*HABLA, LUCERO* Llegamos a la hacienda, al subir a mi habitación para bañarme y cambiarme, ya que Alejandro me dio permiso para ir donde mi padre, rogándole a Dios que ya haya reaccionado, no me quiero ir y dejarlo en esa condición, he leído que si se le habla a ese tipo de pacientes ellos encuentran el camino de regresar, sé que mi padre me ama y verá la forma de despertar. Abro la puerta y con la sorpresa que una mujer está completamente desnuda sobre la cama, ella me ve y como que no tiene vergüenza, solo me hace una cara de disgusto. —¡Maldita criada es que no te han enseñado a tocar! —Me dice después de que yo pegue el grito. — ¿Quién es usted? —No te importa. —¡Santo Cielo, ponte la ropa! —Exclama, Alejandro al entrar a la habitación. —¿Quién demonios es esta mujer que entra as

