Capitulo 02 - Oliver Doin

1161 Words
Hoy, mi sobrina, mi futura reina, la heredera de todo lo que hemos construido, cumple 19 años. Es un hito importante, uno que marca un antes y un después en su vida, porque no solo está alcanzando la madurez de la que hemos hablado durante años, sino que también se está acercando al momento en que tomará las riendas del destino que le ha sido reservado. Paulina es, sin duda alguna, una joven excepcional. Lo ha sido desde siempre. Pero hay algo más que hoy resuena en mi mente y en mi corazón, una preocupación que he intentado apartar, pero que me sigue rondando constantemente. A lo largo de todo este tiempo, he visto en ella una paciencia infinita, una paciencia que ya no necesita más espera. Sé que en su interior, en lo profundo de su ser, hay un deseo secreto, uno que solo unos pocos han percibido. El deseo de que la coronación se lleve a cabo de inmediato. El deseo de que se reconozca su lugar en el mundo vampírico, que todo lo que ha soportado durante estos años no haya sido en vano. Ella es consciente de su poder, de su posición, pero también lo sabe, y lo entiendo bien, no está dispuesta a vivir más en las sombras de lo que le tocó vivir en el pasado. Hoy hablaré con ella. Hablaré sobre su futuro, sobre el legado que está a punto de recibir. Hablaré sobre su poder, sobre lo que implica convertirse en reina de nuestro clan. Pero hay algo más que no puedo seguir evitando, algo que ha estado presente todo este tiempo y que ella se niega a aceptar, incluso a hablar de ello. Algo que aún nos atormenta a todos. Debería considerar contactar a su manada. Lo sé. Sé lo difícil que le resulta, lo complicado que es para ella enfrentar esa parte de su vida, de su historia. Han pasado dos años, dos largos años desde su desaparición, y aunque Paulina ya no es la misma chica que se fue en su momento, su manada sigue buscando, sigue esperándola. Su familia no ha dejado de luchar por ella. Ellos la siguen buscando, con la esperanza de que algún día regrese a casa. El clan entero está al tanto de su ausencia y de la incertidumbre que nos ha acompañado durante todo este tiempo. Aunque muchos han perdido la esperanza, aunque algunos ya piensan que, por el tiempo que ha pasado y por las circunstancias que rodean su desaparición, Paulina no volverá a ser la misma, yo me niego a aceptar esa idea. Me niego a pensar que la esperanza está perdida. Y sé que, por mucho que lo intente, Paulina no puede olvidar quién era, no puede borrar de su memoria a aquellos que la buscaron incansablemente. La conexión con su manada es inquebrantable, y aunque trate de ignorarlo, el destino de todos está entrelazado. Ella tiene que saberlo. No puede huir de esa parte de su vida. Aunque su dolor sea profundo, aunque el miedo de enfrentarlo sea aún más grande, debe mirar atrás. Es parte de su identidad, de lo que la ha formado. No es una opción, es una necesidad. Margarita camina a mi lado, su energía vibrante, llena de entusiasmo y alegría, como siempre. Está tan emocionada como yo, no solo por la coronación de Paulina, sino por algo más que lleva tiempo esperando. Después de tanto insistirle, después de tanto luchar por ganar su corazón, finalmente, ha aceptado casarse conmigo. No fue fácil, lo admito. Hubo dudas, discusiones, temores, pero todo ha valido la pena. Margarita es mi fortaleza en medio de la tormenta, mi compañera, mi igual. Su aceptación, su amor, me da fuerzas para enfrentar lo que viene, para avanzar. Sin embargo, mientras caminamos juntos hacia la habitación de Paulina, no puedo evitar sentir que hay algo en el aire, algo que no puedo ignorar. Hoy, el día que debería estar lleno de alegría y celebración, hay una sombra que oscurece el ambiente. Algo no está bien. Y sé que Paulina lo siente también. Hoy, ella debería estar rodeada de su gente, celebrando con todos aquellos que la aman. Pero en el fondo de su alma, sé que todavía hay un vacío, una incomodidad. Algo sigue atormentándola. Algo sigue sin resolverse. Puede que no lo diga, puede que lo oculte detrás de su sonrisa forzada, pero lo noto. Como un peso invisible que la mantiene atada a un pasado que aún no ha cerrado. La manada sigue buscando a Paulina. Aunque ella lo ignore o lo ignore conscientemente, su ausencia pesa sobre todos nosotros. Cada día que pasa, siento que la distancia entre ella y todo lo que fue, entre ella y su verdadero ser, crece un poco más. No porque ella lo desee, sino porque está atrapada entre dos mundos: el que ella quiere construir, como la reina que está destinada a ser, y el que dejó atrás, un mundo lleno de recuerdos, de sufrimiento, pero también de amor y lealtad. Entonces, ¿debo hablar con ella de inmediato? ¿Debería ser yo quien le mencione la importancia de enfrentarse a esa parte de su historia? Me siento inseguro. La idea de hacerlo en su cumpleaños, de sacudir la quietud del día con algo tan doloroso, me asusta. Pero al mismo tiempo, sé que es lo que más necesita. No puede continuar cargando con ese peso. No puede pretender que nada de lo que ocurrió antes de su desaparición no le afecta. No puede ignorar el hecho de que su familia aún está buscando una respuesta, esperando que regrese. Cuando entremos en su habitación, lo haré con cautela. Con todo el cariño del mundo. Paulina es mi sobrina, pero la considero mi hija. La he visto crecer, he estado a su lado en los momentos más oscuros, y aunque ella no lo crea, todo lo que hizo por mí en su infancia, toda esa fortaleza que mostró a una edad tan temprana, no ha sido olvidado. Sé que tiene en su corazón una gran fuerza, y sé que, cuando decida enfrentarlo, cuando se permita cerrar ese capítulo, será más fuerte que nunca. Pero antes de que llegue ese momento, necesito asegurarme de que estará preparada para enfrentarlo. No solo para gobernar, sino para sanar. No solo para reclamar su trono, sino para reclamar su paz interior. La coronación será solo el inicio de una nueva etapa en su vida, una etapa en la que la reconciliación con su pasado será tan crucial como la aceptación de su futuro. Y, mientras le deseo un feliz cumpleaños, espero que ella sepa que le estoy ofreciendo mi apoyo incondicional. Estoy aquí para ayudarla a cerrar esa herida. Estoy aquí para acompañarla en el último paso hacia su liberación. Porque, aunque el mundo la vea como la reina que será, yo la veo como la joven que necesita sanar. Y eso es lo que quiero para ella.
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