Guerra de poder

Violet -yo digo que son mafiosos- digo sin más dejando mi Tablet sobre la mesa de vidrio. -Violet, ten cordura- el reclamo de mamá me hace sonreír- ¿qué pensaría la gente sobre la futura heredera de la compañía Heit si te escuchara hablar así? Mi vista no se aparta de ella ni un solo segundo, cuidadosamente agarro mi taza de té y la llevo hasta mis labios. -Yo solo di mi opinión madre- me encojo de hombro antes de dirigir mi vista hacia mi hermano- ¿tú no vas decir nada? Asher deja de observar el periódico y alza sus cejas, dándome a entender que no tiene ni la remota idea sobre mi futura discusión con nuestra progenitora. -Lo siento- habla finalmente- pero cuando ustedes suelen hacer “esto”- nos señala a mamá y a mí- es mejor no meterse- su vista se dirige al lado de mamá- ¿cierto, padre? El mencionado se quita los anteojos de sol y toma un sorbo de su whisky. -Sabia decisión hijo- hace girar los hielos en su vaso- me costó aprenderla en su momento. -Oliver- Mamá se agarra el puente de la nariz- no digas esas cosas como si yo fuera una mujer… -¿Complicada?- interrumpe papá -¿Enojona?- continúa Asher -¿Manipuladora?- finalizo Nuestra madre rueda los ojos antes de suspirar -Como sea, toma esto, Violet- me tiene una revista, sonrío. “Violet Heit, la mujer multimillonaria más joven del país” -Te ves muy bien en la portada, hermana- sonrío. -Muchas gracias, hermanito. Debo admitir que una de las mejores fotos que me han tomado. Al principio no estaba segura cuando me sugirieron usar un traje color lila pero terminé aceptando, después de todo no es la primera ni la última vez que apareceré en una portada, pero admito que superó mis expectativas. La foto resalta mucho mi cabello azabache y mis ojos azules, al tener el cabello recogido se aprecian un poco mis pecas y el rubor le dio a mis mejillas un toque de color. En la foto me veo más tierna que otra cosa, no parecería que soy la pesadilla de los trabajadores, más bien parezco su bendición. Dejo de apreciar mi belleza cuando veo un par de ojos iguales a los míos. -Hija- la voz de papá es seria- presta atención. Dejo la revista a un lado y cruzo mi pierna derecha por sobre la izquierda, dándole a entender que estoy concentrada. -Lo siento- me disculpo y el asiente. -Como sabrán- comienza- la empresa Heit la fundó mi padre, su abuelo- desliza sus dedos por el borde de su vaso de whisky – la empresa fue su legado, y él logró hacer que un proyecto entre dos personas se pueda convertir en lo que en el pasado fue una empresa de casi 500 trabajadores- sonríe orgulloso- luego llegué yo, cambié algunas cosas, dejé otras y ahora, ahora en la actualidad somos una empresa de más de cuatro mil trabajadores en cuatro países- todos asentimos con la cabeza- y no dudo que, cuando ustedes dos tengan el control de la empresa, van a lograr mucho más que su abuelo o que yo, pero.. -¿Pero?- mi hermano interrumpe. -La competencia en el mercado siempre fue dura, año a año supimos cómo ganarle a las grandes marcas- suspira- pero en los últimos cinco años hubo una empresa que supo luchar contra los más grandes- se queda en silencio unos segundos- hace ya cinco años la compañía Sallow dio un estallido en el mercado y ahora se posicionaron en lo más alto, y el problema es justamente eso. -No entiendo- decido hablar- apenas están empezando, es todo tan raro. Mama frunce el ceño -Incluso nuestra empresa creció de un día para el otro- responde- el problema aquí es que Sallow Company siempre sabe ganarle a sus rivales. -¿Pero por qué deberíamos preocuparnos por ellos?- pregunta Asher. Al principio no entendía pero ahora todo parece más claro. -Porque ahora somos su máxima competencia- respondo. Papá asiente y le da un sorbo a su trago -¿Y entonces que se supone que haremos? Porque tenemos un plan ¿verdad?- puedo notar la tensión de mi pequeño hermano. Mama sonríe, yo también, es obvio que ellos no dirían esto si no tuvieran un plan. -Claro que lo tenemos, pero no creo que sea del agrado de Violet-Mi sonrisa se desvanece. -Por favor- ruego- no me digan que… Papá me interrumpe- necesitamos a Anika Alguien despiérteme de esta pesadilla Anika Extiendo mi brazo en busca de mi celular que no para de vibrar. -Maldición- el aparato sigue vibrando pero me rehúso a abrir mis ojos- demonios- hablo entre dientes con la cabeza sobre mi almohada. Hasta que llego a encontrar mi celular este deja de vibrar. Estoy a punto de dejarlo para volver a dormir cuando suena una vez más. -¿Hola?- contesto. Silencio. -¿Hola?- suspiro- escuchen no me importa quién sea pero si no responde voy a… -Tenemos que hablar, Anika- reconozco la voz de una de mis pesadillas. Abro mis ojos, corro las sabanas y agarro mi bata. Me levanto y camino rápidamente hasta el balcón. Puedo escuchar claramente los llamados de Violet pero no me importa, no mucho. La brisa golpea mi cuerpo y me tomo unos segundos para respirar mientras llevo mi celular a mi oído. Trato de calmarme. -Anika, ¿estas ahí?- siento la molestia en su voz- por dios, te llamo después de un tiempo y no te dignas en… -cinco años- la interrumpo- hace cinco años que no llamas. Ella suelta una risa y me dan ganas de tenerla en frente para golpearla -No es como si tú hubieras querido llamarme a mí- responde. -No es como si quisiera oír tu voz, Violet- Respondo. La escucho maldecir y me doy vuelta. Sonrío al ver la espalda desnuda del hombre acostado en mi cama. -¿Hola? ¡¿Hermana?!- escucho una voz que hace que mi corazón se acelere. -¡¿Asher?!- me emociono- ¡¿eres tú?! Pienso y trato de calcular la edad del menor de mis hermanos, o quiero pensar que es el menor de mis hermanos. Yo me fui de casa cuando había cumplido mis dieciocho años. Decidí irme al extranjero luego de salir de la preparatoria, porque luego de lo ocurrido con Violet no quería saber nada de esa casa, de mi hermana y de esa familia. Actualmente estoy cerca de cumplir mis veintiséis, Violet debe tener veinticuatro y Asher debe tener unos veintidós años. -¿Hermana? -Asher, aquí estoy hermanito- llevo una mano a mi pecho, la emoción es muy grande. -Han pasado años, Ana- siento la felicidad en su voz. -si -mis ojos se llenan de la grimas- ya debes tener unos veintidós, ¿no? Debes estar por graduarte de la universidad. La carcajada que suelta me descoloca. -Ay hermanita, ya voy a cumplir veinticuatro – su respuesta me deja desconcertada- Me recibí hace tres años. Adelanté un año de preparatoria y uno de universidad- siento el orgullo en su voz- hace casi cinco años que trabajo en la empresa. Siento un escalofrío y el odio se acumula en mí. -¿Te hacían trabajar con diecinueve años?- mi voz suena fría. -Si bueno…- su voz es calmada- formalmente si, antes solo lo hacía en verano. Su voz tan relajada hace que sienta rabia, el no merecía esa vida, y pienso que, si no me hubiera ido, esa hubiera sido mi suerte. -Asher. -¿Si? -¿Que quiere Violet? Siento susurros del otro lado de la línea y suspiro. Era obvio que no me iban a llamar por mi cumpleaños, los Heit nunca harán nada por amor, solo por beneficios. -¿Hija?- mi corazón se pone nervioso. -Hola, papá. Siento una risa- ¡Mi princesa! Ha pasado tiempo desde nuestra última conversación, ¿sigues en Madrid? Suelto una lágrima y sonrío. Hablamos hace unos seis meses, y le dije que estaba en Moscú. -No papá, estoy en el caribe. Deberías ver el mar, el color turquesa es hermoso y fascinante. Vuelve a reír- no lo dudo, mi princesa. Ahora déjame decirte el motivo de esta llamada- por el tono se lo que está pasando. Suspiro- dame un minuto. Entro y cojo una libreta y mi pluma. Vuelvo al balcón y me siento. -lista- me coloco mis anteojos y espero a que empiece. -Extrañaba esto, princesa- asiento, yo también- no lo hare largo, en los últimos años ha aparecido una compañía que ha crecido de una manera impresionante, los hermanos Sallow la dirigen, siendo el mayor, Niklas Sallow, el presidente. Y están arrasando con nuestros rivales, hace menos de un mes supero a la empresa de Ernest Bouhebent en ventas- lo anoto, nuestro mayor rival. Bueno, ex rival- Esto es bueno y malo, lo sabes. Lo sé, derrotar a nuestra competencia de hace diez años es importante, nos deja en un puesto casi inquebrantable y si la empresa Sallow no es un rival digno… podríamos decir que estamos prácticamente monopolizando el mercado. Pero, si la empresa de Niklas Sallow ha crecido tan rápido y supo derrocar a todo el mundo para quedarse en la cima, eso significa que nosotros somos su nuevo objetivo a derrocar. Y si pudo hacer en poco tiempo lo que nosotros no pudimos hacer en más de cinco años… no dudo en sus capacidades para sobre pasarnos… o bueno, sobre pasarlos a ellos, ya que yo ya no tengo lugar en el negocio de los Heit. Ni siquiera tengo el apellido. -¿Tienes todo?- me pregunta desde el otro lado de la línea. -Si- respondo- pero no entiendo que es lo que deseas obtener de todo esto. La risa de los Heit es algo que es como una marca. Corta, suave, a veces tiene un “Ja” muy marcado al principio y siempre es una risa que dice “eres un idiota” o un “soy mejor, no me subestimes”. Esa es una risa que desde que tengo ocho años me inculcaron y que, años después la perdí por suerte, no planeo volver a usarla. -Quiero que trabajes para mí- ahora la que ríe soy yo. Suelto la carcajada de mi vida y me arrepiento cuando siento el quejido de la persona en mi habitación. -mierda, lo desperté- murmuro. -¿Hay otra persona ahí?- maldigo para mis adentros, no puedo creer que dije eso en voz alta. -No es de tu incumbencia- digo secamente- ahora, respondiendo a tu oferta de trabajo, no voy a trabajar para la familia que me echó a la calle. -Tú te echaste sola, princesa- contesta casualmente. -Tu no me detuviste- contra ataco. -Eres una Heit, nadie detiene a un Heit- puedo sentir el ego en su voz. -No. Soy una Spear- digo con rabia- soy el legado de la abuela. -El abuelo te extraña- guardo silencio ante sus palabras- llevas casi ocho años desaparecida. Vuelve, Anika- suspira- la familia te necesita, y nosotros nunca le damos la espalda a… -Ustedes no son mi familia- rio mientras una lagrima cae- mi familia desapareció el seis de mayo de hace ocho años, padre-le duele, a mí también- y si mi abuelo desea verme, yo misma le mandaré un boleto de avión- estoy a la defensiva, y él lo sabe. -tu abuelo con suerte se levanta de la cama y quieres que tome un avión para ver a la niña que rechazó su apellido- dice con soberbia. -¿Te recuerdo que fui obligada a hacerlo? Suspira. -Este último favor, princesa-ruega-serás bien recompensada. Ahora yo soy la que ríe. -¿y que podrías darme tu?- contra ataco- tienes mucho que perder en esto y creo que ya sé lo que quieres. -Tu libertad- contesta- el precio es tu libertad. Luego de esto la familia Heit desaparecerá de tu vida y solo volverás si así lo deseas. Mi libertad. Miro el océano, ya tengo mi libertad. Una gran fortuna, un título universitario de Yale, un apellido propio. Pero de alguna manera, siempre tuve este miedo, el día que necesiten un peón. Desde el momento en el que quise dejar atrás esa vida supe que me dejarían hacerlo, porque podría ser valiosa en el futuro. Ocho años después ese momento llegó. -Trato- apenas lo digo me arrepiento de mis palabras- iré a ver al abuelo, me darás mis papeles y me iré. Nada de trabajo de campo, todo anónimo y confidencial- doy mis normas- solo tu familia sabrá quién está detrás de esto y luego me darás mi libertad. No más llamadas, no mas espías, no más mensajes y ya no más favores. Desde el día que mi trabajo acabe dejaré de ser tu hija- anoto en la libreta. Su silencio me hace dudar, es un buen negociador, nunca irá por la primera oferta. Pero él también sabe que no está en posición de negociar, después de todo el me necesita más a mí que yo a él. -Trato hecho- sonrío- hoy mismo te haré llegar el horario de tu vuelo. -Entendido, hasta luego padre. -Adiós, Anika- estoy a punto de cortar- oh, y una última cosa. -¿sí? -feliz cumpleaños, princesa- su saludo me toma por sorpresa, cuelga antes de que pueda decir algo. Unos minutos más tarde, estoy tomando una taza de café de pie mientras que en la mesa está la libreta abierta con las palabras que anoté Siento la puerta corrediza, unos pasos y después el calor de unas manos en mi vientre atravesando la tela de seda de mi bata. Sonrío de boca cerrada cuando ciento unos labios sobre mi cuello. Dejo la taza en la mesa. -¿Trabajando desde temprano?- me pregunta con ese acento caribeño que me encanta. El español siempre fue un idioma que me llamó mucho la atención, si bien papá siempre dijo que el idioma más importante es el inglés, que es nuestra lengua natal. Los idiomas siempre me llamaron la atención, sin embargo nunca me gustó aprenderlos, pero el español es mi excepción a la regla. -Tengo un nuevo proyecto- respondo en español. Aleja su labio de mi cuello para apoyar su mentón en mi cabeza. -¿Me vas a contar que dice?- cierto que el no entiende inglés- lo único que comprendo es esto- señala el final de la página escrita. Leo lo que escribí. Un nuevo rival. Mucho dinero en juego. Una lucha de familias. Mi libertad como recompensa. Hundir a Niklas Sallow. Guerra de poder. -básicamente dice esto- señalo la última oración- una guerra de poder. Me doy vuelta y miro sus ojos verdes, llevo mis manos a sus rizos y él sonríe atrayéndome a su cuerpo. -¿Quieres divertirte un rato más?- estoy por responder que no cuando mi teléfono vibra. “aeropuerto, 4 A.M, mañana” gran mensaje padre, muy comunicativo. -¿Sabes qué?- lo beso- si quiero. Voy a disfrutar de mis últimas horas de paz antes de ir al infierno. Se agacha un poco y coloca sus manos en mis muslos, me carga y enrollo mis piernas en su cadera. No sé qué es lo que pasará cuando vuelva a ver a mi familia. Cuando me tenga que enfrentar a Violet. O cuando tenga que trabajar para derrocar a Niklas Sallow. Pero hay algo que sí sé. Esta es una guerra de poder, y solo puede haber un ganador.