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La dulce esposa del sádico

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intro-logo
Blurb

Leane De la Garza es una cosmetóloga muy exitosa en su ramo. El día que va a conocer al hermano de una amiga se da cuenta de que ya lo conocía y, no obstante, lo aborrecía por completo. ¡Ellos habían tenido una aventura de una sola noche en la que Arthur Reed bajo el nombre falso de Ryan, le había propuesto matrimonio! Ella, lejos de querer jugar el típico rol de ama de casa, sale huyendo sin saber que se iban a volver a encontrar.

Una noche en Las Vegas va a ser suficiente para que ellos terminen casados en medio de una borrachera.

Arthur no va a querer divorciarse, pero el corazón de Leane tendrá otro dueño, un viejo amor. Aunque, al ver las actitudes de su esposo, va a comenzar a dudar a quién quiere realmente.

¿Qué camino va a escoger? ¿Será Arthur o Michael quien se quede con ella? Averígüenlo en esta emocionante historia con giros inesperados.

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1: Sexo igual a matrimonio
“Leane, tienes que darte prisa. No puedo creer que justo hoy, después de tanto tiempo de esperar conocer al hermano de Charlene vengas a ocuparte tanto en el trabajo.” —Elena, por amor a Cristo, ten un poco de paciencia. No todas tenemos la suerte de tener un marido multimillonario que te da el dinero a manos llenas, en mi caso tengo que trabajar. Ya casi salgo, dame 10 minutos y estaré con ustedes. “Muy bien, pero apresúrate. Por suerte él no ha venido, pero no por eso vas a tardar un mundo.” —Ya voy, ya voy. Tanto alboroto por alguien no le veo sentido, ahora te dejo que ya casi finalizó con una clienta. Le colgué a Elena y terminé de arreglar a esta clienta, ella quedó totalmente satisfecha con mi servicio y luego de que me pagó le di una muestra de una crema en la que estaba trabajando. —Espero que le guste, recuerde que no soy solo estilista sino también cosmetóloga. Puede usarla en el día o en la noche, su consistencia no es pesada y verá que la va a amar. —Se lo agradezco —ella la guardó en su bolsa —le prometo que la voy a recomendar con mis amistades, aunque por lo visto le va sumamente bien. Mi estética era un total éxito en las señoras y señoritas de sociedad, tenía clientas de sobra, pero a pesar de esto nunca estaba de más una buena recomendación. —Cualquier buena recomendación es siempre bienvenida —miré mi reloj —bueno, ahora si me disculpa tengo que irme. Si no lo hago, mi mejor amiga me va a mandar ante la presencia de San Pedro sin boleto de regreso. Cerré el local y me fui directo a mi coche, el tráfico era una locura total. Solo esperaba que el famosísimo hermano de Charlene no hubiera llegado aún. —¿Aló? —Coloqué mis auriculares y respondí al ver un número extranjero. “Señorita Leane, hablamos de la universidad donde estudió. Nos gustaría saber qué tan dispuesta estaba para impartir un seminario en Las Vegas este fin de semana más específicamente el sábado, se le pagarán sus honorarios como es debido y también le daremos el alojamiento junto con todos los gastos pagados y podrá quedarse el día domingo a disfrutar de la ciudad.” —¿De cuánto estamos hablando? —La persona me dio la cifra y mis ojos por poco se salen de sus cuencas —está bien, les pienso abrir un espacio en mi agenda. Me mandan todos los datos a mi correo. “Perfecto, se lo agradecemos y seguimos en contacto.” Lancé mis auriculares a un lado y al ver que el tráfico no estaba ayudando, fue que decidí tomar un desvío. Finalmente, llegué a la cafetería, pero para mi mala suerte no había espacio en el estacionamiento, así que tuve que ir a estacionarme un poco más lejos. —¡El regalo! — abrí la guantera y tomé la caja —. Espero que le guste esta fragancia, si no, pues que se joda. Es un olor delicioso. Una vez que escuché el bip de la alarma del carro, caminé en dirección a la cafetería. Tenía que cruzar la carretera y no había una sola persona que me diera el pase. A lo lejos miré un carro y supe que esta sería mi oportunidad de cruzar, salí corriendo a pesar de que el vehículo estaba lejos. De la nada escuché un frenazo y al levantar mi mirada me encontré con el parachoques de este carro tan lujoso, me asusté y lo que hice fue darle un golpe. —¡Eres un maldito loco! —el vidrio estaba polarizado —¡Casi me matas! Cuando miré mi reloj supe que no tenía tiempo de matar a ese tipo o tipa, estaba casi en el límite de la hora que le había dicho a Elena. —¡Tienes suerte, cara de salmón barato! Me fui corriendo y llegué a la cafetería, a lo lejos pude ver a Charlene junto con Elena. Ellas estaban conversando y se detuvieron en el momento que me vieron llegar. —¿Ya vino? —pregunté jadeando cansada y arreglando mi cabello —vamos, respondan que un imbécil casi me mata al venir aquí. —No, no ha venido —Elena me miró con enojo y preocupación —ahora dime cómo es eso que casi te matan al venir aquí. —¡Un idiota vino con su carro de lujo a querer atropellarme, no sé qué diablos tienen los hombres al pensar en que pueden acelerar a 200 kilómetros por hora cuando están en un sitio donde hay tantos transeúntes! Lo peor es que sé que es hombre porque las mujeres no conducen ese tipo de vehículos, puedo sentirlo en la herencia de bruja que me corre por las venas. —¿La herencia de bruja? ¿De qué demonios estás hablando? —Mi madre decía que mi abuela era una bruja y yo le creo, pinche vieja latosa que se puso de lado del sinvergüenza de mi papá cuando se metió con una chiquilla que bien podría ser mi hermana. —¿Cómo era el carro? —Charlene me preguntó un tanto interesada. —No sé, tenía los vidrios polarizados y era deportivo —abrí mi cartera y busqué el regalo —¿En dónde está la caja? Dios mío, solo a mí se me ocurre meterlo aquí. De la nada sentí que alguien me jaló muy fuerte del brazo, perdí un poco el equilibrio y al final me apoyé en algo que era más duro que la vida. El olor a perfume con un toque de madera inundó mis fosas nasales y me hice una imagen del hombre que se encontraba delante de mí, madre mía, esto es un orgasmo nasal. —¡Tú! —Me dijo y alcé la vista. —¡Tú! —Me aparté y lo señalé al igual que él estaba haciendo conmigo. —¿Acaso se conocen? —Charlene se puso en medio de nosotros y nos miró con un tanto de confusión —¿Cómo es posible que se conozcan? —¿Este cavernícola es tu hermano? —Ella asintió y bufé enfadada —no puedo creerlo, a quien me vengo a encontrar. —¡Tú eres una loca que se atraviesa en medio de la carretera para que la atropellen! Vas a tener que pagar el rasguño que le has hecho a mi carro. —¡Así que tú eres el cara de salmón barato que casi me manda ante la presencia de San Pedro! No puedo creerlo, pero ni sé por qué me sorprendo si eres un bestia —miré mi brazo y este se encontraba enrojecido —¡Te voy a demandar, rata de alcantarilla! Nadie viene a tratarme de esta manera sin que salga bien librado. —¡Pues yo te voy a demandar por haber dañado mi coche y también porque existes! —¡Eso no existe, idiota! —Le lancé una mirada envenenada —¡Pero no saldrás bien librado! Has herido a una mujer. —¿Una mujer? ¿En dónde? —Él comenzó a buscar por todos lados —¡Si te refieres a ti, no eres una mujer! Maldices como un maldito camionero. —¿Y sabes qué? También golpeó como uno. Me lancé encima de aquel hombre y comencé a jalarle el cabello, aunque sinceramente lo consideraba una lástima, era más suave que la seda misma. —¡Maldita loca, suéltame! —Él se agitó y comenzó a sacudirme como si fuera una muñeca, fue entonces que le mordí la nariz muy fuerte —¡Ay, me mordiste! Ahora me tendré que vacunar contra la rabia y quién sabe contra cuantas otras enfermedades más. Charlene y Elena se tuvieron que meter para separarnos, todos en la cafetería se comenzaron a quejar y pronto vimos venir al gerente en nuestra dirección. Se miraba totalmente furioso, pero lo que no esperaba era que él me jalara tan fuerte que terminé por caer. —En este momento se largan, muchos comensales se fueron sin pagar al ver el escándalo. No puedo creer que se comporte como si fuera una demente. —¡¿Qué cree que hace?! —Elena me intentó levantar y él lo hizo antes —¡No la trate así si no desea tener problemas! —Ella fue la que comenzó y la pienso sacar sí o sí. Aquel hombre me arrastró por todo el sitio, no podía creer que fuera humillada de esta manera. Me levanté e intenté caminar, pero fue inútil, terminé por torcer mi tobillo y al final toda mi ropa junto con mis piernas quedaron dañadas. —¡SUÉLTALA! El puñetazo que derribó al gerente fue tan fuerte que pude ver como un diente se elevaba en el aire, los brazos firmes de Ryan me tomaron y al verme como estaba pude ver que enfureció. —Vas a pagar por esto —él tomó al gerente y lo alzó en el aire —te enseñaré a respetar a las mujeres. Ryan le dio un puñetazo en el estómago que hizo que aquel hombre vaciara todo su contenido estomacal ahí mismo. Iba a seguir, pero yo me metí. —Déjalo que lo vas a matar —miré al gerente y él salió corriendo —no puedo creerlo. Miré que Ryan sacó su celular y marcó un número, solo miró arriba y dio el nombre de la cafetería. —Quiero que esa cafetería cierre cuanto antes, ocúpate de ello. No podía creer lo que mis oídos escuchaban, aunque tenía que reconocer que era un tanto excitante todo este asunto, la rabia vino a mí. —¡Esto es tu culpa! No puedo creer que me trataran de esta manera y todo porque el señor vino a joder la bendita reunión para conocerlo. —¡Es tu culpa! Si tan solo ese día no hubieras huido, no estaría furioso contigo. —¡¿Y qué esperabas que hiciera?! Me propusiste matrimonio después de que tuvimos sexo por primera vez…

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