Negarse a su propuesta

2451 Words
Al recibir la visita inesperada de alguien, tanto el abuelo como Ashley se sorprendieron mucho. Esta vez Hermes había acudido a Ronald otra vez, pero ya no era para pedir un jugoso préstamo, sino para tener la aprobación de casarse con la nieta del señor Ronald, supuestamente a la joven nadie la conocía. Ashley que estaba escondida incluso peló los ojos. Ella no podía creer que este hombre era un cara dura le estaba haciendo una propuesta asi, “umph” se quejó muy molesta, estaba airada hasta el copete y siendo sincera, estaba celosa, celosa de que él quisiera a la nieta heredera de su abuelo Ronald, aunque se trataba de ella misma, eso no lo sabía Hermes , pero ella si lo sabía, y eso bastaba para estar molesta con el hombre que ella un día eligió para ser su marido. El abuelo Ronald miró al joven delante de él y suspiró profundamente, para él era descabellado todo lo que estaba pasando. Y no pondría a su nieta en bandeja de plata, sea quien fuere el hombre que la quisiera para tratarla como un simple negocio. —Lo siento, mi nieta no está disponible para un matrimonio concertado, ella no entra en la lista de los negocios —dijo el anciano suspirando con impotencia debido a la osadía del hombre delante de si. —No la trataré mal —dijo Hermes, quien había dejado todo su ego atrás, para venir a pedir la mano de la nieta del señor Ronald. —Jajaja —se rió Ronald para luego agregar —supe que tenías de sirviente de tu madre y tu hermana a tu ex esposa, ¿Quien me asegura que no tratarás de igual forma a mi nieta. Al escuchar lo que dijera el Patriarca Min, el rostro de Hermes se volvió pálido —hasta ese momento él ni siquiera se había dado cuenta si Ashley había sido tratada de forma degradante, nunca se había preocupado por saber y Ashley jamás puso una queja al respecto. Lo amaba más que así misma que prefirió acoplarse al ambiente en que se encontraba con tal de recibir amor de parte de Hermes. —En verdad, ahora que lo dices —dijo dubitativo —, yo nunca me hice esa pregunta acerca de saber si ella estaba bien a mi lado. —Terminé por priorizar los asuntos de la Empresa —al decir eso, Hermes por primera vez tomó conciencia de su vida con Ashley y se sintió muy culpable. —Señor Min, comprendo ahora su falta de confianza en mi, realmente no me había comportado como un hombre confiable, entiendo que esté a la defensiva y se niegue a aceptar que sea yo quien despose a su nieta. —Vine aquí porque mi abuelo siempre dijo que podía acudir a usted si alguna vez ameritaba tal situación, sin embargo, yo mismo comprendo que no soy la mejor opción para su nieta, no soy nada confiable, me disculpo por tanto atrevimiento de mi parte. Ronald entendió las explicaciones de Hermes y que su viejo amigo también había esperado un matrimonio entre los nietos de ambas familias, sin contar que Ashley se enamoraría del nieto de su amigo y pidiera ayuda para casarse con él, siempre y cuando ocultando su verdadera identidad ante su esposo y la familia de este. Hermes siguió explicando al viejo Ronald acerca de su anterior matrimonio sin saber que se estaba hablando de la misma mujer. Lo que tuviera Ronald en una encrucijada, pues ya Ashley había sido la esposa de Hermes y él no había hecho feliz a su nieta. —Aunque sin embargo deba decirle que mi propio abuelo me pidió que me casara sin cuestionarlo con la chica que fue mi esposa por dos años, del porqué debía casarme con una desconocida, no lo sé, no le hice preguntas, soy culpable por no tratar de conocerla ni un poco. —Ella fue una pobre mujer a la que no traté de forma debida, ella no lo merecía, realmente me sentía molesto con mi abuelo por pedirme algo así, porque para mi el amor es especial y yo quería elegir a mi futura esposa. —Siendo así, deberías aprovechar ahora para elegir a la mujer que quieras y no tratar de arreglar un matrimonio a conveniencia —dijo Ronald. —Si, no creas que no lo he pensado así, sin embargo, mi madre quien no quiere que la pobreza la alcance, me exige que busque una esposa rica. No podría soportar a alguien a mi lado sin mi elección, al menos, recuerdo muy bien a su nieta de cuando yo tenia 15 años, la conocí montando un caballo pura sangre y aunque ella tenía tan solo unos diez años, su aura y su presencia me dejaron una profunda impresión. —Ahora debe tener unos 23 años, y si sigue soltera, puedo elegirla por esposa —el anciano Ronald frunció el ceño de nuevo mirando al joven. Mientras una Ashley perpleja escuchaba detrás de la puerta, la conversación entre su abuelo y su ex esposo, esto era interesante, pero ella jamás se casaría con él de nuevo, al menos no sin que la amara. Siendo un hombre sabio e inteligente, Ronald había comprendido la situación de Hermes y sabía también que Hermes seguía siendo importante para su nieta, así que le dijo lo siguiente. —En memoria de tu abuelo te ayudaré, no de la forma que esperas, sino inyectando un capital fuerte de dinero en tus negocios. De esta manera te daré la oportunidad de que rescates la fortuna familiar y no tengas que recurrir a un matrimonio arreglado. También te daré la oportunidad que conozcas a esa mujer de tus sueños y la conquistes debidamente, ¿Te parece bien esa propuesta? —preguntó Ronald con una media sonrisa en el rostro. Mientras que los ojos de Hermes brillaran con tenacidad al escuchar la forma de ayuda del anciano Ronald Min. Alegre pensó en una sola mujer, en su ex esposa. Dio las gracias y se levantó para marcharse. Estaba más satisfecho de esa manera, pensó que ahora podía buscar a su ex esposa y reconquistarla sin ningún problema. Al irse Hermes, Ashley salió de su escondite lentamente, el abuelo Ronald solo la miró sin emitir una palabra, sabía que lo que dijera podría herir el orgullo de su nieta. —Mi querida nieta, olvida a ese hombre —dijo en tono de disculpas. —Parece un buen hombre —dijo el abuelo —, pero podría ser que estoy siendo engañado por su aura poderosa —movió los hombros y dijo: —Parece sincero, pero no sé. —Está bien abuelo —dijo Ashley en tono relajado. Y para sorpresa de su abuelo, ella dijo: —Puedes llevar a cabo la fiesta de bienvenida que estás preparando en mi honor. —¿Que quiere decir, aceptas que te presente ante toda la sociedad? —Ashley sonrió con malicia y dijo: —No del todo, me presentaré con una máscara que tape mi rostro —Ronald frunció los labios y una sonrisa se reflejó en su rostro. Apoyaría a su nieta de la forma que ella quisiera y esta era una manera de dejar que Ashley lograra sus objetivos. Tres días después ••• Se anunció que la Dinastía Min al fin presentaría a la hermosa nieta ante el público, y esto iba a ser en una fiesta amenizada en honor a la querida nieta de los Min. Sin espera la sociedad a la cual pertenecía, se volcó a querer saber la identidad de la joven heredera, la curiosidad no los dejaba dormir ni comer tranquilos. No sabían como aguantar esperar a que llegara el día en que conocieran al fin a la única nieta del hombre más acaudalado e influyente en Milan. Ashley seguiría con su vida sin esperar a ver que pensaba la gente de ella. Para llegar bien vestida a su fiesta de bienvenida, Ashley llegó a una de las tantas tiendas con venta de exclusividad que era propiedad de su familia, ella pudo pedir los vestidos con entrega a domicilio, sin embargo no hallaba gracia o placer en estar gastando tanto dinero si no era ella misma la que saliera de compras. Así fue como Ashley entró a una de las tiendas exclusivas del lugar, ella traía un jeans y suéter holgado que tapaba toda su extremidad superior, los ojos de Ashley brillaron al ver un vestido único y hermoso. El vestido debía ser muy costoso, pues traía incrustaciones de diamantes en todo el borde del cuello en V. Los delicados bordes se veían como si tal fuese encajados y bordados en hilos de oro, “ella sería como una princesa real, no alguien como esa” pensó la dependienta del local al ver a Ashley tocar el vestido con sus manos delicadas. —No lo toques —dijo de forma áspera la mujer. Enseguida Ashley se detuvo en seco, pero luego siguió acariciando el vestido como si no oyera la voz de la chica. —Uf —jadeó Valeria, ella aprovechó entrar a la tienda al ver a Ashley entrar en ella, estaba llena de maldad para vomitar sobre la chica. Creyéndola ingenua y sola sin un respaldo, ella se lanzó al ataque. —Los Min sin duda son una familia distinguida, ¿Como dejan que personas como esta mujer entren a una tienda tan exclusiva? —Ashley enseguida reconoció la voz de su ex cuñada. Ella solo sonrió dentro de su mente, aunque por fuera solo mostrara frialdad. —El que puede, puede —dijo Ashley y finalmente dió la vuelta para encarar a Valeria, pues esta era una mujer ociosa y tramposa, le había aguantado mucho en el pasado, pero hoy no tenía porque hacerlo o mantener la misma postura de antes, ya no más. La empleada que al ver a Valeria, pareció crecerle las alas, pensó que sería ventajoso humillar a Ashley, y así la arrogante Valeria podía llegar a verla como a una aliada y ser amable con ella. Asi que gritó. —¡Sal de aquí! ¡Vé a donde perteneces! —su voz chirriona se escuchó por toda la tienda, y en el acto quiso arrebatar de las manos de Ashley el hermoso vestido rompiéndose el vestido ante la vista de las tres mujeres, la trabajadora se llevó las manos a la boca para no gritar del miedo que sintiera, pues la pieza era única, y le habían dicho que no estaba a la venta porque era exclusivo de la nieta del dueño del lugar. —¿Ves lo que acabas de hacer? —gritó Valeria aprovechando el momento para culpar a Ashley, aunque allí todos sabían que no era culpa de Ashley, tan solo quería joderle la vida. Como Ashley permaneciera en silencio, Valeria volvió a arremeter contra ella. —Ni vendiendo tu cuerpo a cien hombres por trescientos días, pagarías ese vestido —recriminó Valeria sin detener la lengua venenosa que tenía. Ashley suspiró y miró a aquella mujer hueca del cerebro, ella solo la miró con ira, pero no le dió el placer de que supiera que ella estaba enojada. Se puso a reír de las dos mujeres, pues las dos estaban confabuladas. Y para hacer tragar su mala intención a Valeria, Ashley le dió en lo que más le doliera. —¿Acaso no ostentas que tienes mucho dinero y apellido ilustre —frunciendo el ceño Valeria dijo: —Si, claro que lo tengo. Tu eres la que tendrá que venderse para pagar ese vestido que era para la nieta de los Min —dijo Valeria muy segura de sus palabras, mientras que Ashley siguió con su intención de herirle el ego. —Pero ni aunque te bañaras con oro líquido, lograrías que Alan se fijara en ti —dijo Ashley sonriendo de oreja a oreja. El rostro de la chica enseguida se volvió blanco como si toda la sangre en su cuerpo fuera drenado. Ashley sabía como sacarla de su confort. Alan era el mejor amigo de Hermes y se sabía en secreto a voces que Valeria moría por una cita amorosa con él, aunque él no la miraba siquiera. —¡Tú! —dijo Valeria apuntando con el dedo índice. —Ten en cuenta que mi hermano nunca te quiso —dijo Valeria de modo acusatorio. —Admito esa verdad, por eso me divorcié —señaló Ashley aún sonriendo, pero sin disfrutar de su sonrisa falsa. Escuchando esto, la dependienta estaba todavía más preocupada por el vestido, ella pensó que Ashley no era tan débil como pensaba que era, si hasta había logrado casarse con un buen prospecto de hombre. —En cuanto al vestido —dijo Ashley volviendo su mirada en la dependienta de la tienda. —Te doy hasta hoy por la tarde devolverla en su estado inicial, sino llegarás a pisar la cárcel por atrevida. —P- pe-pero, ¡fuiste tú quien la rompió —alcanzó a mentir todavía la joven. La sonrisa en el rostro de Ashley no se borró, pues le parecía que había lacras aún entre la gente acaudalada y las que no lo eran. Dicho eso, Ashley intentó irse, pero la dependienta fue tan atrevida que la tomó del brazo para retenerla, en ese momento crucial entró un hombre, este era apuesto y elegante, era el gerente de las tiendas de ropa exclusiva de los Min, él conocía la verdadera identidad de Ashley, así que al ver esta interacción, se enojó con la actitud de la trabajadora. El hombre por nombre Darién, se acercó rápidamente, él no acostumbraba llegar así a las tiendas, si hoy vino hasta aquí fue porque el abuelo Ronald lo llamara y le dijera que su nieta había ido a esa tienda de ropa. —¿Que crees que haces señorita Leija? —asustada sin poder soportar la presión, tan solo pudo tartamudear. En ese momento Valeria aprovechó para acusar a Ashley de romper el vestido, a lo que la otra señorita asintiera que fue así, pero lo más inaceptable para Valeria, fue la actitud del gerente, él pidió disculpas directamente a Ashley y le dijo: —Señorita lo siento mucho, podemos trabajar día y noche estos días que faltan para terminar de arreglar el vestido. —era claro en las disculpas del hombre que Ashley no era cualquier cliente, sino la nieta de los Min, pero Valeria estaba tan engreída en su papel de odiar a Ashley que no se dio cuenta de la verdad. Finalmente Ashley salió de la tienda después de asentir, mientras que Valeria saliera detrás de ella para seguir tratando de molestar.
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