"Mierda", murmuró, apenas audible entre los gritos de su hermana gemela. Apretó los dientes e intentó detener el orgasmo. Abortarlo. Intentó contenerlo de alguna manera, como si se tratara de una nariz mocosa. Tracy se quedó en silencio de repente. Por un instante de locura, no jadeó ni emitió ningún sonido. Él juró haberse oído correrse dentro de ella. Eso o el chirrido que acababa de oír en la parte baja de su espalda podría haber sido una alucinación inducida por drogas. Posiblemente una coincidencia gastrointestinal. Pero sin duda podía sentir cada descarga. Él se corrió, y ellos se corrieron. Lo habían hecho. Liberación simultánea. Se desplomaron, jadeando. "A la misma hora. En nuestro segundo intento", dijo Tracy riendo débilmente. Levantó una mano temblorosa. Seay chocó los cinc

