Bajo asedio

1717 Words

El anochecer cayó sobre la Mansión Altamirano con una quietud engañosa, como si la misma casa contuviera la respiración. Luciano Montenegro, recluido en su cabaña para empleados al fondo de la propiedad, contemplaba la penumbra a través de la ventana. Sentía que las horas pasaban con lentitud, pero su corazón palpitaba a ritmo acelerado, inquieto ante lo que pudiera depararle la noche. Mientras Luciano sentía cómo su mente era arrastrada por un remolino de pensamientos confusos, el teléfono vibró repentinamente sobre la mesita de noche, provocándole un sobresalto que recorrió su cuerpo como una descarga. Con una mezcla de curiosidad y recelo, observó la pantalla; un número desconocido le había enviado un mensaje. Algo en él le decía que debía ignorarlo, pero su instinto fue más fuerte. Al

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