Capítulo 17 — Saúl El amanecer me encuentra despierto, sentado en el borde de la cama, con la cabeza entre las manos. No he pegado ojo. La llamada a la policía del día anterior sigue repitiéndose en mi mente, una y otra vez. No me han dicho mucho, apenas que el caso estaba siendo revisado por una nueva unidad, y que agradecerían cualquier información adicional. Pero esa pequeña frase, “nuevas pistas sobre la implicada”, me tiene el corazón en un puño. La implicada. Marina. La mujer que destruyó mi vida. Me levanto, preparo el café, y miro por la ventana. Los niños aún duermen. El amanecer tiñe el cielo de un tono gris rosado, ese color que siempre le gustó a Laura. Me quedo quieto, escuchando el silencio de la casa. Antes me dolía. Ahora me asusta menos. Quizá porque empiezo a entender

