Capítulo XVII

2024 Words
Capítulo Diecisiete “La boda” AquaMarine soltó un largo suspiro de sus labios, mientras que sus zapatos forrados de satén blanco colgaban delicadamente de sus pies, los cuales esta balanceando lentamente, mientras terminaban de maquillarla. Camila paso suavemente el pincel sobre las mejillas de la castaña, aplicándole un poco de rubor. La hija del mar estaba sentada ahí, sobre un taburete alto para que la chica pudiera arreglarla de manera cómoda, además que lejos de las miradas curiosas de los chicos que no paraba de tocar la puerta a cada segundo. ¡Qué día más largo, y apenas iba la pura mañana!  Camila había tratado de todas las formas de cumplir con las pertenencias que debe llevar una novia al altar, por lo que en algo viejo busco entre sus cosas para sacar el velo de su abuela materna y se lo coloco sobre el delicado peinado de un recogido semi suelto con rizos cayendole por la espalda de la chica. Sin embargo, Camila había recibido ayudo de algunos chicos, por lo cual en algo azul, Sami le había regalado unas joyería de aguamarina, pendientes y colgante, brillaron sobre la blanca piel de la hija del mar. El vestido ha sido tomado como Algo nuevo de un corte cola de sirena, pegado al cuerpo con un escote en la espalda, de encaje blanco en la parte del busto y de larga cola. Le lucía espléndida sobre su delicada forma. Samuel había sido el encargado de buscar algo prestado, por lo que entre las cosas de su mano encontró una diadema que ha pasado de generación en generación y fue perfecto para asegurar el velo sobre la cabeza de la castaña. AquaMarine se movió nerviosa en su asiento a pesar que tenía cierta ansiedad por la ceremonia que la carcomía también estaba intranquila, aunque ella ya deseaba estar casada con el hombre lobo. [...] Ya era la hora. AquaMarine cada segundo que pasaba estaba más nervioso que el anterior, por lo que volteo a mirar a la persona encargada de llevarla al altar. Samuel, su mejor amigo. El chico al notar la impaciencia de la hija del mar, la tomo con suavidad de la mano derecha, ya faltaba tan solo minutos para salir al jardín decorado hermosamente con vista al mágico océano como lo decidió ella. —AquaMarine, quiero que sepa que pese a todo lo malo que ha sucedido espero seas muy feliz con Jace.—habló Samuel de manera tranquila.—Él te ama, yo ahora lo sé porque amo a Michel con cada parte de mi cuerpo—añadió, dedicándole una pequeña sonrisa. Ella le devolvió el gesto al saber que por fin Samuel encontró a su mate y es feliz. La música ceremonial comenzó a sonar dando la indicación a ambos chicos que ya todo estaba listo para que AquaMarine sea entregada al altar. Ella respiro profundamente, antes de comenzar a caminar sujetada por el brazo de Samuel. La hija del mar abrió ligeramente la boca por la sorpresa de ver todo a su alrededor. La decoración había quedado hermosa unas rosas azules decoraban el pasillo para llegar al altar. Ella lo vio. Se quedó sin aliento al verlo con ese elegante traje n***o, además que su cabello n***o estaba con perfectamente peinado. Él estaba bellísimo. Jace no pudo evitar emocionarse de ver a su prometida preciosa con ese vestido, se tuvo que limpiar ciertas lágrimas traicionera que se le escaparon bajo el encanto de su diosa del mar. Samuel miro fijamente a Jace antes de entregarle a AquaMarine. —Mas te vale tratarla bien y amarla por toda la eternidad o te acabaré—le amenazó el hombre lobo al novio. Jace solo asintió con firmeza. El sacerdote se dirigió a los esposos y a todos los presentes en el lugar para empezar con la ceremonia. —Queridos hermanos, estamos aquí junto al altar, para que Dios garantice con su gracia vuestra voluntad de contraer Matrimonio ante el Ministro de la Iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida.—habló el hombre con calma hacia los invitados. Ambos novios prestaron atención, escuchando atentamente. —Cristo bendice copiosamente vuestro amor conyugal, y él, que os consagró un día con el santo Bautismo, os enriquece hoy y os da fuerza con un Sacramento peculiar para que os guardéis mutua y perpetua fidelidad y podáis cumplir las demás obligaciones del Matrimonio.—prosigió el padre. —Por tanto, ante esta asamblea, os pregunto sobre vuestra intención.—comentó el sacerdote de forma pausada para continuar. —Esposa y Esposo, ¿venís a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?—añadió, mirando a ambos novios. —Sí, venimos libremente.—hablaron ambos al mismo tiempo, volteando a verse de manera involuntaria. AquaMarine sonrió radiante, ella lo había practicado muchas veces antes del gran día. —¿Estáis decididos a amaros y respetaros mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio, durante toda la vida?—prosiguió con las preguntas el hombre. — Sí, estamos decididos.—volvieron a responder al unisonido. —¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?—agrego el sacerdote, mirando a los invitados ahora. — Sí, estamos dispuestos.—comentaron, a la vez que ambos se miraron de reojo. El cura dirigió su ahora su mirada hacia los futuros esposos para que ambos se tomen de sus manos. —Así, pues, ya que queréis contraer santo matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.—les indico para que siguieran ellos. Jace le dedicó una pequeña sonrisa a su novia. —Yo, te quiero a ti como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.—su voz resonó con firmeza por todo el lugar. AquaMarine sintió su corazón acelerarse rápidamente en su pecho, pero eso no la detuvo para hablar. —Yo te quiero a ti, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.—respondió la hija del mar con una dulce sonrisa al final —¿Quieres recibir a AquaMarine como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?—preguntó el sacerdote al hombre lobo. Él miro fijamente a su AquaMarine sin poder evitar borrar esa sonrisa en sus labios. —Sí, quiero.—respondió el Winston emocionado. El sacerdote ahora se dirigió a la castaña. —¿Quieres recibir a Jace Winston Rogers como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?—indagó el cura. AquaMarine le guiño el ojo a su futuro esposo como un pequeño juego y que bajara los nervios. —Sí, quiero.—afirmó la castaña. El sacerdote prosigo con la ceremonia. —El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ente la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.—informó el padre dando por testigo a todos los presentes la bendición del creador. El sacerdote hizo una leve asentimiento para que Sami le entregará los anillos. —El Señor bendiga a estos anillos que vais a entregaros uno al otro en señal de amor y de fidelidad.—el hombre hizo un leve moviendo con su mano sobre las joyas. El cura le indico a Jace que podía continuar con el siguiente paso. Él tomo el anillo en su mano para sujetar la mano izquierda de AquaMarine. —AquaMarine recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo—habló el Winston con tranquilidad. Ya todos los nervios se le han ido. La hija del mar ahora fue la que sujeto el anillo con una mano mientras que con la otra le tomo la mano al chico. —Jace Winston Rogers, recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.—comentó, mirándolo fijamente a los ojos. —Queridos hermanos, ante el señor se ha creado un nuevo lazo inseparable, joven Winston puede usted besar a la novia—informó el hombre dando por terminada la ceremonia. Jace no lo dudo ni un segundo para tomar a su mujer por la cintura y darle un beso con mucha dulzura en sus labios, mientras que en el fondo escuchaba los aplausos de los presentes. Ya no importa nada más, de ahora en adelante eran ellos dos contra el mundo. El amor que los había unido como un nudo estaba ahí, después de tanto tiempo, invariable, inmortal. Dándole fuerzas para soportar las adversidades puesta por la vida, El amor, el amor. El aroma de su pelo, el sabor de sus labios, el tacto de su piel, el sonido de su voz, su mente despierta y la calidez de cada acción escondida, ahí en cada uno de esos detalles, ahí nacía su amor. En todo él, en toda ella. El hilo rojo se ataba y se enredaba en ellos dos, formando nudos imposibles de romper. Llevaba mucho tiempo con el corazón traspasado por ese sentimiento. No había duda ninguna. Ella lo amaba a él. Él la amaba a ella. Y eso no iba a cambiar nunca... [...] En la fiesta —Y ahora, lo más esperado de la fiesta ¡el lanzamiento del ramo!—habló un alegre Noah desde la pista de baile. Las mujeres chillan y se apretujan en el centro, Camila había arrastrado a Michel con ella adelante del resto mientras que la hermana del novio bufo con molestia. AquaMarine dió la vuelta dispuesta a lanzar el ramo por lo que contó hasta el número tres para lanzarlo. El ramo paso a cámara lenta por sobre las cabezas de las demás chicas. Camila alza los brazos, pero sus dedos ni siquiera lo rozan; está hizo un puchero porque aunque estuviera comprometida no se ha logrado casar. No obstante, grande fue la sorpresa de todas las chicas cuando el ramo de rosas azules van a dar directo al pecho de Michel que sin saber el motivo por el cual, lo tomo con sus manos. AquaMarine volteo a mirar a su amigo para encontrarlo con las manos en la cabeza sin poder creer lo que acababa de suceder. —¿Sabes lo que eso significa, Michel? —pregunto Camila, soltando una leve risa divertida. Michel trago saliva lentamente, observando el ramo de rosas que yace en sus manos. —Significa que la próxima en casarse serás tú—comentó Camí, mientras que se le escapaba una risa. Jace no pudo aguantarse más y soltó una carcajada desde su lugar junto a AquaMarine que no dudo en darle un golpecito en el pecho para que no se burlará de su hermana. —Lo siento, mi amor pero es inevitable—el Winston se encogió de hombros. Jace tomo la mano de su esposa para llevarla hacia la pista de baile. AquaMarine soltó una leve risa de felicidad justo en el momento en que Jace le dio un giro en su propio eje en medio de la pista, mientras que la suave música sonaba de fondo. Para ambos en ese segundo no existía nada más, ni siquiera los demás invitados que bailaban al ritmo de la sonata. Ese era su día especial... Ella lo miro fijamente a los ojos, igual que el mismo día en que se conocieron y no cabe duda lo mucho que lo ama. Por fin tuvo un final feliz.
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