosa.
Jace se percató del estado de la chica, aunque él estuviera igual que ella trato de darle la seguridad de demostrarle cuando la ama perdidamente.
Continuará...