Capítulo 9: Una Cita Nocturna Cada día con Miguel es como abrir un regalo que no esperaba. Hace una semana que nuestra relación —si puedo llamarla así— empezó a tomar forma, y aunque seguimos siendo un secreto en la oficina, fuera de ella todo es diferente. Sus mensajes llegan a cualquier hora: un “Buenos días” que me hace sonreír antes del café, un “Te extraño” que me calienta el pecho en plena reunión. En el trabajo, somos cuidadosos, pero sus miradas, esas miradas que parecen desnudarme, hacen que me cueste concentrarme. No sé cómo lo hace, mantener esa fachada de jefe impecable mientras yo lucho por no sonrojarme cada vez que pasa por mi escritorio. Esta noche es especial. Me mandó un mensaje esta mañana: “Paso por ti a las 7. Nada de trabajo, solo nosotros”. No dio detalles, pero la

