Capitulo IV

1494 Words
Ignacio Duque Sevilla, España. 02 de febrero de 2009, 8:00 am. Estoy besándome con mi novia en su consultorio, mientras que nadie nos observaba. Además, soy el dueño de la clínica, puedo hacer lo quiera aquí, aunque considero que eso es abuso de poder. -Sabes, me encanta saborear tus labios, ¿Por qué no me canso de ello? – me dice ella, extasiada de felicidad. -Bueno, será porque soy irresistible, prestigiado y guapo – me gusta ser bromista. -Ah, bueno, hay muchos que son irresistibles, prestigiados y guapos – me copia mi tono de voz – quizás tenga que probar con ellos, para deducir quién es mejor – me sonríe maliciosamente. -No, no creo que sea necesario – respondo inmediatamente. -¡Ja! Creo que ninguno de ellos, llega a compararse con un beso que me des a mí – me incita, acercándose más a mí. Volvimos a besarnos, pero esta vez fue más enérgico que el primero. Hasta que fuimos interrumpidos por una enfermera que entró sin avisar al consultorio. Me situé hacia un lado deteniendo el beso, y la pronta aparición de la enfermera irrito a Laura, pero supongo que debe ser de gran importancia la causa de la interrupción. -¿No sabes avisar? – dice Laura quejica. -Discúlpenme, no quise interrumpirlos – ella se avergüenza – pero tenemos una emergencia en la sala de emergencias doctor. -Ya voy inmediatamente – respondo – después vuelvo, Laura – la observo. -Está bien – ella responde, con los brazos cruzados a la vez enojada por lo sucedido. Salí corriendo con mi enfermera por los pasillos, espero que este paciente en emergencias tenga salvación. -¿Qué es lo que tiene ella? – le pregunto a ella. -Tiene dolor fuerte en el tórax y la presión arterial muy alta, perdió la capacidad de mantenerse en pie y la conciencia junto con ella. -¿Qué es lo que tendría? Pudimos llegar a la sala de emergencias, mi grupo de enfermeros estaban atendiéndola, me acerque a la camilla junto con mi estetoscopio para escuchar su corazón y comprender su ritmo cardiaco. -Doctor, ella está muy grave, cayo severamente – me dice la enfermera. Cuando observe quien era mi paciente, me asombré y quede boquiabierto al ver que era mi amor perdido quien estaba sufriendo en estos momentos. La pude reconocer agonizando ella de dolor, vestida de bata azul de clínica, con la piel muy pálida y el cabello enmarañado. > -¡Doctor! – me gritaban los demás. Llegué a reaccionar cuando los demás me despertaron de mis pensamientos, llegué a atenderla y moverme dentro de la sala de emergencias, llegamos a introducirle varios fármacos, hasta pudimos estudiarla con varias exámenes realizados, e incluso con el electrocardiograma. Pero con el 000 deducimos que padece del síndrome de takotsubo, además, lo he llegado a diagnosticar en varios pacientes en China cuando ofrecía mis servicios por allá, eso me ayudo con mayor rapidez en entender los resultados. Así que ordene que la paciente debería de entrar ya a cirugía, de ese modo, la trasladaron en camilla hacía el quirófano. La mayoría de las veces no llego a ponerme nervioso antes de una cirugía, pero esta vez al tratarse de ella, cambie de actitud. Entonces, me tranquilice por un rato tomándome un vaso de agua, me mentalice de lo que debía de hacer, lo más rápido posible. Me ubiqué por allá y comencé a trabajar, utilicé mi bisturí preferido para esta ocasión, en ayuda de mi asistente pude con rapidez en abrir el tórax, mientras que los demás enfermeros estaban en sus oficios conmigo, me ayudaban en este suceso. Estoy más que acostumbrado en abrir los tórax de mis últimos pacientes, pero esta persona muy querida por parte de mí, me importa mucho. Debido a eso, me surge el miedo de que no haga bien mi trabajo en esta ocasión. Pero me llené de fe en esta cirugía que realizo, sólo tengo que revertir el derrame que hay en corazón y recuperar esa lesión de que acaba de sufrir, esta enfermedad que padece ella tiene el riesgo de dejarla sin vida, de eso es lo que me preocupo, ya que esta micro cardiología hace que el órgano sea muy sensible, teniendo la posibilidad de romper el músculo cardiaco. *** Me encuentro en la zona de descanso, de tanta presión que sentía, había decidido irme a comer algo en la cafetería, después de haber salido exitosamente de mi cirugía, por cinco horas de trabajo fuerte, un elogio de victoria me había dado a mí mismo. Pero me detuve en pensar de lo sucedido, no pensé que volvería a verla a ella en ese estado crítico, ¿Desde cuándo ella padeció de esa enfermedad? Pero me extraña el hecho de que haya regresado a España, creí que nunca volvería por acá, debido a que su vida cotidiana se encontraba era en Suiza, pero sentí en mí una chispa de felicidad al saber que ahora está aquí en el país. Me levante de nuevo y me dirigí hacia la zona de cuidados intensivos, donde se localiza Samanta, quien ella se encuentra muy delicada. Quise volver a verla, sé que ella está muy enferma como para que se encuentre arreglada, pero siempre he admirado su belleza, sin importar a que esté en una bata de clínica, no he llegado a cansarme de suspirar de amor por ella y menos ahora. Aunque, sin importar el tiempo que había pasado sin ella, seguía queriéndola y la extrañaba con todo mi fuerza en latir de mi corazón, simplemente me refiero a que la amaré con toda la intensidad de mi ser, este cuyo órgano pulsa cada segundo, pero aún más con velocidad cuando la veo, y eso sólo ocurre cuando estoy enamorado, que era lo que pasaba desde mi adolescencia, no paraba de sonreír debido a que Samanta me daba razones de hacerlo. Llegué al sitio y me ubique rápidamente a su lado, olvide por completo de lo que debía de hacer después, sólo quería verla por un momento más, y la suerte es que soy su doctor y cirujano a la vez. Así que, la cuidaré meticulosamente hasta que se recuperé, no quiero a que sufra de recaídas y mucho menos que empeoré, por eso me aseguraré de que se encuentre bien en todo momento, ya que, por mismo lo haré y no dejaré que nadie interfiera en mi trabajo, pero estoy muy claro de que esta preocupación por ella va más allá de lo profesional. Me senté a su lado en una silla y me quedé mirándola pacientemente, creo que hasta duraría todo el día viéndola, por la razón de no haberla visto hace dieciséis años, tanto tiempo ha pasado y antes tenía la curiosidad de saber de lo que ahora se dedicaba, por medio de sus r************* pude informarme de que ha trabajado como redactora en diferentes grupos en distintas editoriales en Suiza, pero creo que la razón de haber venido a España es por asunto de trabajo, a pesar de que en donde estaba ella la reconocieron por su oficio. Me gustaría a que se recuperase pronto, porque tengo ganas de hablar con ella y de saber de lo que ha hecho en Suiza, me imagino que debe de ser la jefa de los grupos de redacción, ya que la he recordado con ciertas cualidades como el liderazgo, la inteligencia y la disciplina en coordinar distintos grupos de actividades en la secundaria. Aunque, yo no he sido muy sociable antes, pero ahora conozco a mucha gente prestigiada del mundo, hasta los mismo presidentes de esas naciones. Sin embargo, siempre voy a agradecer a mi vieja amiga de no haberme cambiado por nadie y mucho menos olvidarme a pesar de haber sido un chico con popularidad. Me atreví en tomar su mano, lo apreté con fuerza para sentirla mejor, hasta que la entrelacé y de esa forma experimente esa extraña felicidad que solamente ella puede hacerme, ese efecto en mí no la había conseguido en nadie más, a pesar de haber conocido a muchas mujeres y ninguna de ellas ha logrado hacerme delirar de amor, únicamente lo ha podido es Samanta, mi querida paciente. Logré admirar su piel blanca, su cabello oscuro cortado hasta las orejas que me parecía verla más linda, su rostro de ángel me hizo acariciar sus mejillas. Hasta olía fenomenal a esencia de flores y de esa forma me extasié de su belleza femenina, pero he notado que ha mantenido su figura en forma de sirena y su cintura diminuta. Me quite de encima de ella al ver que una enfermera entró hacia el sitio, disimile a que nada había pasado. Pero me reí de mí mismo, porque me he mantenido jovial a pesar de los años, pero con ella me vuelvo más niño y genuino, que era lo que necesitaba. Por eso, Samanta es mi persona favorita en todo el resto del mundo.
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