Hago lo que me pide con mis nervios yéndose al diablo mientras quitó el vestido que cae libremente por mi piel. Quedo expuesta para mi Amo, que me observa con ningún gesto en su bello rostro.
-De rodillas-lo hago, pongo mis pensamientos de lado para hacer lo que me pide.
Se acerca a mí antes de lo que pensé que lo haría, se detiene a cierta distancia y sus pasos lo llevan a dar círculos a mi alrededor como un depredador lo haría con su débil presa. Creo que eso soy para él en este momento. Una presa que espera devorar con ímpetu y que nada se le interponga.
-Te ves sumamente hermosa... Pero, te falta el color rojo-trago-... Lástima que hoy no puedo cogerte como me gustaría, así que te irás a casa...
-¿Por qué no puede cogerme, señor?-lo escucho sonreír, después se pone a mi lado.
Toma mi cabello para levantarlo con una fuerza que me hace jadear.
-Por qué necesito saber que no tengo riesgos al cogerte. Por eso.
-Estoy sana-reniego y él se salta totalmente de mí.
-Cuida tu linda boca-aprieto los labios-, no me gusta que se me cuestione y si te llevo al médico es para ponerte el anticonceptivo con el más cómodo nos sentamos.
Asiento bajando la cabeza.
-Toma-me pasa el vestido. Que no vi cuando lo recogió.
Lo agarro y lentamente lo meto de nuevo en mi cuerpo.
-Kian te llevará a tu casa y duerme porque mañana iremos al médico.
Asiento y me voy con Kian que me espera en el vehículo n***o.
Pero voy algo decepcionada quería pasar de otra manera está noche, pero es cierto necesito un método anticonceptivo no seguir usando condones que no se siente igual a tener algo directo a tener un pedazo de látex en mi interior.
{=}
Me lleva al médico en la mañana me pidió lo mismo de ayer, sin mi ropa interior, me siento incómoda al usar la falda sin usar mi calzón o mi sostén.
Subimos por el ascensor de cristal que muestra las calles cercanas del hospital.
Su mano se enreda en la mía y no dice absolutamente nada.
Avanzamos cuando las puertas se abren al llegar al consultorio de la doctora que me atenderá parece que Axel ya lo conoce porque no pide permiso al entrar.
-Hola Manuela.
-Hola Axel.
No me gusta como uso su tono de voz con Axel.
-Ya sabes a lo que vengo y me gustaría que te dieras prisa.
-Tranquilo querido-se mofa la doctora.
La doctora empieza a tratarme como si fuera una prostituta, mis preguntas las hace muy personales o hace que suenen así.
-¿Parejas sexuales?
-Una.
-¿A qué edad comentaste tu vida s****l?-la mato.
-Diecinueve-de tan concentrada que estaba contestando las preguntas no me di cuenta que Axel no se salió del consultorio.
Estuvo escuchando todo mientras le respondía a la doctora.
Mierda.
-Bueno termine con las preguntas-al fin-pasaremos a otra cosa.
Se levanta y la sigo porque es a mí ala que le pondrá no sé que para no tener hijos porque sana si estoy.
-¿Has usado algún método anticonceptivo?-me pregunta como si fuera una niña que acaba de tener relaciones sexuales con su novio.
-Mi pareja la usaba yo no-la abstinencia más que nada.
-¿Cuál usaban?-hija de perra.
-Condón.
-El mejor y el más común-la mato, si lo hago nunca la encontrarán-. ¿Cuál te gustaría usar a ti?
-La inyección está bien Manuela.
Su voz sonó fría y seca.
La sonrisa de la doctora se borra y pasa a buscar la inyección. Podría haber mandado al diablo a esta doctora y a ver ido con mi prima, pero no, lo hago porque no quiero hacer enojar a Axel antes de empezar con lo que me tiene como una niña esperando su regalo.
Me inyecta y solo hago una mueca, nunca me ha gustado que me vacunen es horrible para mí y uno de los miedos más grandes que siento.
Regresamos a mi departamento y me permite ponerme ropa interior, con el pretexto que iremos a trabajar.
Me pongo mi sostén y mis amados calzoncitos... Hoy es viernes. Mierda con estos no puedo. Tomo los más sexys que tengo, me pongo mi shorts arriba de ellos y vuelvo a poner la falda, bajo de prisa cerrando con seguro mi puerta.
Subo al coche que nos lleva a la empresa donde todo el mundo me ve bajar de su auto con él a mi lado, me separo unos pasos para caminar tranquilamente y no se mal...
Pone su brazo en mis hombros y camina así conmigo hasta entrar en la empresa en la que ambos somos el centro de atención, me incomoda un poco pero después ver la sonrisa que lleva en sus labios... Al diablo con los demás.
Camino fuera de su agarre para poner que ya entre en el verificador y no me descuenten mi hora más de lo que ya hicieron con las anteriores.
Me regreso con Axel que sin previo aviso me besa los labios. Envidia de las demás sin duda.
Se separa de mí y me sonríe descaradamente.
-Aquí no.
-Puedo dártelo donde yo quiera-me recuerda pero de una manera juguetona.
-Dijiste que no iba a cambiar la relación-arquea una ceja mientras sonríe.
-Tal vez un poco-me vuelve a besar y así nos guía hasta el ascensor.
No sé cómo demonios logra detener el ascensor sin interrumpir el beso.
-Te quiero en mi oficina en unos veinte minutos-me dice mientras corta el beso.
-¿Con o sin ropa interior?-me besa de nuevo.
-Con nada de ropa.
{=}
Llega media hora después de lo que me dijo que tardaría, estoy como me pidió, sin nada de ropa. No se acerca a mí de primero sino que presiona un botón en el escritorio y todo el cuarto se hace oscuro, escucho solamente sus pasos acercándose a dónde estoy sentada.
-Levántate y siéntate en mis piernas como lo hiciste ayer en mi casa-ordena y son mi pan de cada día.
-Sí señor.
Hago lo que me pide, a pesar de la oscuridad puedo verlo y sentir muchas cosas que hace con mi cuerpo.
Sus labios recorren mi cuello y poco a poco van bajando a mis pechos, para después lamer cada uno de ellos, me arranca un gemido, el cual lo hace sonreír contra mi piel.
-Quitamela la ropa-más parece una petición que una orden.
Desabrochó su cinturón porque hay algo que quiero antes de de ver el tamaño de sus pectorales antes que nada. Pero no puedo con él así que decido quitarle el saco que es lo que más me urge, el teléfono de su oficina suena. Interrumpiendo el momento.
La primera llamada la ignora pero no la segunda, me pide que me levanté de mala gana y yo solo me quito pero no detendré mi tarea, me acerco a él y bajo el pantalón que al estar sentado me lo impedía.
-Dime papá-el pantalón cae al suelo-. No, dile a Gabriel de eso o a Paulina.
Me tomo el atrevimiento de besar su cuello y su reacción es cerrar los ojos y dejarse envolver por mis labios.
-No-un botón luego el otro y él cabrón no deja el teléfono-. Papá, si lo firmo, no obtendré ningún beneficio de firmar con Jaden. Firma tú o que firme Paulina. Yo no le voy a firmar nada.
Bajo lentamente por su abdomen para pasar mi lengua por toda su piel y después los labios, está aguantando gemir por respeto a su padre en el otro lado de la línea.
-Está bien papá, iré a la cena de sus padres-baja la vista a dónde estoy y me sube hasta su cuello-. Llevaré a una amiga, que dormirá conmigo así que no hay necesidad de que a listen una habitación para ella-me vuelve a dejar en mi libertad y vuelvo a hacer lo mismo que hice hace unos momentos-. De acuerdo, y no, no es una de mis tantas amigas con derecho.
Retrocedo para verlo sonreír cinicamente ante su comentario.
-¿Qué?-no sé si va para su papá o para mí-papá luego te hablo que... Tengo unos asuntos que terminar.
Cuelga la llamada, me doy la vuelta cuando me toma y me junta contra una pared, pasa su mano por mi piel de la espalda y arrastra hasta mis glúteos.
-Me estabas excitando mi niña-se junta y siento lo que hay bajo la delgada tela de sus boxers-. ¿Sabes que me estaba costando mucho no besarte y hacerte lo mismo que me estabas haciendo?
-Perdón señor.
-Lo sentirás en unos momentos-me gira y me empieza a besar como sino hubiera un mañana.
Qué no lo haya.
Descaradamente bajo la tela de sus boxers, y él me lo permite, me vuelve a girar sin aviso y en una sola embestida entra en mi cuerpo.
Araño la pared con fuerza, por la fuerza con la que entra y sale de mi cuerpo, seguidas y sin compasión, rápidas y fuertes que me hacen estallar de absoluto placer. Gemidos mas gruñidos igual a una habitación llena de placer.
Estoy por venirme pero él me avisa que no lo haga que si lo hago lo pagaré caro.
¿Aguantarme algo que es la primera vez que lo haré? Está loco pero debo obedecer.
Una tras otra y mi orgasmo está próximo a salir y él parece no detenerse ante cada una de las embestidas que me descolocan de mi persona.
Se viene en mi cuerpo y no evito sonreír contra la pared al sentir su gruñidos contra mi piel y mi nombre en sus labios.
Minutos más me vengo yo y ese es un... Pum... Mi orgasmo fue una explosión de placer y cansancio.
Y ese primer orgasmo me lo dio Axel Evans.