Perfectos Mentirosos

"No confíes en él, no confíes en mí. Ambos tenemos la habilidad de mentir" PROLOGO ¿Cómo alguien no se ahoga en las mentiras que dice? Las personas tienden a mentir, no creas en lo que te digo, lo que él te dice, somos perfectos mintiendo. Me encerró entre la pared y su cuerpo, le miré a los ojos, alzando el mentón haciendo que notará que no estaba asustada—claro que lo estaba—pero, no le dejaría ganar, siempre lo hacía. —Quiero, que recuerdes las reglas de este maldito juego—, Dijo Erick, presionando mi mentón, haciendo sentirme vulnerable—, Eres mí maldita novia, no puedes ir coqueteando por las calles con los chicos, eres mía. —Esto es un contrato, y lo sabes—, Le dije, con la voz temblorosa—, ¿No eres tú quien quiere salir con Samara? —Un contrato—, Repitió burlón, a lo que rodé los ojos—, ¿Lo es? Su mano bajo a mi pierna desnuda, alzando un poco el vestido, me acerco de el trasero a él, podía hacerme sentir como una gelatina, como una estúpida gelatina, sus labios bajaron a mi cuello, y comenzó a besarle, logrando que mi piel se colocara de punta, no dije nada, siempre lograba encenderme. Se separo de mí, para acercarse a mis labios, me sentí nerviosa y mis ojos se entrecerraron un poco con las emociones a flor de piel. —No caeré en tu juego—, Dije saliendo de su encierro, mirando por sobre mi hombro su sonrisa burlona—, ¿Quieres jugar Erick? Vas a perder. —Sabrina, ¡Vamos! —, Dijo con una risa entre sus labios—, Vamos a viajar, en nuestra gira, somos la pareja del año, ¿Podrás con ello? —Buscaré un modo de romper el contrato—, le dije con seguridad, tomando mis cosas—, Las parejas rompen todo el tiempo. —¿Pero ves esto? —, Alzó su mano, y tomó la mía, mostrando aquel anillo, nuestros anillos—, estas tan atada a mí, como yo a ti. —Imbécil—, Dije soltándome de su agarre con fuerza. CAPÍTULO 1 —No lo haré—, Me senté en el sofá y miré a la madre de Erick y a la mía—, Sí él está en problemas es por bruto. —Tus covers están teniendo éxito. Necesitas una disquera, podremos darte la imagen y promoción, prontamente serías un éxito—, Menciono César, mirando un par de papeles. Era el manager de Erick—, Eres aquella niña dulce y tierna que las cámaras adoran. Y recién cumpliste los dieciocho hace dos días. ¿Quieres el éxito? —Sí. Y también quiero a mi novio, a Pablo—, Le dije tallando mi rostro—, Encontraré un modo de tener mi nombre en los medios, mi última respuesta, es no. —Yo hablaré con ella, no ustedes—, Dijo con sequedad Erick, rodé los ojos—, Salgan. Erick, si bien era guapo, no era del tipo de chico con el que saldría, tenía sangre de reptil y podría jurar que no tenía corazón. A regañadientes salieron de la oficina, yo miré hacía los discos colgados en las paredes, siempre habría soñado con esto, Pablo me animo a subir mis covers a Internet y así habría simpatizado a muchas personas. —¿Crees que la fama te llegara subiendo canciones de otras personas a Internet? —, Me dijo, sentándose frente a mí—, Piensa por un momento en el mundo real, Sabrina. —Pienso, en que eres un bruto. Llegaste a la cima, lo tenías todo, y ahora muchas personas te odian—, me incliné frente a él—, Ni yo soy dulce, ni tu eres santo. —Sí. Tienes razón, ¿No es por ello que vas a ayudarme? Pablo no te va a llevar a ninguna parte y a menos de que quieras vivir el resto de tu vida con alguien que ni siquiera hace el mínimo por ti—, Me dijo con enojo—, Será tu puto problema, santurrona. —Vete a la...—, Me quedé callada y le miré atentamente. Notando cómo me miraba burlón—, Hay miles de chicas famosas que seguro querrían arreglar tu imagen. —Pero tú, eres el elixir—, Dijo sujetando mi rostro, di un paso hacia atrás—, Santa. Con tus faldas a la rodilla y tu rostro sin una gota de maquillaje, tu cabello perfectamente recogido y tus colores de niña tierna. Aquella niña que me llevara al camino del bien. —No. —Sólo piénsalo, Sabrina. Tienes deudas que pagar, vives en un departamento pequeño y tu guitarra es demasiado vieja, ¿Crees que llegaras lejos? Tienes el talento, pero eso no lo es todo. Necesitas más que eso. Le miré y tomé su brazo, intentando soltarme, pero fue en vano. —No me venderé. —Entonces ten suerte, que tu guitarra sea tu único apoyo, sin poder pagar tu departamento y un gato viejo enfermo—, Dijo con desdén. Mordí el interior de mi mejilla—, ¿Podrás ser alguien en esta industria? Lo dudo. —¿Sabes que pienso? Que nadie aceptaría firmar un contrato para ser tu novia, y eso es lo que te duele cabron—, Le dije alzando el mentón—, Nadie aceptaría ser novia de ti. —Eso es lo que tu piensas, pero hay chicas que hacen filas tan siquiera por un saludo mío—, Me dijo acorralándome, me sentí intimidada—, Tu madre esta por perder su casa, tu apenas puedes pagar la tuya, ¿Tienes hoy para tomar tu maldita decisión? Apenas lo dijo me soltó y tomo su chaqueta para salir de la oficina con un toque de molestia, me deje caer en una de las sillas, si estaba jodida económicamente y el lo sabía a la perfección, necesitaba el dinero. Después de eso, César me dejo su tarjeta y me dijo que lo pensará, que podrían ayudarnos al inicio con la enfermedad de Zoé, que lastimosamente, necesitaba de medicación, estudios y demás, ambas nos subimos al coche, mamá no hablo para nada, yo miraba hacía por fuera de la ventana intentando saber que sería el mejor de los casos para hacer, sabía que esto traería problemas, sabía que podría joderme la vida de una y mil formas, tanto como el no hacerlo. Pero me sentía vendida, de cierto modo, ¿Eso era no? Una venta, vendida a Erick. Llegamos a casa de mamá, en donde la estaba cuidando Mar, una vecina de mamá, ella nos miro con una mueca. —¿Sucede algo? —, Pregunté cautelosa quitándome mi chaqueta, Zoé nos miró con pena. —Zoé se sintió perdida por un momento, pero ya esta mejor, ¿Cierto pequeña? —, Ella asintió, sus rizos se agitaron ligeramente ante dicho movimiento—, ¿Por qué no vas a tu habitación? Mencionaste estar cansada. —Un poco. ¿Les fue bien? —, Interrogó. Miré a mamá—, Estaba pensando, que quizá… Las cosas que seguro pasaban por la cabeza de mi hermana, se quedaron en completo silencio, ella comenzó a convulsionarse, sentí el miedo, verla ahí, me quedé estática por un par de segundos, hasta que reaccioné. Me agache en el costado de Zoé y le acomodé del modo en el que el doctor nos habría indicado, él nos habría dicho, que las convulsiones, los ataques, todo lo que ella iba sintiendo con el paso del tiempo, no cesaría del todo si ella no tomaba los medicamentos, era necesario, su lóbulo temporal sería el primero en cobrarle factura si las cosas no mejoraban. —Llama a César, mamá—, Dije acomodando el cabello de Zoé, con un nudo en la garganta—, Firmaré el contrato. —Se que no estás cómoda con todo esto, tu relación con Pablo… —Pero, es mi hermana—, Le recordé, a lo que sentí cómo mi pecho encogía—, No le dejaré que pase por todo esto, teniendo un modo de que las cosas sean menos duras. Y se sentía cómo lo correcto, por Zoé, por mamá. Pero, por alguna razón, me sentía completamente a la merced de Erick, porque las palabras que habría dicho, en todo habría tenido razón, habría dado justamente en el blanco, necesitaba esto tanto cómo él—si no es que más—ambos necesitábamos ese dichoso contrato, porque de no hacerlo, nuestras vidas podrían tener un cambio. SUDEP, el doctor decía que no se tenía mucha información de ello, pero que la epilepsia de Zoé, era de las más graves, podría tener muerte súbita, podría afectar su cerebro, podría morir. Y la vida de mi hermana valía más que mi orgullo o dignidad. Después del ataque de Zoé, salí de casa, mamá prometió llamarme cualquier cosa que ella necesitará, esperaba que así fuera. Erick me cito en uno de los cafés del centro, apenas entro podría notar cómo es que su sonrisa era de victoria. —Así que, aquí estás Sabrina. —¿Por cuánto tiempo será el contrato? —, Pregunté con una mueca. —Meses, máximo un año o dos—, Dijo con desdén. —Firmaré, pero…—, Me quedé callada—, La cláusula, que antes de que sea completamente famosa, tendré una remuneración económica, esa no la quiero. —Creí que todas las niñas soñaban comprar un palacio, ¿Qué es lo que quieres tú? —Que mi hermana sea atendida, su medicamento para la epilepsia, es todo. —Bien, me aseguraré de que tu hermana no terminé con el cerebro frito—, Dijo inclinándose a mí—, Pero, tu seguirás al pie de la letra el contrato. —No te refieras así de ella—, Le dije apretando la mandíbula. —Tranquila, ella estará bien. Es solo una niña, te ayudaría de igual modo con ella—, Dijo mirándome con tranquilidad—, Ella me agrada. Así que… —Ahora, tendrás que terminar tu noviazgo con Pablo, ¿Lo entendiste? Asentí bajando la mirada. Pablo, lo que la vida me robo…