Capítulo 7||

2776 Words
Emma Jackson Observo desde las escaleras a papá parado frente al mesón de la cocina teniendo una trivial conversación con Ewan, quien esta sentado sobre dicha repisa comiéndose un sándwich, mientras Amelia prepara más. Termino de bajar las escaleras y me acerco hasta ellos, captando la atención de todos. —Te ves hermosa cariño, estamos preparando algo de comer, ¿Quieres que te prepare un Sándwich? —Me dice Amelia en cuanto fija su mirada en mí, sin dejar de hacer lo suyo, yo niego con una sonrisa sin mostrar mis dientes, y susurro un leve gracias bajo. Los ojos verdosos de Ewan se mantienen sobre mí, con un gesto de confusión en su rostro. —¿Por qué estas vestida así? Vas a enfermar. —Reprocha, sonrío, y me acerco hasta remover su cabello, provocando que su gesto se transforme en uno molesto. —Me estas despeinando... —Se queja, sacandonos una sonrisa a todos. —Yo y el abuelo jugaremos vídeo juegos. —Me suelta con suma emoción, con un leve brillo reflejado en sus ojos. Recién esta tarde Adam le regalo un vídeo juego de Mario bros a Ewan bastante fácil y manejable para su edad, por lo cual esta súper alegre y no deja de sonreír, alegría la cual sin duda me contagia a mí y a papa, quien no sabe nada de el encuentro con Aron aún, le pedí a Adam y Amelia que no le comentarán nada, ambos no se mostraron muy de acuerdo pero aún así respetaron mi decisión. —El abuelo y yo. —Le corrijo sin poder evitarlo. Él frunce su ceño al instante. —¿Y yo no? —Pregunta de inmediato, provocando que papá, Amelia y yo riamos. —Tú sí cariño, quiero decir la forma en que se dice, pero bueno, estas muy pequeño para entenderlo, luego lo entenderás. —Le respondo, sin dejar de sonreír. Él mantiene su rostro confundido por tan solo unos segundos, luego encoge sus pequeños hombros y continúa comiendo. El particular pitido del auto de Hash llega hasta mis oídos. —Ya me voy, estaré aquí en dos, quizás en una hora. —Aviso, mientras deposito un beso en la frente de Ewan, el cual él limpia, por lo que vuelvo a besarlo. —Bien cariño, diviertete, y no tomes mucho alcohol. —Me dice mi padre y asiento para después salir con apuro, en cuanto escucho el segundo pitido del auto de Hash. Papá y Amelia estuvieron totalmente de acuerdo y muy felices de que saliera a divertirme por lo menos una noche, mi vida desde que llegué aquí solo se ha basado en casa, universidad y hospital cuando me tocaban citas. Salgo caminando algo incómoda con mis tacones, no tienen nada de plataforma, fueron un regalo de Amelia y hoy es la primera vez que los utilizo. Un vestido verde algo corto se cierne a mi cuerpo como otra piel, resaltando algunas de mis curvas y haciéndome lucir sumamente bien, tenía bastante tiempo que no me arreglaba así, mi cabello tan solo lo planché y dejé suelto. El rostro sonriente de Hash desde adentro de su coche, me hace sonreír igual. —Te ves genial... —Susurra con sorpresa. —Gracias, sin dudas tú también. —Respondo con sinceridad. —En serio, ¿Dónde dejaste a mi amiga con personalidad de ángel y apariencia de vagabundo? —Inquiere haciéndome rodar mis ojos. —No exageres. —Respondo frunciendo levemente mis labios, los cuales están pintados de un color vino intenso, en serio me encanta ese color. —No exagero y ya súbete, según Kell la casa esta inundada de chicos guapos. —Dice cambiando su voz a una más alegre, suspiro, hago caso a sus palabras y me subo a su auto de inmediato. ... —En serio recuérdame no subirme contigo jamás. —Reprocho bajando de su auto, con la mano puesta en mi estómago, a punto de vomitar. —Ahora eres tú la que exageras, ni siquiera estaba sobre los 100. —Hbla dramática, sabiendo que definitivamente si lo estaba. Caminamos al centro o más bien a la sala de su casa, es una casa bastante grande, no tan exagerada como una mansión, pero sin duda es grande. La música retumba por fuera de la casa y por un momento creo haberla visto moverse. Un guardia reposa en las afueras de la casa recibiendo la invitación o más la bonificación de los invitados, obviamente Hash y yo no tenemos problemas para entrar. A medida que nos adentramos en la sala la música se escucha cada vez más fuerte, la casa esta levemente decorada, un escenario algo mediano luce en el centro de la sala, la música que retumba en los altavoces es música suave y elegante, nada que ver con las músicas alocadas de las discotecas, esta definitivamente es una fiesta de gala, varios camareros se expanden por el lugar con una y algunos con dos bandejas en mano, Hash espera hasta que uno se acerque y toma dos copas en sus manos, me entrega una y la recibo a duras penas. El contenido de la copa consiste en champaña ligada con ron, me entero en cuanto le doy un sorbo a mi copa, haciendo una extraña mueca de inmediato, la cual le causa gracia a Hash. —Vamos a sentarnos en aquel sofá. —Dice Hash señalando con sus dedos uno de los sofás que están algo cerca del escenario. —Desde allá podemos cazar chicos que están sin duda para comerse. —Termina de decir para luego jalarme del brazo, mis pies tropiezan pero aún así no me permito caer, me duelen un poco las pantorrillas por lo cual no pongo pero a su invitación de sentarnos. En cuanto nos sentamos pongo la vista en él sofá frente a nosotras, donde tres chicos, sumamente guapos sin duda están sentados, dos chicas los acompañan, una de ellas esta sentada sobre uno de los chicos, el cual es pelirrojo, Hash también tiene su vista fija en aquel sofá, uno de los chicos de pelo castaño, ojos marones y mandíbula definida nos atrapa mirándolos, Hash le sonríe con picardía y el chico parece captar su invitación en seguida, ya que se pone de píe con su copa en manos y comienza a dirigirse hacía acá. Hash, no despega la vista de él y a medida que se acerca yo me siento más incómoda, se lo que viene después de ello, baile, escape, sexo desenfrenado, yo en la fiesta sola. Suspiro con pesadez finalmente él chico se detiene frente a nosotras. —Hola, hermosas. —Saluda con una sonrisa, la cual sin duda luce encantadora. —Hola guapo. —Responde Hash siguiéndole el juego, mientras que yo ruedo mis ojos, él chico posa la vista sobre mí y se ríe al notarlo. —¿Están solas? —Pregunta y Hash asiente con su cabeza más rápido de lo que yo logro articular la palabra "no". —¿Les gustaría unirse con nosotros? —Dice devolviendo su vista hacía sus compañeros, los cuales justo ahora tienen su vista fija hacía acá. —Claro. —Responde Hash. —Estamos bien aquí. —Me apresuro a decir. Hash me observa con desaprobación. —No seas así Emma, sólo compartiremos un poco con ellos. —Me reprocha con ojos suplicantes. Yo vuelvo a girar mis ojos. —Bien. —Respondo poniéndome de píe, el desagrado en mi voz es palpable. La sonrisa de Hash al igual que la del chico castaño se extiende. Nos dirigimos hacia su mesa donde los chicos allí, están hablando y riendo moderadamente mientras beben, su atención se dirige una vez más a nosotros en cuanto nos acercamos. —Chicos, ellas son... —Dice y nos observa a la espera de que digamos nuestros nombres. —Hash. —Responde Hash con una sonrisa extensa. Abro mi boca para decir mi nombre de mala manera pero el chico lo dice antes. —Y Emma. —Pronuncia observándome con una sonrisa. Yo me remuevo incómoda, mis pies me duelen cada vez más y la mirada de aquel chico sobre mí y de sus compañeros no ayuda. —Por cierto soy Fred. —Termina de decir. —Encantado chicas, yo soy Ben, ellos son Tyler, Emilia e Isabel. —Dice presentando a los demás, donde tan solo él otro chico sonríe, las chicas simplemente nos ven como perras que nos acercamos hacía sus huesos. Las ignoro y agradezco mentalmente la efusividad de su presentación. —Bien sentémonos por aquí. —Dice el chico castaño Fred, poniendo sus manos sobre la espalda baja de Hash y la mía. Yo me despego al instante, Hash camina tranquila junto a él al mediano sofá de al lado, yo me siento luego de ellos algo alejada. Sus amigos y él continúan su charla, y bebidas, las chicas junto a ellos continúan viéndonos a Hash y a mí con odio. —¿Ustedes son de por aquí? Nunca las he visto en el centro de la ciudad. —Nos pregunta Ben, con la clara intención de unirnos a la conversación, cosa que a mí no me interesa. Hash por el contrario sonríe, no ha dejado de hacerlo desde que aquel chico se acercó. —Sí, de hecho vivo aquí. —Responde, posando su vista en Ben, él chico pelirrojo quien le sonríe de vuelta. Mi amiga me observa, y ve la clara intención de no responder en mi cara por lo que continua. —Emma también es de por aquí, de hecho vive cerca, ¿Ustedes no son de por aquí o sí? tampoco los había visto nunca. —Vivimos en el centro de la ciudad, somos personas de negocios por lo cual es preferible que vivamos allí. —Responde el chico llamado, ¿Toler? con arrogancia, lo cual me hace arquear mis cejas, que arrogante. —Amm eso es genial. —Responde Hash, tratando de no dejar caer la conversación. Su móvil vibra en su cartera, por lo cual lo toma de su bolsa y lo saca para al parecer leer un mensaje. —Disculpen ya vuelvo, debo encontrarme con un amiga. —La incomodidad me abarca con todo una vez más. Muevo mis pies para ponerme de pie e ir con ella pero, las palabras de Fred me detienen. —Al parecer no eres de muchas palabras, ¿No? —Inquiere llamando mi atención, poso mi vista nuevamente por donde se fue Hash y ya no hay rastros de ella. —No. —Sonrío de manera fingida. —Ya veo... —Expresa con una sonrisa ladina. Abre su boca para seguir hablando, pero la voz del padre de Hash resuena en el micrófono, quitándole toda intención. —Muy buenas noches a todos. —Saluda moviéndose con confianza sobre el escenario. —Muchas gracias a todos por estar aquí, es para mí un honor que todos sean parte de esto, nuestra empresa les ha servido por años y ustedes nos han apoyado por años igual, por eso preparé esta fiesta, creo que lo más justo es hacerles saber que pronto nuestro negocio se extenderá por todo el mundo, en menos de un mes ya tendremos una nueva sucursal trabajando para todos en Boston. —Nos hace saber con una sonrisa, su esposa y Hash están a unos pocos metros detrás de él sonriendo igual. Los invitados aplauden ante la gran noticia. —Para culminar, quiero presentarles a un gran compañero y socio, él cual ha hecho posible todo esto. Un señor de unos cuarenta y pico, aunque de apariencia joven y elegante se acerca hasta el señor Handers, con dos guardaespaldas quienes se detienen en una de las esquinas cuando él señor les hace una seña. Él señor es de apariencia atractiva, cabello n***o y ojos verdes, lleva un traje sumamente elegante e impecable, se posa al lado del señor handers, quien le da una apretón de mano y una muy leve sonrisa. Le presta el micrófono y este lo recibe con un semblante de confianza. —Bien, buenas noches, para mí es todo un placer unir fuerzas y trabajar con mi socio Handers, gracias a todos por su apoyo, espero que sigan disfrutando de la gala. —Su voz se escucha gruesa y varonil. —Es un hijo de perra. —Escucho decir a Toler entre dientes, mientras llueven los aplausos alrededor. —Igual que su hijo sin duda. —Apoya Fred, brotando frialdad en sus palabras. —No hablen de él como si no fuera nuestro amigo. Es despreciable verlos actuar como hipócritas. —Espeta Ben con enojo, él ambiente se torna tenso y no veo mejor momento para marcharme que ahora. Me pongo de pie llamando la atención de todos. —Disculpen, iré al baño. —Miento, buscaré a Hash y le pediré que me lleve a casa, no tengo nada que hacer aquí, todo esto es súper anticuado y aburrido y además quiero volver con mi hijo. Ninguno dice una palabra, solo Fred asiente, me adentro entre la multitud de personas viendo a todos lados en busca de Hash, mi cuerpo se detiene abruptamente cuando la veo parada junto a su padre, madre, el socio de Handers y Aron. Todas mis tripas se remueven, mi cuerpo se paraliza y mis nervios se disparan, el temblor en mis piernas es sin duda una afirmación de ello. Me volteo con rapidez con la intención de encontrar la salida e irme silenciosamente pero todo eso se va a la mierda, en cuanto choco con uno de los camareros, al cual se le caen cada una de las copas de su bandeja, mi cuerpo cae contra el suelo, no solo por el choque sino por los a doloridos e incómodos que se sienten mis pies, la puta atención de todos se centra entre nosotros en segundos, la música en los altavoces se mantiene leve, por lo cual el sonido de las copas al momento de estrellarse hacen mucho ruido. Él chico se nota avergonzado y nervioso por lo que pueda pasarle, recoge los vidrios rotos con rapidez sin ni siquiera molestarse en mirarme. —Emma, ¿Estas bien? —Escucho la voz de Fred preguntar a mis espaldas. No respondo, la vergüenza se adhiere y comprime en cada fracción de mi cuerpo, siento una ligera picazón en mi mano izquierda, llevo mis ojos hasta ella encontrándola bañada en sangre con una cortada algo grande en el centro. Fred se agacha hasta mi altura y la sujeta con suavidad. —Debemos curarte esa herida. —Me dice enfocando su mirada en mi rostro. El ardor en mi mano es cada vez más fuerte, la atención de todos continúa sobre mí, por lo cual eso es un problema mínimo para mí ahora. —Oh por dios Emma, ¿Cómo demonios te hiciste eso? —Pregunta Hash con preocupación acercándose con su padre, madre, y socio de Handers e Aron atrás, quien nos mira con su ceño fruncido a Fred y a mí. —Todo un espectáculo, nunca faltan en las fiestas. —Escucho decir al socio de él señor Handers con burla. Los ojos de Aron continúan clavados sobre nosotros, por lo cual intento ponerme de pie y huir cuan rápido pueda, pero mis pies fallan, casi termino cayendo de bruces contra el suelo y dando un espectáculo mejor sin duda pero, los brazos de Fred en mi cintura evitan que aquello pase, intenta sacarme de allí, y la mano fría de Aron lo empuja con brusquedad alejándolo de mí, esta vez no hay nadie quien evite mi caída al suelo, los murmullos son todo lo que se escucha por grandes segundos, segundos los cuales se ven interrumpidos por la voz de Fred. —¿Qué mierdas te pasa? —Su voz se escucha cabreada. Aron lo ignora, se agacha hasta mi distancia, intenta levantarme, pero empujo su mano, el socio del señor Handers sonríe con diversión. —No me toques. —Le pido con frialdad irritada, sin levantar excesivamente mi tono. Aún así no hace caso a mis palabras, me levanta ante la mirada de todos, me coloca en su hombro sin importar mis gritos, puños y pataletas, Hash se mantiene observando todo en shock sin ayudarme o decir una palabra al igual que todos. Finalmente Aron se dirige a la salida bajo las miradas confundidas de todos excepto la del socio de Handers quien mantiene la diversión en su rostro. Los recuerdos de cada espectáculo provocado entre los dos en cada fiestas a la que asistía abundan mi mente, las lágrimas empapan mi rostro, no quiero revivir el pasado, no quiero volver a el...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD