A Hermes se le paró, pero no su corazón, eso últimamente ya le venía sucediendo que cuando pensaba en Ashley, sus partes nobles despertaba. Confundido todavía, no entendía porque le ocurría esto cuando pensaba en ella y que a menudo pensaba en ella en el resto del día. Quizás encaje al dicho popular que reza así, “nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde” Hermes se sentía como un hombre pervertido al entrar al baño y desnudarse, al ver su pirinola apuntando al frente. “Cálmate amigo” habló bajo. Sus pómulos se enrojecieron, estaba pensando en Ashley, pero, por que en ella, no era que no tenía mujeres a su disposición, pero por qué ella? « Sería que estoy enfermo » volvió a pensar, al salir del baño, y mirarse en el espejo, se dijo: —Ashley, ¿En qué momento entraste dentro de mi

