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Los Primordiales

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Ellos son magia.

Ellos son fuerza.

Ellos son pureza.

Ellos son el principio.

Ellos son el final.

Ellos lo son todo y nada a la vez.

Descubre como tres seres aparentemente puros luchan contra cosas que ni ellos comprenden.

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Prologo
Hace millones de años, hace siglos cuando no había nada, existían dos esencias, que viajaban por la enorme nada, por los pequeños huecos que dejaba el otro. La luz y la oscuridad bailaban un baile que solo ellos comprendían, pero eran dos esencias que debían bailar sin tocarse, no sabían la razón, pero era una norma que se impuso y debían respetar, nadie sabia quien la impuso y que había antes de que ellos aparecieran pero solo se sabía que ellos aparecieron de un momento a otro y empezaron a existir. Pero toda norma se hizo para romperse, y ellos la rompieron, el amor o lo qque fuera que sintieran, pudo más que la prohibición, se tocaron creando hermosos lugares, sus hijos, siete universos a cada cual más diferente al anterior. La luz, miraba desde su piedra favorita el lugar que había creado, con el tacto de su amor, en ese momento, una oscura sombra negra la rodeo para finalmente colocarse detrás de ella y tomar apariencia corporea. —Creo que nuestras creaciones son cada día más hermosas—comento la oscuridad, tranquilo y feliz, el no le daba mucha importancia a ello pero la luz en contra, creía que algo muy diferente. —Debemos parar—comento ella y él la miro. —¿De que hablas?—comento él. El lenguaje fue algo que se creo solo, ellos no pusieron palabras a las cosas, simplemente salieron así por lo que en ocasiones podía perderse en el conflicto. —Amo bailar contigo—dijo la luz y miro a su amado, bailar, así llamaba a cuando se juntaban, y era el momento más precioso de lo conocido—Pero toda creación deja de estar bajo nuestro control cuando sale—. —No quieres bailar más—concluyo tranquilo—No quieres estar conmigo—dijo y se alejo de ella molesto. —No es eso—dijo la luz intentando acercarse a él, sus impulsos la hacían querer agarrar su mano y abrazarle pero no podía, sabía que eso solo traería problemas, por lo que no lo hizo. —Dejalo—dijo él antes de volver a convertirse en una sombra e irse, dejando a la luz, con mil dudas ahí, sola, mirando a la nada y al infinito al mismo tiempo, su intención no era esa, ella quería explicarle muchas cosas pero no podía. Las palabras se le complicaban cuando se trataba de la oscuridad y él no era racional que escuchara, sino que se agarraba a los sucesos. Aunque estos dos seres son importantes en la historia, y son al final, a los que debemos agradecer, no es su historia, esta no al menos. Esta historia, no nos llevaba a hablar de romance, sino que nos adentra en la creación de la magia. La magia siempre existió pero si no estaba representada era solo energía que fluía por el espacio, sin ser aprovechada, no existe vida sin magia pero se debe controlar, por eso la naturaleza, que es en ocasiones la más inteligente, creo tres seres, para dar representación a la magia y aunque nacieron en un lugar gris, en un hermoso castillo, la luz y la oscuridad, les enviaron a otro lugar, para ver sus capacidades, para ver su valía para que fueran sus herramientas. Tres seres en forma de jóvenes, cayeron en un claro que desconocían, un lugar al que no sabían como llegaron Un ser nacido de la noche, que es inmune a casi todo, menos el sol, que lucha con la velocidad de la luz, la agilidad de un dios, era frio, capaz de alimentarse de cualquier cosa y manipular mentes, con un tacto que podía matar a muchos y con habilidades que cualquiera desearía. A su lado, un ser que le afectaba la luna, este ser era capaz de convertirse en cualquier animal a su placer, pero mientras no era animal, tenía las habilidades de estos, veía a mucha distancia, escuchaba conversaciones a kilómetros de distancia, o poder oler la comida a distancias inimaginables. Y, por último, un ser con inmunidades al sol y la luna y gran inmortalidad, pero con un cuerpo frágil que un fuerte golpe la podría matar sin ser tan débil como otros seres que cualquier virus les mataba, tenia un metabolismo más fuerte pero no tenía, inmunidad corpórea, pero grandes habilidades para usar la naturaleza en su favor y habilidades increíbles con sus manos. Aunque la naturaleza les dio grandes habilidades e inmunidades, también les dio una debilidad o dos, porque por experiencia sabía que dar todo el poder a alguien, le hacía peligroso. Los tres fueron creados y puestos en un lugar seguro para ser entrenados, para ser la mayor arma de la naturaleza y de la luz y oscuridad para proteger todo lo que se conocía como correcto, o lo que las fuerzas superiores creían como correcto, en toda cruel realidad solo había una regla que duraba por años "Siempre sobrevive el más fuerte", y en ocasiones hay que imponer la creencia de que eres el más fuerte. —En este mundo, la forma de tener identidad es tener un nombre—hablo la luz que se manifestaba como un rayo de sol, miraba a los tres seres creados, pero no como niños sino como adolescentes que entraban en la edad adulta, la mejor época—A la jovencita, le otorgaremos el nombre de Lyra—dijo la luz, sin saber que lira era el sonido de Orfeo, quien con ese sonido encandilaba a los animales, la luz movió su mano y por el cuerpo desnudo de la joven se empezó a crear una ligera tela que la cubría desde el cuello a los pies— Al joven que huye de mi luz le daré el nombre de Alnair—prosiguió, un gran nombre para alguien que brillaba cuando la luz le daba como una luz de estrellas, he hizo lo mismo que con la joven, movió la mano, para que el cuerpo del joven también se tapara aunque en este caso con dos piezas. —Al ultimo le daré yo el nombre—dijo la oscuridad interrumpiendo a su amada, se apareció ante ellos con un tenebroso rostro mortal, su piel pálida era bien contrastada con su pelo y ojos oscuros y ropa oscura, la luz, no muy conforme hay que aclarar asintió y antes de que su compañero hablara, agito su mano para darle al ultimo joven las mismas telas que llevaba su compañero, dos piezas que le tapaban—Huiras de mí, por lo que me gusta tomarme esa liberta, Elnath—dijo sin pensarlo, y ese nombre le venía perfecta porque su parte animal encaja con el nombre que le había sido asignado. Los jóvenes acaban de nacer, acaban de ser creados y muchos podrían pensar que no sabían nada pero estaban equivocados, aun sin ellos ser conscientes, la sabiduría recorría sus cuerpos con gran fuerza. La luz y la oscuridad se fueron dejando a los jóvenes al cuidado de la naturaleza, que no tenía forma, era todo y nada a la vez. Al Elnath, el joven que cambiaba de forma a su gusto, la naturaleza le enseño como dominar el animal de su interior y evitar que este se apoderada de él. A Alnair, le enseñaron como usar las habilidades que le habían sido otorgadas con su creación, le enseñaron a usar su gran agilidad y fuerza, su mente para que nadie pudiera jugar con él. Y a la joven Lyra, la enseñaron a usar la naturaleza a su favor, a que nada la pudiera hacer daño porque al ser la más frágil era quizás las que más peligros iba a vivir. Aún siendo creados de la misma esencia, no eran iguales y no reaccionaban igual, todos fueron educados a amar y en guerra, pero cada uno desarrollo su personalidad atada a su naturaleza interior. Pasaban mucho tiempo entrenando, demasiado quizás pero siempre intentaban buscar un momento para estar juntos, la naturaleza no tomaba forma alguna por lo que el único contacto real, era entre ellos, por ello rápidamente frogaron una amistad. Nadie puede saber que tan caprichoso es el destino y el amor, y cuando estos se juntan, hacer verdaderas diversiones y crueldades, por ello enamorar a dos jóvenes que quizás no comprenden lo que es amar, es cruel y más cuando no saben el destino que les espera. —Hola—dijo Elnath e hizo una reverencia, la chica que estaba mirando varias plantas se giró encontrándose con los ojos azules del chico. —Hola—dijo ella mientras jugaba con la manga de su vestido, él chico que iba con una camisa y pantalones anchos, analizo el vestido ancho de la chica, que su color blanco destacaban su pelo castaño claro y ojos azules. —Falto yo—dijo Alnair acercándose a la pareja, se puso alado del cambia formas y miro a la chica con sus ojos negros—¿Soy yo o nos han hecho súper guapos? —pregunto el chico que miro a sus compañeros muy intrigado. Nacer sin pasar por la infancia y sin tener que esperar 9 meses tenía sus cosas, ninguno tenía ombligo y nacían sabiéndolo todo, y lo que no sabían según pasaban cosas, lo sabrían. Y se podía moldear sus cuerpos como se desearan. —Subestimas a la belleza humana—dijo Lyra mientras guardaba las hierbas. No sabía que eran esos humanos de los que hablaba pero era consciente de que existía esa fuerza y muchas más que aún no habían podido conocer. —Creo que ninguna humana puede igualarte—dijo Elnath, Lyra se giró para mirarle. Contacto visual, fue lo único que necesitaron para entregarse al otro, así de fácil el amor junto a sos personas y comenzó el mito de que los hombres lobo solo amaban una vez, simples mentiras pero el amor, que se creía que era lo mejor y lo peor, siempre estaba dispuesto a jugar a lo grande, al juntar parejas. —Deberíais comer—dijo la brisa trasformada en persona, no era completamente una persona, un cuerpo sino que una sombra, que cada uno interpretaba a su forma. Todos asintieron y caminaron a un lugar a comer algo de fruta, tras eso volvieron al entrenamiento, a la joven bruja la enviaron a aprender a ser ágil y delicada como una flor, al joven hombre lobo a aprender el uso de armas y el vampiro a luchar cuerpo a cuerpo. Y así, entrenaron meses, en compañía de los tres y de la naturaleza, sin tiempo apenas ha hablar, la luz sabía que estaba haciendo la humanidad en otros universos, solo traían cosas malas; odio, destrucción, guerras y al menos en uno se debía evitar la catástrofe que perseguía a la humanidad, en cualquiera de sus esencias. Debían conservar la vida, si todo se destruía, no tendrían nada pero si al menos uno perduraba, su misión, su vida, sus errores, habrían servido de algo. Pero un día, por fin tenían descanso, poder hablar y regalarse seria la receta perfecta para dejar de pensar en sus obligaciones, Lyra cogió un sitio en el pequeño jardín que tenía y se puso a leer un poco acerca de los humanos. La luz, lo tenía todo escrito, y en ocasiones le dejaba leerlo si creía que era merecedora de ello. Debían conseguir muchos méritos, pero para Lyra conseguirlos era divertido y más por la recompensa, amaba los libros, amaba que todo estuviera escrito, amaba que todo tuviera su lugar y una palabra. —¿Vas a decirle algo? —le pregunto Alnair a Elnath cuando fue a pasar le el balón con la cabeza. —¿A quién? —pregunto el joven sorprendido por la pregunta de su compañero. —A Lyra, por la oscuridad de este universo—dijo Alnair provocando la risa de su compañero—He leído que, en otros lugares, maldicen por su creador, y ese señor me cae mejor que la luz—dijo el joven. —Lyra les dice señor y señora—comento el cambia formas y su amigo le miro—Vale voy—dijo levantando las manos en señal de rendición, se acercó a la joven que leí con atención su libro y se sentó a su lado. —Hola—dijo ella al notar la presencia del joven, miro al chico a los ojos. —No sé cómo hacer esto—dijo él, la chica le miro, cerro su libro dejándolo a un lado, y se movió para acortar la distancia entre el chico y ella, no necesitaba palabras, ella comprendía cada mirada del joven, era capaz de leerle sin problemas, solo con una mirada, para Lyra, Elnath era otro libro abierto que amaba leer—Se mucho pero este tema es tan desconocido—dijo él joven. Lyra le miro, analizando la situación, ella entendía lo que el quería decirle, pero no sabía como lo iba a hacer, les habían enseñado muchas cosas pero las relaciones con otros no era una de ellas, era algo que lo hacían de forma natural. Elnath miro a la joven, y sin dudarlo junto sus labios, en un movimiento lento y dulce, la chica se quedo impresionada, no sabía que era aquello, no lo entendía pero le gustaba. —Creo que eso dice mucho—dijo ella al separarse y acaricio la mano del chico. —Primordiales—grito la oscuridad, los tres jóvenes se pusieron rectos y de pie, en fila. Primordiales, les habrían dado ese nombre ya que ellos eran la representación de la magia, el inicio de algo controlado, sin los que nada podría haber pasado y sin los que muchas cosas no serían posibles. —Vuestro entrenamiento ha finalizado—grito la oscuridad, rodeo en su forma incorpórea a los tres jóvenes y se convirtió delante de ellos en humano, la luz no hizo tanto espectáculo, simplemente se trasformo y coloco alado de su compañero, su largo cabello blanco, piel clara, y ojos azules claros, casi blancos, la hacían hermosa. —Hemos decidido que os iréis por este mundo a crear más como vosotros, a enseñarles lo que sois y lo que sabeis—dijo la luz, los tres jóvenes se miraron con ilusión por al fin ser libres. —Sera genial viajar con vosotros—dijo Alnair abrazando a sus dos compañeros, ellos no entendían que eran esas muestras de afecto, pero para ellos era correcto hacerlo, era una necesidad que debían cumplir, Elnath agarro la mano de Lyra con fuerza entrelazando sus dedos, y ahí la luz se dio cuenta. —No—grito la luz, los tres jóvenes y la oscuridad la miraron—Iréis cada uno, por un lado, no podéis perder el tiempo—dijo ella y Lyra miro a Elnath. La joven bruja jamás había estado sola y no dominaba la lucha por lo que estaba aterrada, pero ese no era el único sentimiento que estaba en ella, la tristeza tomaba a cada según más fuerza. —Podemos prometer no distraernos—dijo Elnath, conociendo el temor de su amada, pero no solo le hacía hablar, también la tristeza de acabar de poder confesar sus sentimientos y tener que alejarse con rapidez, sin olvidar a Alnair, la única persona con la que se entendía y que le servía como apoyo en todo. —Lo que sintáis no es importante aquí, es más importante nuestra causa—dijo la luz y miro a la oscuridad con seriedad, él no muy convencido, agito las manos y dio a cada uno una tarjeta con su primer destino. —Despediros e iros—dijo la oscuridad antes de irse seguido de la luz, Lyra miro a Elnath sin saber que hacer, él la abrazo con fuerza dejándola que llorara en su pecho. No sabían que era llorar, la naturaleza dio ese nombre a cuando el agua salia de sus ojos, aún no comprendían de que servia pero en ocasiones era tan relajante que se permitían hacerlo. El dolor de ver así a la primera persona que amo era horrible. —Me mata verte así—dijo Elnath y beso la cabeza de Lyra, levanto la cabeza de la joven y sus ojos hicieron contacto como la primera vez, reafirmando que el amor, era eterno—Esto no durara por siempre, y escúchame siempre estaremos bajo el mismo cielo—dijo él joven y ella sonrió levemente. —Cada día, prometo mirar al cielo para estar contigo—dijo ella y él sonrió, beso la mejilla de la joven. —Y yo haré lo mismo—prometió él de vuelta. El tercero en discordia miro la situación casi llorando y se llevó la mano en el pecho por empatía y rabia, Elnath beso por última vez a Lyra, su último beso, y con eso cada uno cogió la bolsa que la naturaleza, su verdadera madre, les preparo y se fueron, cada uno a un lado del mundo a cumplir su misión. A la oscuridad le costó bastante aceptar el hecho de que solo tocar a la única mujer que amaba, crearía a los diferentes universos, para él era demasiado saber que, si no quería crear más vida, no debía ni siquiera rozar sus dedos, cosa que le mataba. Pero eso no le impidió estar con ella siete veces, él dice no arrepentirse, no lo hace pero no tiene aprecio a los universos, no como lo tiene luz, ella desea que todo sea perfecto, sin fallos, pero ellos no controlan todo, una vez crean algo, las decisiones de este son libres, creando un tipo de vida u otro, por eso se empeñaba en controlar cada creación mágica, decidir todo, pero no son seres omnipotentes, no están en todas partes, en ocasiones están mirando a un universo y dejan su sombra en los demás, pero la sombra no ve nada y nada puede hacer. Pero aun así la luz no se daba por vencida, y seguía con su control. Los primordiales eran solo uno de estos, un control que puso en este universo, seres que mantendrían la paz, y que tenían esa misión sin tiempo para el amor, sin tiempo a nada más. La oscuridad se acercó a su amada, pero no la toco, no quería dar más problemas por lo que solo se acercó para saber que les esperaba a sus hijos de este universo, tres jóvenes que, aun aparentando una edad avanzada, era niños con miedos e inseguridades. —¿Dónde irán los primordiales? —pregunto la oscuridad sin aún conocer todos los planes de la luz, ella miro al planeta y aparto las nubes. —Él que tema la luna ira con los únicos que aceptaran su parte animal—dijo ella y movió a las nubes de nuevo a su lugar—Quien evita el sol, ira al imperio, donde los vicios son ocultados por la sofisticación, solo ahí encajara—continuo. —¿Y ella? —pregunto la oscuridad preocupado por la dulce Lyra. —Ella ira con los únicos que entenderán su ser, espero que oculte su dulzura sino será su fin—dijo ella, aunque no lo admitiera la oscuridad se había encariñado de ellos, seres aun puros, buenos e inocentes. —Espero que el plan que tengas funcione, porque no merecen nada malo—dijo él con tranquilidad porque sabía que cualquier negatibidad molestaría a su compañera. —Claro que funcionara y separarles, es lo mejor—dijo ella y él negó. —Tú sabes que no, el amor te hace mejor—susurro él al recordar los primeros momentos con ella, nadie sabe que hubo antes de ellos, un vacío, pero ¿No es este al final la oscuridad sin vida? Hay dudas que nadie puede responder. —Pero te hace más débil—susurro ella, la oscuridad se alejó de ella y la analizo, en todas sus formas era hermosa pero su favorita era la humana. —¿Te hago débil? —pregunto él sorprendido, su compañera había cambiado bastante con los años, antes era alegre y despreocupada, era maravilloso estar con ella, era él, la oscuridad quien ponía los frenos, pero ahora con la llegada de los universos, se volvió seria y dejo la diversión, ahora era él quien la buscaba para divertirse. —No, me haces mucho bien, pero es porque nosotros no debemos preocuparnos por nada—dijo ella, y se acercó a su amado, pero él se alejó—Ellos deben cuidar un universo, por eso no le dimos parejas a Dios, para que pudiera cumplir su misión y lo está haciendo—dijo ella y él la miro, suspiro, cansado porque jamás podía enfadarse con ella por mucho que lo desease, ella era su gran debilidad —No se cuál es tu plan, pero lo aceptare hasta que sea inútil—dijo él, volviendo a su esencia seria y oscura, con ella podía ser cualquier cosa, pero ya no creía que era adecuado. —Mi intención es crear más seres como ellos, guerreros que luches como Alnair, protectores como Elnath y sanadoras como Lyra—dijo ella ilusionada por las grandes esperanzas que tenía en ese universo. —Si crees que estos humanos son diferentes, a por ello—dijo él, dejando su atención fuera de los primordiales, a otros que también la necesitaban.

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