Capítulo 3

2507 Words
Primer Evento. Días después... Todo esto me marea, ver y venir a las personas en mi habitación, no tenía idea de que un evento para los Chapman fuera tan importante. Después de aquella salida con Tamara a la boutique de su hermano, me encontré con la noticia de que asistiría a un evento. No sé de qué va la verdad, pero es mi primera salida en compañía de Dorian y sí, quiero estar muy bonita porque eventos significan muchas personas, fotos e incluso entrevistas, se todo acerca de esto gracias a todo lo que se me enseño bajo la mirada de papá, así que la verdad nada me preocupa, se cómo desenvolverme aunque no me guste. Tamara y Marco están súper encantados con todo esto y se nota mucho que se lo disfrutan, yo por mi lado enfoco la mirada al espejo y voy detallando mi cabello y como lo van dejando, debo ser franca, la chica que arregla mi cabello rubio hace muy bien su trabajo. Los hermanos Fariz son buenas personas, son amables conmigo y sé que lo hacen con honestidad, por lo menos estos días no han sido solitarios como pensé que serian. – ¿Eres rubia natural? ¿O tiñes tu cabello? –desvió la mirada, es Marco quien pregunta. –Soy rubia natural, pero sugerencia de mi padre, tiendo a teñirlo para que se vea más rubio... –Marco hace un gesto de, ¿En serio? Suspiro. –Yo tampoco entiendo eso, pero no me gusta teñirlo para ser honesta. – ¡Pues no lo hagas más! –aparece Tamara, ya está lista para el evento y esta preciosa. –Tú ahora eres dueña de tus propias decisiones, yo apoyo a que no tiñas más tu cabello. – ¡Yo igual! –alza la mano Marco. –Con un buen tratamiento, tu cabello rubio natural se vera increíble –alzo la mirada a la estilista, me sonríe. –Yo te ayudare con algunos tips, ¿Te parece? –sonriente asiento. –Vale, gracias. Asiente y continúa con lo suyo, dejando mi cabello con unas hermosas ondas y acomodándolo a un lado, mi maquillaje está listo desde hace un rato y solo debo colocar mi calzado y vestimenta. Quisiera saber de qué va el evento, pero nadie me dice nada entonces prefiero ya no preguntar, por otro lado estos días las cosas en esta enorme casa han sido agradables. Tamara no sale de aquí, llega muy temprano y se va muy tarde, gracias a ella he conocido gran parte de esta mansión e incluso ahora me he vuelto adicta a una enorme biblioteca que si he sabido que estaba aquí desde el día uno, en cuanto despertara me encerraba allí. Ya con mi vestido y mi calzado, les muestro al resto que tal quede y con el par de aplausos de Marco sé que ha sido bien la elección del vestido. Es en color azabache, con un corte en V en la parte de mis senos y en mi pierna derecha tiene una abertura y si, es una belleza creada por Marco. De un momento a otro, todo se vuelve silencio y es entonces que noto en la entrada de mi habitación la presencia de Dorian. Este viene con un traje en un color azul marino, muy elegante, pero lo que llama mi atención es el broche en color verde agua, haciendo combinación con mis accesorios y sé que ha sido Marco quien se encargó de ello. – ¿Están listos? –pregunta, todos asienten. –Entonces vamos, te espero en el coche, Eva... –me da un corto vistazo y sale de la habitación. –Le gusta el vestido... –dice Tamara, le miro. –Es solo que ni siquiera es capaz de admitir lo obvio –asiento y entonces tomando mi móvil y mi cartera de mano, salgo. _ Hay muchas personas, muchísimas diría yo, es un evento donde la verdad, todos vienen muy elegantes. Todo esto se debe al financiamiento y la caridad de ayudar a niños que viven en orfanatos y no tenía idea de que el principal benefactor es Dorian. Él y yo somos el centro, el foco, el tema de la noche, estoy sujeta a su antebrazo, quisiera decir que me involucra en la conversación que ahora mantiene con un par de personas ajenas a mí, pero la verdad es que quisiera ir hasta donde se encuentra Tamara y Marco, ambos están con quizás amigos y sé que al menos hablaría un poco con ellos. –Ve con mis primos –un susurro cerca de mi oído. –Comprendo que esto te aburre... –observo de reojo a Dorian. –Estoy bien, de verdad... –Eva, ve con Tamara y Marco, no hay problema –observo a las dos personas frente a nosotros, ambas están hablando entre ellos. –Yo zafo en un momento de estos dos. –Dorian, mi deber es estar contigo. – ¿Quién lo dice? ¿Tu padre? No quiero parecer paranoica, ¿Pero acaso lo ha dicho con ese mismo tono de como lo hizo Tamara hace un par de días en la tienda? ¿Agresivo? –Antonio no está aquí, tu si lo estas, y puedes divertirte y entablar conversaciones con quien desees, a mi lado eres libre de hacer lo que quieras, no soy tu cárcel, recuerda eso... –estoy por hablar y entonces Dorian se aleja un poco de mí, mira a las dos personas delante de nosotros. –Mi esposa se unirá con mis primos, ¿Les apetece otra copa? –ambos asiente, se encaminan y Dorian me vuelve a mirar. –Libre... Pasa a mi lado, dejándome un poco confundida y a su vez con una tranquilidad dentro de mí. . Me hecho a reír con un comentario de Marco y entonces tomo otra copa, hace un buen rato Dorian dio un bonito discurso, lo vi siendo tan humano, tan comprensivo, de todas las personas, jamás pensé que mi esposo hiciera todo esto porque siente que de este modo llena el vacío que sus padres dejaron cuando él era joven. Tamara me explico un poco de que va todo esto y saber que quien dio la idea y la llevo a cabo fue Dorian, me deja saber que la verdad él es bueno, a su modo, pero si lo es. – ¿Quieres dar un paseo por el jardín? –observo a Tamara. –Me dejaron saber que lo han puesto muy bonito, con fuentes y flores, ¿Damos un vistazo? –Me encantaría. – ¡Bien! Dejemos a Marco aquí y demos un paseo por el jardín. Ambas salimos, hablamos de cualquier tema en el proceso y al salir del lugar lleno de muchas personas, increíblemente se siente un silencio que da paz y entonces suspiro. Tamara ríe un poco y avanza, yo la sigo y la verdad es que este jardín es precioso, tiene muchas flores, tres fuentes y se nota el dinero que fue invertido. De este lado no hay muchas personas, observo a Tamara tomar asiento en una banca y me uno a ella. –Creo que lo único que faltaría en este lugar, es un espacio donde las personas puedan tomar asiento en grupos y no por separado –comento, Tamara me observa. –Tengo un poco de conocimiento en esos detalles, era quien en parte ayudaba a organizar las fiestas en casa de papá –Osea, se te da lo de organizadora de eventos –rio un poco y niego. –No ha ese nivel, pero si me agrada tener ideas, decirlas en voz alta, que sean tomadas en cuenta y verlas realizadas –la pelinegra sonríe. –Mi último evento fue el cumpleaños dieciséis de mi hermana Sully, hace casi dos años. – ¿Por qué? –cabizbaja sonrio. –A papá no le agradaba que yo hiciera ese tipo de cosas, debía estar enfocada en otras y no en organizar eventos, así que, desde esa vez, no expreso mis ideas. –Vaya, Antonio Torrens sí que es todo un... –niega y sonríe. –Cambiemos de tema para que no te sientas mal, ¿Si? –sonriente asiento. –Y bien... ¿Alguna vez te llegaste a enamorar? –pregunta así de pronto, le miro y luego vuelvo la mirada al frente. – ¿La verdad? No, nunca tuve oportunidad de sentir eso... –Tamara bufa. –Aunque... – ¿Qué? ¿Quién? –rio un poco. – ¿Cuenta cómo amor haberme enamorado de Josh Hutcherson en Los Juegos del Hambre? –Tamara ríe. –Larga vida a Peeta Mellark –ambas alzamos las copas, reímos. –Pero no, no cuenta –volvemos a reír. –Debiste haber tenido algún romance en secundaria, Eva, no puedo creer que no. –Fui educada en casa, Tamara –eso le toma por sorpresa, asiento. –Por suerte mis hermanas si están experimentando eso, ir a un instituto, hacer amigos, disfrutar su adolescencia. – ¿Tu madre estuvo de acuerdo con ello? –niego. –Nunca, pero no podía hacer nada, no saber de ella desde que se marchó es duro, después de un largo tiempo para nosotros Beatrice ha sido la única esposa buena y agradable que ha soportado a papá por mucho tiempo, la queremos mucho. –Supe de la desaparición de Elena, lamento eso profundamente, se cuánto uno necesita a su mamá en los momentos difíciles... –asiento, agradezco la empatía de Tamara. –Por otro lado, Beatrice es una agradable persona, me cae bien. – ¿La conoces? –asiente. – ¿De dónde? –De por ahí, eventos y ese tipo de cosas –asiento, un móvil comienza a sonar. –Discúlpame un momento Eva, debo responder esta llamada. –Adelante, acá te espero. Tamara se aleja más o menos y yo me quedo disfrutando del olor de las flores, la brisa nocturna y esta agradable soledad que hacía mucho tiempo no disfrutaba. En casa, siempre estaba rodeada de personas, institutriz, trabajadores de la casa y de papá, nunca estaba sola, no se me permitía tener un leve descanso, tenía que mantenerme ocupada en cualquier cosa que fomentara conocimiento para mi futuro, ¿Y de que sirvió? Si estoy casada con alguien que no quiero y con quien debo hacer una vida que tampoco quiero. Cierro mis ojos, tomo una bocanada de aire y con mis labios entreabiertos dejo salir con lentitud el aire en mis pulmones. Una sonrisa se forma en mis labios porque no puedo creer que esto que es tan simple me de tanta calma y me agrada sentirme de esta manera, libre. –Tiene una muy bonita sonrisa, señorita... –abro de golpe mis ojos y al ver a mi lado izquierdo, visualizo a un hombre alto en un traje n***o y su camisa blanca. –Disculpe mi atrevimiento. –Buenas noches... –digo, pero solo visualizo su perfil, tiene una capa no tan gruesa de barba, su cabello estilizado hacia atrás y cuando el viento sopla, el olor de su perfume es suave y agradable. –Disculpe pero, ¿Qué ha dicho después de lo de mi sonrisa? –lo veo sonreír de lado. –Señorita... –lo dice en italiano y comprendo. –Lo dije en español, mis disculpas. –Se escuchó interesante –digo con honestidad. – ¿Es usted un benefactor? –Si se podría decir de ese modo, si... –cuando me da el frente siento como de inmediato me deja sin aliento. Es un hombre muy guapo, una nariz perfilada, unas cejas densas y oscuras como su cabello azabache, el color de sus ojos es muy difícil de visualizar pero creo que incluso la forma de estos son un poco achinados, además, no me había percatado de que es grande, unos hombros anchos al igual que sus brazos. – ¡Eva! ¡Debemos irnos! –escucho a mi lado, me coloco de pie y me tambaleo un poco por la precipitación con que lo hice. – ¿Esta bien? –alzo la mirada, me percato de que el hombre esta incluso más cerca y sosteniendo mis manos. –Yo... –Eva... –espabilo, veo a mi lado. – ¿Todo bien? –Tamara tiene un extraño gesto en su rostro que no descifro, ¿Está asustada? –Sí, sí, todo bien, el señor aquí me ayudaba, por poco me caigo. –Entiendo –Tamara lo mira por un instante y luego me mira a mí. – ¿Vamos? Dorian pidió que nos fuéramos. –Si claro, vamos –veo a mi lado, suelto mi agarre de las manos del hombre y sonrio con amabilidad. –Gracias, buenas noches. –Hasta pronto, señorita... No entiendo lo que me dijo, pero el leve jalón que me da Tamara me vuelve en sí y de inmediato volvemos dentro. – ¿Dónde está Dorian? –pregunto. –En la entrada del lugar, debemos irnos. – ¿Ocurre algo, Tamara? –me mira de reojo, niega. Avanzo a su ritmo, pero camina muy rápido, incluso tropieza con varias personas y yo no comprendo nada, porque hace un momento todo estaba bien, pero ahora, siento una tensión a mí alrededor y es cuando de pronto todo ocurre. Las luces del lugar son apagadas, todo queda en una oscuridad tan densa que no visualizo nada, siento que toman mi mano, pero no se quien lo hace. Las voces de las personas se vuelven muy intensas, unos gritan que enciendan las luces, otros se preguntan qué ocurre y supongo que el resto está intentando salir del lugar. – ¿Eva? – ¿Eh? –busco a quien menciono mi nombre. –Venga conmigo –no reconozco esa voz. – ¿Qué? ¿Quién eres tú? –las luces parpadean pero es imposible ver quien toma mi mano. – ¡Suélteme! –el agarre lo afianzan más duro, tanto que mi mano duele, sacudo mi mano pero no me sueltan. – ¡Oiga, suélteme! –cuando hago fuerza para soltarme, lo logro pero caigo de trasero en el suelo. – ¿¡Eva!? – ¿Dorian? –siento su agarre en mi cintura, me ayuda a levantar. – ¿Qué ocurre? – ¡Ven conmigo! Y tropezándonos con quienes se nos atraviesa logramos salir, las luces una vez más comienzan a parpadear y saliendo por una puerta de emergencia, la claridad vuelve. –Dorian, ¿Qué ocurre? – ¡Sube en ese coche, yo voy detrás de ti, tu solo mantente tranquila! ¿Bien? – ¿Cómo voy a mantenerme tranquila si tu estas alterado? –veo a todos lados, es un estacionamiento con pocos coches. –Luego hablamos, ¡Sube al coche! –cuando la puerta del coche es abierta, soy subida en este y los repentinos gritos de las personas dentro del lugar me alteran. – ¡Dorian! –y cerrando la puerta del coche donde yo me encuentro, este sale del lugar y me quedo muy preocupada.
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