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Enamorada De Mi Guardaespaldas

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Blurb

Eva Torrens siempre ha vivido bajo el yugo y la tiranía de su padre, en sus veintisiete años ha experimentado unas cuantas tristezas pero la más dolorosa es la ‘desaparición’ de su madre. Eva ha tenido que soportar hacer cosas que a ella no le gusta y tener que vivir con la idea de que solo es un comodín para su padre. Eva ya está lista para ser desposada y en la primera oportunidad su padre lo logra casándola con Dorian Chapman, sin la oportunidad de expresar su descontento, es casada con alguien desconocido para ella y a su vez se siente libre de estar lejos de la dictadura de Antonio Torrens.

Pero ¿Qué pasaría si su boda no es más que una puerta abierta para entrar en lo desconocido? Eva comenzara a vivir cosas que jamás había vivido y sentido, sabrá lo que es la atracción, la cercanía, el tacto y las ansias de estar cerca de una persona, Eva se encontrara sumergida en un mundo nuevo para ella, en una realidad que va siempre de su mano, será protegida y cuidada por una persona que logra hacerla sentir cada una de esas cosas que siempre quiso pero de la cual nunca tuvo la oportunidad de vivir, de lo que fue privada hacer. Eva Torrens de Chapman, se dejara llevar por la caricia de su Guardaespaldas, ese del cual se quiere alejar, pero a su vez quiere cerca.

Ese Guardaespaldas que le muestra lo que es la vida, lo que es el amor, lo que es pelear por lo que quieres y hacer cambiar los ideales de su alrededor.

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Capítulo 1
La boda. Eva colócate de este modo... Eva arregla tu cabello de esta manera... Eva por favor, el maquillaje debe ser más fresco... Eva, mantén tu postura... Eva, Eva, Eva... Cuando espabilo y me observo al espejo, los sonidos a mi alrededor vuelven y solo escucho voces emocionadas y chillidos de felicidad. A través del espejo observo a la esposa de mi padre y mis dos hermanas. Las tres llevan una vestimenta elegante y si, muy costosa, yo vuelvo la mirada a mí y me fijo en mi maquillaje. Las ganas intensas de llorar y gritar se apoderan de mí, un montón de cosas comienzan a pasarme por la cabeza pero entonces el sonido del secador me saca de mis pensamientos y vuelvo en sí. Pasa aproximadamente unos cuarenta minutos más y entonces la mujer que arreglo mi cabello y se encargó de mi maquillaje deja saber que estoy lista para colocar mi vestido y con pasos de plomo me encamino al vestidor y entonces los pensamientos vuelven. ¿Por qué debo sacrificar mi libertad por las altas superaciones de mi padre? ¿Por qué debo dejar todo lo que quiero para mí, por la complacencia a toda mi familia? ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Dos toques a la puerta me hacen espabilar y me observo sujetando con fuerza el vestido entre mis manos, me miro en el espejo que está en la puerta del vestidor y niego, lo hago repetidas veces y las ganas de llorar vuelven. – ¿Bonita? ¿Necesitas ayuda? –es mi madrastra, trago duro. –No, no, aun no, un momento. –Vale, acá estoy a la espera. Me quito la bata que llevaba, observo la lencería que llevo y entonces me entra el temor, porque en un rato estaré uniendo mi vida a una persona que no congenia conmigo y a la que en estas cuatro semanas de conocernos no me ha hecho cambiar de parecer, no, para nada que no. Comienzo a colocar mi vestido, es muy bonito y no puedo negarlo, pero yo no me veo dentro de este, no por ahora, no en este momento, no en medio de esta decisión que yo no tome. Cuando necesito ayuda se lo pido a Beatrice, la actual esposa de papá y con quien más ha durado desde que se casaron, tres años exactamente, la única con quien he tenido una buena relación y no ha demostrado ser mala y espero que nunca lo llegue a ser. Ella me habla mientras ayuda con el cierre lateral y luego pasa acomodar las tiras del corsé. No la escucho, no sé qué dice, solo noto su entusiasmo mientras lo hace y entonces dejando salir un ligero suspiro ella alza la mirada y me observa con esos ojos mieles tan bonitos que tiene. –Esto no es lo que quería para mi vida –confieso, Beatrice me mira en silencio. –Yo no quería esto, no así, se supone que debes casarte por amor, no por convenios, ¿No? –Bonita... –Beatrice, no quiero una vida unida a un hombre que no me mira más allá de unos documentos, alianzas empresariales y una unión de familias. –Pero, quizás y con el tiempo, las cosas resulten a tu favor, quizás y si se interese por ti, en la gran mujer que eres. –Quiero echarme a correr y que nadie me encuentre –Beatrice se alarma, se coloca delante de mí, sonrio. –Pero sé que no puedo –digo con el nudo en la garganta. –No puedo escapar de una realidad que viene detrás de mí desde que soy pequeña, esto siempre ha sido mi realidad, llegar a mis veintisiete años y ser desposada por alguien elegido por papá, y yo, tengo que aceptarlo, ¿Verdad? –Eva... –agacho la mirada. –Me encantaría tanto ayudarte en tu escape... –le miro de inmediato. –Pero hacerlo sería un riesgo para ambas e incluso tus hermanas –asiento. –Tu padre te ama, yo lo sé, pero... –Si me amara, sabría que su hija merece ser feliz con alguien que la haga feliz y no vacía –evito llorar a toda costa. –Prometo aguantar, lo prometo... Beatrice me mira fijo y noto como sus ojos se cristalizan, ella sacude su cabeza y al verme nuevamente sonríe, con empatía claro, pero sé que ella no puede hacer nada, porque papá es quien decide en nuestras vidas aunque no queramos. En silencio termina de ayudar con mi vestido y al dar con ella ambas salimos para que todos miren como me queda el vestido y entonces la sangre se agolpa en mis pies cuando encuentro a papá junto a mis hermanas. Esta sonriendo cosa que poco hace al menos que algo sea bueno para él, lleva un traje en color vino muy elegante, con ese cabello canoso estilizado y su porte fuerte y fresco a la vez. Mis hermanas se emocionan al verme y él, él solo da el visto bueno y con un leve asentimiento sale de la habitación. Yo, yo me quedo con mis pensamientos hechos un desastre, con ganas de llorar, de gritar y de pedir tan fuertemente que alguien me tome en sus brazos y me saque de aquí, me lleve muy lejos y me lleve a iniciar una nueva vida. ‘’Pero esas son solo ilusiones Eva, ilusiones…’’ _ Cuando la unión de nuestros labios es visto por todos, los aplausos comienzan y entonces mi corazón se rompe. Al separarnos y observar a mi esposo, imito lo mismo, una sonrisa carente de felicidad pero aquí o fingimos o se nos cae el teatro. Un montón de flashes me aturden y tomada de la mano de mí ahora esposo, nos encaminamos a la salida de la iglesia. La mayoría de los invitados son empresarios reconocidos y muy poca familia, de ambas partes tanto de mi esposo y mi persona, además ni siquiera he memorizado la mitad de todos los invitados, más que nada los empresarios. Al salir, una lluvia de arroz nos cae y cuando observo a Beatrice, me hace una seña de que sonría y entonces lo hago, porque sé que si no lo hago papá estará detrás de mí y en este momento no quiero sentir su presión. Nos abren paso, se supone que debemos abrazar a nuestros allegados pero la verdad es que, con lo reconocido que es Dorian Chapman, mi esposo, hay muchas personas de la prensa de todo el país y entonces preferimos irnos a la recepción donde serán muy pocos lo que estarán porque la verdad es que decidieron que esto fuera íntimo, y agradezco que eso decidieran y que incluso no me hicieran parte de los preparativos porque todos aquí saben, que yo no estoy feliz con esta unión aunque no me queda de otra que pretender que sí. En cuanto subimos al coche, el ruido de fuera queda en su lugar y aquí se siente más silencioso y más tranquilo. Enfoco la mirada en la ventana, observando la calle y al escuchar la voz de Dorian pidiendo que nos saquen de aquí, suspiro. La mirada la tengo puesta en las bonitas calles de Sicilia, al menos no puedo negar que comenzar a vivir en esta zona me gusta porque es un buen lugar y estaré algo lejos de mi familia, o mejor dicho, papá. –Eva... –su voz ronca me toma por sorpresa, volteo a verlo, aun no entiendo cómo es que me impacta mirarlo, es un hombre tan guapo y llamativo en todo sus aspectos. –Sé que no quieres ir a la recepción al igual que yo, solo pretendamos que estamos a gusto y prometo buscar una salida rápida para marcharnos –le miro fijo. –Está bien, como tú digas, Dorian... –Eva... –nos miramos. –Sé que ninguno de los dos está feliz por esta unión, pero intentemos llevarnos bien, nos dimos cuenta que ni tu ni yo nos sentimos atraídos el uno por el otro, pero viviremos juntos, compartiremos uno que otro momento, hagamos las cosas bien –tomo una bocanada de aire, asiento. –Por cierto, que mal de mi parte siendo ahora tu esposo, no reconocer y dejarte saber que estas muy hermosa –me deja sin palabras por instante, se que mis mejillas se han ruborizado. –Gracias, tú también estas muy guapo, el color azul de tu traje te sienta bien –digo con honestidad, vuelvo la mirada a un lado, después de todo Dorian me intimida un poco. –Intentare ser una buena esposa… Solo, tenme un poco de paciencia. –Y yo prometo ser un buen esposo, no tratarte como al resto, como insignificantes. Le miro de inmediato y lo encuentro viendo su móvil. Vuelvo mi mirada a un lado y en parte agradezco que Dorian busque la manera de que esto funcione aunque ambos sabemos que es un imposible. _ Cuando por fin nos dejan saber que ya hemos finalizado con las fotos, de la compañía de una de mis hermanas me encamino a mi mesa y aunque no me apetezca, me entran unas ganas de tomarme una copa de vino y lo hago, sin dejar una gota. Observo a Sully, mi hermana de diecisiete años me mira fijo y le sonrio para que no se preocupe y tomando su mano y dándole un apretón ella se acerca. –Te echaremos de menos en casa –comenta. –Mucho... –Estaremos a una hora de distancia, pero prometo ir a verlas en cuanto pueda, ¿Bien? –sus ojos comienza a empañarse por lágrimas y de inmediato la abrazo. –Sully, todo va a estar bien, ¿Si? –asiente, pero a su vez niega. –Sé que Beatrice cuidara de ustedes dos, Ari te necesita. –Si recuerdas que en unos meses entrare a mi mayoría de edad, ¿Verdad? –me alejo, sintiendo un nudo fuerte en mi garganta, una corriente recorrer mi cuerpo entero. –En cuanto llegue a esa edad, tendré este mismo destino, no soy tan idiota. –Sully... –No quiero preocuparte, pero es que Eva, son probabilidades. –Yo recién tengo mis veintisiete, quizás y tu... –No. lo dudo mucho, con el dictador que tenemos como papá, las cosas cambian a su antojo –tomo el rostro de mi hermana entre mis manos. –Mírale el lado bueno a esto Eva, estarás lejos de casa, lejos de papá, lejos de sus cosas estúpidas –agacho la mirada. –Mi lado egoísta, si agradece eso –le miro. –Prometo no abandonarlas, ¿Ok? –asiente y nos volvemos abrazar. Al separarnos ambas sonreímos y agradezco tanto que Sully se parezca tanto a mamá, porque por un lado es como sentir que ella está aquí, y que no está desaparecida como nos han dejado saber en todos estos años. –Eva... –el llamado de papá detrás de mí logra que mi piel se erice y reaccione de inmediato, me coloco de pie, volteo a darle el frente. –Tú y tu esposo se marcharan. –Está bien –se acerca, dándome un corto abrazo y seguido susurrando en mi oído. –Se buena, complace a tu esposo y siempre mantendrás a la familia en lo alto –siento una sensación dura en la boca de mi estómago, me alejo y lo miro fijo. –Así será, padre. Con un corto abrazo y que se sintió fugaz nos alejamos y pasa a mi lado, observo a Dorian acercarse y esboza una sonrisa, una que te deja saber a simple vista lo feliz que esta de esta unión, pero aquí vamos, todo es mentira. Dorian es un hombre guapo, con esa piel canela como lo dijo Sully, alto de cuerpo fornido y bien trabajado, tiene una elegancia que incluso puede abrumar, siempre lleva su cabello estilizado, trajes costosos y tiene esa mirada que intriga y a su vez que da paz. Dorian es tan guapo que a veces quisiera saber cómo es que yo fui quien logro unir mi vida a la suya, cuando llego a tener muchas opciones. Le sonrio de vuelta y nos tomamos de la mano, le damos el frente a mi familia y noto como mi hermana pequeña, Ari, esta abrazada a Beatrice, cuanto deseo terminar con esto a lo que estamos destinadas por ser hijas de Antonio Torrens. Papá y Dorian se despiden e incluso con amabilidad lo hace de mis hermanas y mi madrastra, yo le doy un corto abrazo a cada una y una mirada fugaz a papá. Los invitados más cercanos se despiden y sin más salimos del lugar por la parte trasera donde no nos esperan periodistas y ese montón de fotógrafos. Nada más hacemos subirnos al coche y él da la orden de llevarnos directamente a su casa o mejor dicho, mansión. Dorian Chapman es un joven empresario que heredo todo de sus padres, no tiene hermanos y los únicos familiares que tienen son sus abuelos, de ambas partes, sus padres fallecieron en un accidente automovilístico cuando él estaba cumpliendo sus quince años y ahora que tiene treinta podría decirse que comenzara a no estar tan solo o eso me hago creer. Nos toma aproximadamente unos treinta minutos llegar a las colinas, y si, en lo más alto esta su no tan humilde casa, solo vine una vez, hace unas semanas cuando por fin se formalizo nuestro compromiso y aunque pensé que me iban a dejar procesar que me iba a casar con él, todo fue tan rápido que incluso a mí me dejo completamente desorbitada. Cuando llegamos en su totalidad, ambos bajamos, pero una cosa si debo dejar muy bien claro, que aunque Dorian y yo nos dimos cuenta que no somos compatibles como pareja, la amabilidad hacia mí siempre está ahí. Extiende su mano en mi dirección y tomándola me ayuda a bajar del coche, un total de ocho trabajadores aparecen y se acercan para ayudar, noto que bajan del coche mi equipaje y de seguro ha sido Beatrice quien se encargó de ello. Entramos a la enorme mansión Chapman, con su toque antiguo y a su vez futurista una mezcla de ambos y la verdad es que me gusta mucho. –Kate... –él habla, una mujer mayor y que recuerdo de la primera vez que vine, se acerca. –Por favor, acompaña a Eva a la habitación, ha de estar muy cansada y que mañana a primera hora acomoden sus cosas, ¿Bien? –Si joven Dorian, con permiso –me observa y sonríe. –Acompáñeme señorita Eva. –Si claro –observo a Dorian. –Tu, deberías también descansar –esboza una corta sonrisa. –Lo haré. Asiento levemente y me dejo guiar por la señora que es muy obvio, lleva las riendas de semejante y gran lugar. Bien Eva primera noche en la mansión Chapman, se fuerte.

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