El departamento de Jayden estaba tal cual lo recordaba; igual no creo que en un mes pueda cambiar mucho, me sentía nerviosa, no podía negarlo, íbamos a demorar minutos, quizá horas hablando de lo que sea que vamos a hablar, eso lo daba por hecho y tenía miedo de meter aún más la pata, tenía miedo de herirlo por completo. - Toma asiento, ¿quieres algo de tomar? Íbamos a un café, ¿quieres uno? –negué con mi cabeza, mientras me sentaba en el cómodo sofá, prefería no molestarlo, no era necesario tomar café justo ahora, pues no estábamos en un funeral, aunque por nuestros rostros eso parecía. - Así está bien, ¿de qué quieres hablar? Y ¿por qué en tu departamento? ¿Por qué no el café que dijiste? –pregunté cruzando mis piernas, una sobre la otra y él se sentó en el sofá individual que estaba

