De chef a, lavar platos

1437 Words

La primera mañana en Caracas Deluxe fue un mazazo de realidad. El contraste con Altamirano Gourmet era brutal. Allí no había familiaridad, ni calor, ni respeto ganado. Solo una cocina impersonal y bulliciosa donde los empleados corrían como engranajes enloquecidos de una maquinaria sin alma. La atmósfera olía a mantequilla dorada, reducción de vino tinto, cebolla caramelizada y grasa acumulada. Pero ese aroma que antes la hacía sentir en casa, ahora era solo una sombra de lo que fue. Linda recibió un delantal grueso, unos guantes de hule y una orden clara: “A los lavaplatos. Y rápido.” Las dos primeras semanas fueron un suplicio. Quince horas diarias sumergida entre montañas de ollas sucias, bandejas grasientas y cuchillos mal lavados. A veces, ni siquiera tenía tiempo de sentarse a comer

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