Posible riña

1327 Words
—¿Qué es lo está pasando aquí? —Alan pregunta en voz alta, en eso su mano derecha se aproxima a él —. Llama a la aeromoza —Ordena sin apartar la vista a las chicas. Jena y Dakota se miran a la cara y luego vuelven a prestar atención al imponente sujeto que se encontraba a unos cuantos asientos de ellas dos, lo observan cruzarse de brazos, lo que causa más intimidación. En eso una morena de pronunciadas caderas se les une en su pequeña reunión entre guardaespaldas y aquel hombre bastante enojado. La aeromoza parecía algo asustada, ¿y quién no?, con semejante tipo. Las amigas no articularon ninguna palabra, ya que no comprendían que demonios estaba pasando, lo único que tenían bien claro era que ese recién llegado estaba echando chispas. —Señor Goldman, ¿En qué le puedo servir? —¿Qué significa esto? —Mira de reojo a las mujeres. —No comprendo, señor —La joven sonríe a duras penas notándosele el miedo a kilómetros. —Las señoritas, ¿Qué están haciendo en esta parte del avión? —La morena observa a las chicas que la miraban de una manera expectante. —¿Le están molestando, señor? Alan pasa la mano por su cara mostrando un gesto de inconformidad, ¡Santo cielo! ¿Por qué su personal tenía que ser tan incompetente?, aún no comprendía como es que su abuelo no detallo tantas fallas en la compañía. Suelta el aliento de manera exagerado. —La recepcionista me informo que esta ala del avión estaría despejada, que viajaría completamente solo ¿Por qué están estas chicas aquí? —¡Oh!, si bueno verá, hubo un problema con los billetes de avión de las pasajeras. Una pequeña confusión y pues tuvimos que pasarlas a esta parte del avión. —¿Acaso no hay más asientos disponibles? —Frunce el ceño, aún más que antes. —No, señor. El avión está lleno. ¿Desea que las pongamos en otro vuelo? Y él que pensaba hacer el viaje en paz, suficiente tenía con el problema que le esperaba en los Ángeles. Estaba bastante estresado, creyó que no sería molestado y resulta que le salen con eso en su propio avión. Vuelve la mirada hacia las chicas que lo miraban como si fuese un m@ldito desgraciado por querer echarlas del avión. —Está bien —Responde soltando un largo suspiro. De pronto una rubia corre la cortina interrumpiendo la conversación. —Disculpe señor Goldman, pero el capitán pregunta si ya todo está solucionado para poder despegar. —Sí, si… todo está bien —Mira a las chicas, pero sus ojos se posaron más que nada en una sola. Alan sigue el camino hasta el final del pasillo, pasando a un lado de las muchachas, las cuales no habían dicho una sola palabra, se preguntó si serian muda o algo así, porque para no defenderse de su ataque… se sentó en los últimos asientos seguidos del resto de sus guardaespaldas. Recostó su cuerpo del asiento mientras observaba el puesto donde estaban ellas sentadas. Se sintió un poco extraño porque hacía mucho que no le llamaba la atención una mujer, salía con muchas, pero ninguna era para nada serio y la razón era sencilla, no llenaban ese hueco que existía en su interior. Era raro que con sus años aún no encontrara la mujer indicada, y no podía decir que no lo intentara, porque de hecho ambicionaba encontrar a una buena mujer con quien compartir su vida y ahora que tenía tanta responsabilidad realmente añoraba el cariño y amor de una mujer. De solo pensar que podía terminar sus años como le sucedió a su abuelo o su padre le daba agonía. Esa soledad en la que se ahogaron era tétrica. Se podía decir que Alan anhelaba una familia, pero lastimosamente no era tan fácil de obtenerla. No cualquier mujer era buena para ser de esposa o madre, muchas venían con segundas intenciones. Por esa razón continuaba estando solo, pero aquel aislamiento le estaba pasando factura y ya no era un crío, las agujas del reloj estaban pasando muy rápido. […] El corazón de Jena y Dakota latían al mismo ritmo, ambas se encontraban aferradas al posa brazos de sus puestos. Las chicas no se podían creer que ese hombre estuvo a punto de echarla del avión, pero lo que más las tenían sorprendidas era su porte, elegancia, virilidad y hasta la arrogancia de ese hombre. Por algo eran las mejores amigas, sus gustos eran un tanto parecidos. —¡Por dios! —Exclama Dakota rompiendo con el silencio —. ¡Qué hombre! —Susurra maravillada. Jena seguía estupefacta, sumergida en sus pensamientos, se había subido en el mismo avión que ella. Nunca se imaginó que ningún hombre llamara tanto su atención, hacía muchos años que no sentía ese revoltijo en su interior, era como si volviera a la vida. Por instinto muerde sus labios sintiéndose ansiosa como una adolescente, cuando de pronto escucha las palabras de su amiga, lo que la lleva a girar el rostro y observar la cara Dakota. ¡Por todos los cielos!, era la misma expresión que tenía ella, a Dakota también le gusto el mismo sujeto. —¿Qué dices? —Indaga curiosa, quizás se estaba equivocando. —No me digas que no viste ese monumento de hombre, pero si está buenísimo Jena —La castaña le sonríe —. Definitivamente, tengo que conocerlo —La rubia nota como su amiga muerde sus labios, se estaba entusiasmando con él. —Dakota, ¿Y qué pasa con Brian? —Jena intenta mencionarle a su novio, quizás con eso se le olvidara la presencia de ese hombre. —¿A quién diablos le importa ese idiota bueno para nada?, hay más peses en el agua y ese que esta allá atrás es uno de ellos —Dakota se acomoda en su asiento muy sonriente. ¡Qué rápido olvido a su novio!, pensó Jena. Al final siempre si no era amor lo que sentía por ese bueno para nada, estaba contenta por ella, pero… vuelve la vista al frente, el problema era que ella lo había visto primero. Frunce el ceño sintiendo una extraña sensación en su pecho, le molestaba que su mejor amiga de la vida le gustase el mismo hombre que a ella. Y eso no estaba bien, Dakota era como su hermana no podía enojarse con ella por un sujeto del que ni quisiera sabían nada. Es más, era muy probable que no volvieran a verlo después de que el avión aterrizara… sonríe internamente, eso es, sinceramente era una tonta, como se le ocurría creer aquellas tonterías. ¿Pelearse con Dakota por un hombre?, eso sí que era absurdo. Jamás haría una cosa como esa, no lastimaría a su amiga por la atención de un chico. ¡No lo valía!, su amistad era mucho más importante que cualquier otra cosa en el mundo. Y estaba completamente segura de que ella opinaba exactamente igual, no la lastimaría. No había nada de qué preocuparse, solo fue un pensamiento ridículo. Se sintió culpable por lo que estuvo creyendo, pero ya no más… recostó su cuerpo del asiento sintiendo como el avión despegaba hacia su nueva aventura de un fin de semana. Sonríe de oreja a oreja mientras cierra los ojos. —Me alegra que olvidaras al idiotita —Comenta tranquila. —¡Ni lo menciones! Y bueno, como sé que no te intereso ese magnífico espécimen que se encuentra sentado detrás de nosotras, te diré que al bajar del avión pienso pedirle su número o facilitarle el mío. Ese hombre será mío amiga, ya lo veras —Contesta su mejor amiga como si nada. En ese momento a Jena se le borra la sonrisa de los labios y abre los ojos enormemente, ¿Con qué eso pensaba de ella?, bueno, después de todo quizás sí tendría que preocuparse por una posible riña.
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