SIMPLEMENTE DORMIR

1542 Words
*HABLA, ALEJANDRO* La yegua que compre hace poco me acaba de dar un potro, la suerte esta de mi lado, la hija de mi capataz es una chica extraordinaria, ver una mujer así es raro verla en estos tiempos donde la vanidad envuelve a las mujeres, me ha gustado estarla molestando, aunque no lo voy a negar la chica me pone duro. Estoy agregándome para recibir a los socios que tengo del lavado de activos, no tardan en llegar, le di instrucciones a Toya para que los atienda, después de la reunión hablaré con Marcos para asignarle un sueldo a su hija, estoy listo para la reunión, salgo del dormitorio cuando escucho a los hombres reír y decir tonterías cuando me asomo para ver la primera planta, miro al Choco, sujetar de la mano  a la chica, me enciende la sangre de inmediato ver sus sucias manos sobre ella, bajo con la intención de darle una lección por tocar algo que es de mi propiedad sin mi permiso. La chica corre hacia mí y se refugia detrás de mi cuerpo, le ordeno que se encierre en algún dormitorio, no es bueno que ande por aquí en este momento, miro al, choco con mi mirada de asesino, saben que no hay segundas oportunidades cuando me hacen enojar. —La chica me provoco, aquí todos son testigos. —Saben que me molesta que toquen lo que me pertenece. —¡Solo es una sirvienta! No es para tanto —Llévenselo, más tarde lidiaré con él. —Mis hombres entraron lo tomaron de ambos brazos y se lo llevaron al sótano. —¿Qué te pasa? —Dije que después lidiaré contigo, me has faltado el respeto. Él chocó me gritaba maldiciendo su suerte, pero tengo que darle una lección esto hace que ellos sepan quien es el que manda, los lleve al salón que tengo en la casona, para hacer las reuniones, estuvimos encerrados alrededor de tres horas, organizamos como avanzaremos en los negocios, los despacho para sus lugares y el colocho me recuerda que tengo un invitado en el sótano, me dirijo de inmediato. —Alejandro perdóname, solo quería exhibirme delante de los demás. —Tu exhibición te va a costar una calentada, para que aprendas a respetar, todo lo que ves aquí me pertenece, no lo puedes tocar con tus asquerosas manos, esto te va a enseñar que tienes que respetarme, denle una buena golpiza y luego lo van a dejar a su casa, solo espero que con esto aprendas. —Alejandro no puedes hacer esto por una maldita criada. —Estoy por abandonar el sótano cuando lo escucho decir eso, despreciando a la chica, me regresa y le doy un puñetazo en la cara, haciendo que mi mano sangre.  Salgo furioso, me envuelvo un pañuelo en mi mano para evitar el goteo de sangre, me dirijo a mi dormitorio para ver que me echo, abro la puerta y estoy por entrar al baño cuando la veo en posición fetal acostada en mi cama, vaya que sorpresa, pensé que estaría en otra habitación, ya veo que le es segura mía. Entro al baño buscando alcohol para echarme en la herida, me embroco el bote, arde un chingo, busco las gasas y me coloco una, luego salgo y ella sigue durmiendo, como que mi cama es muy confortable, esa joven despierta cosas en mí, pero jamás podría acercarme a ella, es la hija de mi mejor trabajador, no soy bruto que por una calentura pierda a ese hombre de confianza. Aunque no me quita el poder divertirme, su vestido está a medio muslo, me siento con cuidado para luego acostarme, con mucho cuidado ella se remueve, pero no se despierta, la abrazo con cuidado y ella se estira en mis brazos y se acomoda en mí como si yo fuera la almohada, me provoca risa, jajaja nunca creí que una mujer estuviera en mi cama solo para dormir, ella acomodó su cabeza en mi pecho, me quede quieto hasta saber que esta dormida profundamente. Me quedo en esa posición sin moverme, mirando el cielo falso, y mi mente llevándome aquellos tiempos donde era muy feliz junto a mi esposa e hijo, maldigo este mundo donde me he metido, que me ha llevado lo más sagrado que he tenido, desde ese momento morí con ellos, he vivido sin importarme nada ni nadie. Cierro mis ojos, siempre que lo hago la imagen de ellos se me hace presento, excepto hoy cerré mis ojos y nada me sentí relajado y con ganas de dormir, no supe en qué momento también me dormí, despierto porque siento asfixia, con pesadez abro mis ojos y la chica me tiene apercollado del cuello con sus brazos, ella duerme aún, trato de alcanzar mi celular para ver la hora. Al ver la hora me asusto, son casi las seis de la tarde, el capataz la ha de estar buscando, le doy un beso en la frente y me suelto de su agarre, no quiero que se asuste al ver que estamos juntos en la cama, esta joven pareciera que tuviera tiempos de no dormir bien. Entro al baño para darme una ducha, me siento relajado, dormí con una mujer sin follarla, increíble jajaja si mis camaradas se dan cuenta de esto dijeran que soy maricón jajaja, al salir ella está por salir de la habitación, me mira con sus ojos de recién levantada. —Encontraste cómoda mi cama. —¡Lo siento! No supe a qué horas me dormí, le juro que no era mi intención. —Eso no importa. —¡Dios! ¿Qué le pasó a su mano? —Esto no es nada. —Es una herida, déjeme buscar el mertiolate. —Ya me puse alcohol. —Ella hace caso omiso a mis palabras y se adentra al baño, terminé de secarme y me puse un pantalón de dormir, ella no se alborota ni se alarma al verme casi desnudo, eso me inquieta, otro tipo de mujer se tira encima o se tapa la cara, ella no es así. —+Siéntese! —trae un hisopo y el líquido rojo, toma mi mano y la pone en su regazo, sin malicia alguna, estoy sorprendido, por lo general las jóvenes de hoy saltan a la cama de un hombre por el dinero, no siento ni el ardor por estar viéndola como se dedica a trata la herida de mi mano.  Ella sopla para que se seque la medicina, yo aquí embobado viéndola, a ver si hay malicia en lo que hace, pero no, ella actúa con normalidad, viéndola bien ella no se ve como como las chicas de aquí, aunque su vestimenta sea humilde ella resalta, es sumamente hermosa, a pesar de que en su cutis no hay maquillaje ni todas esas cosas que las mujeres usan, en eso me llama la atención un peculiar lunar que tiene detrás de su oreja izquierda. —¿Es lunar ese que tienes detrás de tu oreja? —Si es de nacimiento, tiene forma de luna creciente o al menos eso me dijo mi papi. —Si eso iba a decir, muy extraño, Es mejor que te vayas tu padre te ha de estar buscando. —Es cierto, no se moje la herida ni se la cubra deje que el aire le dé para que sane más rápido, mañana se la volveré a curar, pase feliz noche, señor. Yo como buen paciente solo asiento con la cabeza, al verla salir a prisa de mi habitación, en eso recuerdo que es tarde y puede traerle problemas con su padre, salgo también detrás de ella, en eso la oigo platicando con Toya. —Que dijo mi padre. —Que te fueras, que en la casa te espera, tuvo que irse porque le avisaron que la puerta estaba abierta. —Gracias, señora Toya. La veo correr hacia la salida, esa muchacha tiene huevos para emprender viaje a pie para su casa, busco mi camisa y salgo de la casona, ella no se ve por todo eso, tomo una de las camionetas y cojo el camino que siempre usan para llegar a su casa a medio camino la veo que va corriendo, al ver las luces del coche se hace aún lado, se asusta al ver que me detengo, la miro con intenciones de dejar el camino y adentrarse en la maleza, en eso enciendo la luz de la cabina para que me vea. —Señor, Alejandro. —Sube, te llevaré. —No se moleste, ya casi llego —¡¡Que subas!! — Ella de inmediato habré la puerta y se sienta tímidamente—Como se atreve tu papá en dejarte que te vayas sola. —Yo conozco el camino, tuvo que haber sido alguna emergencia. —Más vale que eso sea, porque esto no se hace. —Llegamos a la vivienda, en efecto algo no pinta bien, ella no se percata de nada, se baja dándome las gracias, yo tomo mi celular. —Halo jefe. —Tráete unos hombres a casa del capataz. —De inmediato.  —Cuelgo la llamada, y busco la pistola en la guantera, reviso que esté cargada, ella ha entrado y no hay ningún tipo de ruido, esto no pinta nada bien.  
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