(((Bastián)))
Despierto con Sara en mis brazos, y con un pesar enorme en el cuerpo. Espero que nadie se halla ido, me odiaría si algo malo le sucede a Henry o a Elías.
Me levanto dejándola dormida, me meto a bañar, me cambio y sigue donde la dejé, sonrió, y no evitó darle un beso en sus labios. Me arreglo, para irme al comedor.
Bajo las escaleras mientras veo la pelea que tienen Cobra y Tormenta, las ignoro y sigo, a dónde voy.
Llegó al comedor para ver el silencio total, Henry está sentado en su lugar con la boca sellada, la madre de Sara está platicando con mi madre y los demás concentrados en sus conversaciones.
-No me iré-dice Henry al momento en que me siento-, lo hago por Sara y por mi madre.
-No me des explicaciones que no te pi...
-Dragón-dice Gusano al entrar en la estancia-. Hay problemas...
-¿Qué tipo de problemas?
Me hace la seña para que lo siga y allá voy, no quiero ni pensar en lo que puede llegar a pasar si uno de los que hay aquí decide irse, por un lado es bueno ya que sería una boca menos que alimentar o velar por su seguridad.
Después de un rato llego a dónde me dijo que fuera, suspiró al ver lo que es.
(((Axel)))
Veo como Sara alimenta a Félix, que no quiere comer sus verduras, ella le ruega y súplica mientras que conmigo Ares come tranquilamente.
-Sara...
-Vamos, Félix... Come un poco más.
-¡Ño!-le grita el pequeño.
Sara suspira, pero intenta darle de comer a Félix que saca de su boca el brócoli y lo tira al suelo.
Le cambió de pequeño y le empiezo a dar de comer que de forma milagrosa acepta lo que yo le doy.
-Me pregunto que será de estos dos que no respetan a su madre-se queja Sara, me río un poco, pero dejo que el pequeño Félix termine sus vegetales.
-Sara... No te sientas mal, tus hijos te adoran.
-Si como no.
-Axel.
Los dos giramos la vista por ver a Elisa haciendo otro intento de que hable con ella, pero que se vaya a la mierda. Jamás la perdonaré, aunque fue una gran ayuda para sacarme a Sara de la cabeza.
-¿Qué quieres, Elisa?
La decepción en su rostro es poesía pura, de la mejor que he visto.
-Nada, sólo venía a hablar contigo.
-Pues ya vez que no quiero hablar.
Se va con todo su ánimo por el piso que es donde lo pienso mantener.
Bajamos a cenar una vez que acostamos a los gemelos, la cena marcha bien aunque todavía hay disturbios por lo que pasó ayer en la noche, pero en defensa de Bastián, ellos tienen la culpa de que casi los corriera de aquí.
Regreso a mi habitación dispuesto a dormir cuando me detengo de manera rápida al verla en mi cama con un traje de encaje.
Camino a ella por respeto, pero antes cierro la puerta despacio, para no llamar la atención de nadie más. Llegó hasta el borde del colchón para que sus manos suban por mi pecho.
-¿Estás cansado?
Estoy por hablar cuando me besa, aún recuerdo sus labios, sus caricias y sus malditos gemidos que me hacían estallar de placer.
Intensificó el beso quitándome la ropa con su ayuda, poco a poco voy quedando desnudo o con sólo mi bóxer puesto, j***r, esto calienta más de lo que debería. Me recuesto en la cama y ella con esa maldita sonrisa de siempre, se quita la parte de arriba del conjunto. Sus pechos quedan libres, cosa que aprovecho.
Beso, lamo y acaricio zonas de su cuerpo mientras ella sólo gime y se moja, se empieza a mover como si ya estuviera yo adentro de ella.
Quitó lo que me separa de penetrarla, y ella lo mío, tomo uno de los condones que compre hace como un mes, me lo colocó con ayuda de ella, niega cuando la empiezo a acomodar.
-Soy quién tiene el control-dicho eso me voltea y ella misma guía mi pene a su entrada. Gimo al sentirla como la recuerdo.
Estrecha, cálida y jodidamente... perfecta. Empieza a moverse sobre mí elevando mi placer, sus pechos se mueven siguiendo sus penetraciones, j***r, disfruto tener está experiencia con ella. Gruñó cuando se detiene. Abro los ojos de golpe al no tenerla, pero asombra el verla en cuatro sobre la cama, no espero otra cosa y me pongo tras ella, pero no lo que piensa que haré.
-¡j***r!-ya había entrado en este sitio, pero no la había vuelto a hacer.
Aprieta las manos mientras estoy en esta posición.
-¡Axel!-grita y eso me excita más.
Logra estallar en un orgasmo que me arrastra junto a ella.
Nos venimos como nunca antes lo había hecho.
Me dejó caer en la cama y ella junto conmigo.
-Como siempre, eres el mejor en robarme orgasmos-dice acomodándose sobre mí.
-Anto... ¿No crees que ya es tiempo de que les digamos a los demás de esto?
-No le voy a decir a mis hermanos que vengo a qué me cojas.
-Anto... Sí no le dices mínimo a Bastián que esto se arregló y que eres la mujer que provoca los gemidos que se escuchan por el pasillo, se acabó.
-¿Es en serio?
-Muy en serio.
Hace una mueca y recoge sus cosas para cambiarse, una vez que está lista va a la puerta para asegurarse que no haya nadie, y se va sin decirme nada.
Esa es mi cláusula para que esto siga.
Suspiró y voy a bañarme. El agua me quieta el sudor, la saliva, y todos los residuos que pudo dejarme Antonella. Salgo para toparme a Elisa, con una blusa cortita de encaje rojo, y un calzón a juego que juntos me provocarían de no haber arruinado todo antes.
-Vete de mi habitación-gruño colocando mi ropa sucia en su lugar.
-Quiero que me cojas.
-Ni de chiste-simplifico acomodándome la toalla en la cintura.
-Axel... Sé que te lastimé, ¿Cuánto tiempo más tiene que pasar para que me perdones y entiendas que me enamoré de ti?
-Nunca más volveré a caer en tus redes, Ratita-sus ojos se llenan de lágrimas que no caen-, así qué puedes irte a la mierda. Y dejarme en paz.
Sus ojos ya no soportan y dejan que las lágrimas surquen por sus mejillas sin consideración con el maquillaje que lleva en los ojos.
-¿Qué esperas para irte?-toma la bata que dejo en el sillón que tengo aquí en el cuarto y se va.
(((Elisa)))
Mis lágrimas caen mientras me quedo del otro lado de la puerta, escuchando como se alista para irse a dormir.
Con el mayor dolor de mi corazón regreso a mi habitación donde está Dorian con una sonrisa triste, puesta en sus labios.
-Sabes que ya no le importas-dice mientras cierro la puerta.
-Tengo la esperanza de que me perdone.
-No lo hará... Axel, no es de los que perdonan.
Lo sé.
Suspiró y me siento en el borde del colchón.
-Quiero estar sola, Dorian.
-Elisa...
-Quiero estar sola.
Se levanta y se va.
Todos se equivocan con el apodo que me puso Oso Blanco, se supone que mi hermana gemela era la Rata y yo... Bueno... A mí nunca me pusieron uno, para ellos era Elisa o... ¿A quien engañó?, yo no pertenezco a este sitio, Rata murió hace unos años, yo no pertenezco aquí, tengo mi título en administración, puedo salir de esta mierda ya que Melody está muerta y ella era la Rata. Tomó una maleta, y empaco las pocas cosas que yo junte y compré mientras estaba aquí.
Doy otro suspiró antes de salir totalmente de mi habitación. Me agacho y dejó la carta para Sara, voy a la siguiente habitación que es de mis destinos antes de irme, se la dejo a Dorian y la última para Axel.
Está es la que me duele más, pero la dejo.
Camino en dirección a la salida.
Hay varios de los chicos despiertos, la mayoría trabajan para Alexey así que les digo que me tengo que ir, y uno de ellos accede a llevarme.
El camino me es nada comparado con lo que siento, llegamos a dónde le digo, y me ayuda con mi maleta, él sabe quién soy, todos saben lo que hice.
-Adiós, Lisa.
-Adiós, Andrés.
El auto se pierde al final de la calle, me interno en el hotel y pago un cuarto para mí sola. Subo hasta mi habitación y me encierro, busco un vuelo que me lleve de regreso a mi hogar en Nueva York.
Cuando accedí a tomar el lugar de mi hermana lo hice porque sólo debía de cuidar a Bastián cuando género el imperio que tenía, sólo debía hacer eso. Pero después llegó Sara, y los gemelos... Y... Dorian... Además del único amor que he tenido. Que ahora me odia por no haberle dicho la verdad. Y la única amiga que he tenido de verdad también me odia.
Nunca debí tomar el lugar de Mel. Nunca debí de quitarle el lugar a la Rata.
Por algo le decían así a mi hermana.
Me meto en la ducha una vez que compre el vuelo que sale en la mañana. Regresaré al departamento de mi madre... Y veré si me regresan mi trabajo en la empresa de Charly.
Creo escuchar un ruido en el cuarto, pero tal vez sea mi imaginación, aquí no hay nadie más que yo.
Me cambio y salgo del baño, lo veo y un dolor atraviesa mi corazón, está sentado en la cama, con una sonrisa triste. Lo ignoro ya que me causa mucho dolor verlo.
Finjo que no está y hago mis cosas normales.
-¿Seguirás fingiendo que no me has visto?
Lo ignoro y sigo arreglando mi maleta, una vez que está cerrada me voy a la cama para dormirme.
-Elisa.
Me enfado de escuchar que busca una forma de que le hable. Me levanto y abro la puerta.
-¿Qué esperas para irte?-le digo cómo él me dijo hace unas horas.
No se levanta.
-Vete-le vuelvo a repetir-. Sólo vete.
-No.
-¿Para qué te quieres quedar?
-Elisa...
-Haré lo que me pediste... Te dejaré en paz, me iré a casa, ya nunca me vas a ver de nuevo.
Su cara cambia, pero ya no me importa.
-Vete, déjame en paz. Ya no te seguiré molestando.
No responde, me enfado y mejor decido irme de una vez al aeropuerto, tomo mi maleta y me encamino a la puerta, cuando de la nada me jala y azota la puerta. Cierra con seguro, estoy por replicar cuando me besa. Por primera vez en meses, sus labios están de nuevo en los míos. Mis manos suben por su cuello y las de él bajan a mi cintura.
No, no, no puedo ser tan... Me separó del beso pero él no parece querer dejarme ir.
-Es hora de que me vaya y que sigas tu vida... A mí ya no me quieres en ella.
-Elisa, sí vine aquí es por qué no quiero que te vayas.
-¿Para qué?-le recalcó-¿Para qué sigas acostándote con Antonella? No Axel... Ya sé a quien escogiste y esa no soy yo. Me iré a casa, ya fue suficiente de fingir ser Melody, yo no soy mi hermana. No soy la Rata. Y ya no quiero seguir pidiéndote perdón, y que me sigas rechazando y diciendo palabras hirientes... Prefiero irme a casa y estar como siempre lo he estado.
Sola.
-Entiende, que no fue fácil descubrir que trabajabas para Oso Blanco-dice antes de que tome mi maleta-, para Sara eras una de sus más grandes amigas, y para mí... Bueno, creí que me eras sincera, estaba dispuesto a tener esa bebé, estaba dispuesto a casarme con una mujer que... Nunca debí confiar en alguien que no sea amigo. Por qué las mujeres que amo me hicieron sentir de la mierda.
Niego ante sus palabras.
-Adiós, Axel.
Salgo por la puerta y camino en dirección a la salida, tomaré un taxi y me iré.
Me toman de una mano, para finalmente cargarme e irme besando mientras nos conduce de regreso a la habitación. Cierra la puerta para que ambos nos despojemos de la ropa. Me quita lo que puede y con lo que puede, yo no me quedo atrás, le quitó su bonita camisa.
Lame mi cuello, pero al instante muerde esa parte, un gemido abandona mis labios, me voltea en la cama para besar mi espalda, dejando besos castos en la piel que arde por la temperatura que tenemos.
Baja hasta casi llegar a mis glúteos, gruñó cuando me abre las piernas y me pone con el trasero para arriba, sus labios los siento para después usar su lengua en mi entrada, tentando y lamiendo, pero al mismo tiempo penetrando con ella.
Mis gemidos salen libremente por mi boca, un delicioso orgasmo me arrastra, y no evitó el venirme en su boca.
-¡Axel!-gimo alto, sin ningún pudor.
Me da la vuelta para acomodarme y empezar a embestirme, mi cuerpo está en la sensación del orgasmo, pero agradece el que este en mi interior. Es rápido y algo rudo al momento de meterse en mi cuerpo, más no digo nada por qué me gusta.
Así es como me gusta.
Ambos llegamos en poco tiempo, pero aguantamos lo que podemos a pesar de que por el esfuerzo se está volviendo lento.
-Córrete, sé qué quieres hacerlo.
-No hasta... Que... ¡Ah!-j***r.
No tiene porqué lamber mis pechos. No digo que no me guste es sólo que con eso adelanta mi orgasmo.
-Vamos, cariño-me insista, pero quiero que siga-, vamos, muéstrame que tanto te gusta que te haya perdonado.
Me vengo sin consideración a sus palabras.
-¡Ax...!-calla mi orgasmo con sus labios, y mis palabras se las traga él.
Se deja caer a mi lado una vez consumado ese rico orgasmo. Pero lo que hace me sorprende, me sube sobre él para embestirme, más no para cogerme de nuevo, solo para tenerlo adentro de mí. Así nos quedamos dormidos.
Desnudos y con su pene metido en mi v****a.