El auto se detuvo en otro centro comercial. Pavel y Alessia bajaron para comer, aunque el ambiente entre ellos no era el mejor. Pavel continuaba lanzando sus típicos comentarios sarcásticos. —El camisón de seda roja te quedará perfecto... No puedo esperar para desenvolverte —dijo con una sonrisa burlona. Ese bastardo se reía constantemente de ella. Alessia ya no podía soportarlo. Había tenido suficiente de ese trato. No podía seguir soportándolo. —Disculpa un momento, tengo que ir al baño —dijo, conteniendo su molestia. —Ve con los guardias. No es seguro que andes sola, tenemos demasiados enemigos —respondió él sin prestarle demasiada atención. Ella asintió. Fue al baño escoltada por los guardias, pero les pidió que esperaran afuera. Sabía que había una puerta de salida en la parte tr

