Capítulo 19
El Atardecer
Parte 5 / Frustrado intento
[Santiago]
Ella no se quedó ni un solo instante esperando una respuesta más inteligente de mi parte, era imposible en medio de su pensamiento que yo me estuviese negando a tomar su cuerpo, mi entre pierna estaba ya alterada al igual que mis sentidos no podía dejar pasar su aroma, o que inexplicablemente su escote ya mostraba un poco más de la curva superior de su pecho, además que instintivamente yo ya había desabrochado su pantalón, tal como ella lo había hecho ya conmigo… mas no hice más que quedarme en silencio en ese momento, negando con el movimiento de mi cabeza toda coherencia de lo que estaba sucediendo, se levantó de un solo salto y acomodo su blusa en su lugar, me empujo a un lado, se abrió camino al sofá de la sala y tomo su cartera, su chaqueta y abrocho su pantalón. Su mirada furiosa no se despegaba del suelo, parecía mirara al infinito, yo también trate d abrochar mi pantalón, busque a mi alrededor y recogí del suelo la camiseta, pude notar al agacharme que ella me observo como si quisiera decirme algo en ese momento, no alcance a colocarme mi camiseta cuando vi que ella tenía la intención de irse de inmediato de mi apartamento, trate de tomarla de la mano pero ella al sentir mi mano cerca de la de ella la aparto enseguida, camino en un par de pasos hasta la puerta pero antes de que la abriera abrí mi bocotá sin pensar.
—Mira… lo siento… es que en verdad no puedo…—le dije en voz alta.
—¿Por qué no?—me reclamo más molesta que curiosa.
—no lo sé…—respondí sin pensar, —Todo lo que ha pasado no es fácil para mi… a tus ojos yo soy alguien tan sencillo que te es imposible pensar todo lo que pasa por mi mente…, yo no puedo olvidar todo por lo que he pasado solo con tomar tu cuerpo… yo no puedo verte así… y eso ya responderá mucho de tus preguntas… —le explique.
—No puedo creerlo…—fue lo único que contesto en ese momento.
Me observo por un par de segundos y se dio la vuelta, halo la puerta con fuerza pero esta estaba con seguro, la halo un par de veces más desesperada.
—¿Me ayudas?—pregunto mirando hacia la puerta luego de respirar profundo para calmarse.
—Si… claro…—le dije.
Me acerque a ella y por un lado le quite el seguro a la puerta, tome la cerradura y abrí la puerta lentamente, ella tan solo resoplaba buscando calmar su respiración.
—Hasta pronto…—le dije tranquilamente.
—Nunca más…—me respondió en voz baja.
Podría jurar que en ese momento sentí una leve sensación de que ella estaba a punto de llorar, mi corazón se partido en mil pedazos con tan solo pensar que la había lastimado, pero ese mimo pensamiento fue el que me hizo llegar hasta ese momento de mi vida… por una vez en mucho tiempo debía al menos pensar en lo que yo quería que pasara, y si no debíamos estar juntos de ninguna forma, yo no tenía por qué aceptar nada de ella… sin importar que mi mente de hombre hablara por mí. Me aparte de la puerta para que ella saliera, sin embargo fue ella la que tomo la puerta y al salir la azoto tan fuerte que incluso sentí como la brisa del portazo me empujaba por un instante, el portazo hizo eco por todo el edificio, por los pasillos mientras yo aún estaba pensando en lo que había sucedido, al mismo tiempo que en mis oídos aun retumbaba el estruendo del portazo, pensé por un momento y rogué al cielo que nadie hubiese presenciado la sutil escena que Paula protagonizo, coloque mi mano sobre la puerta sosteniendo a la vez mi camiseta aun envuelta en mi mano y con la otra cubría mi rostro avergonzado, quería devolver el tiempo en ese momento pues pensé en un instante que algo podría haber resultado de una mejor manera, pero era tarde, me sentía por completo un estúpido, tanto así que abrí la puerta nuevamente y me asome con prisa al pasillo, pero ya no había siquiera una señal de que Paula en algún momento estuvo allí junto a mí, fue inútil tan solo pensar que podía buscarla, tan inútil pensarlo como el mismo hecho de hacerlo pue son había nada ya por hacer. Devolví mis pasos y regrese adentro del apartamento, ajuste la puerta nuevamente y me coloque mi camiseta nuevamente… me quede en silencio, pero aún no pensaba con claridad, me sentía confundido y a la vez caliente… debía admitirlo. Camine hacia el balcón y me asome nuevamente, tan solo por curiosidad quería ver como la joven Salía apresurada del edificio, y tal cual lo imagine, así sucedió. Vi desde lo alto de mi balcón, como Paula salía del edificio junto con su chaqueta y sui cartera, camina apresurada y sin dudarlo un solo segundo, le hizo una señal a un taxi con su mano y tan pronto como el vehículo se estaciono, ella abrió la puerta y lo abordo. Pude ver todo desde la distancia, tan solo me quede como un espectador más de una fallida escena de reconciliación, me sentía frustrado, pero no había nada que hacer busque mi teléfono como si pudiera hacer algo… abrí los mensajes que ella me había enviado, quise escribirle o mejor dicho llamarla, pero como si estuviera al borde de hacer lo impensable, sentí un nudo en mi garganta que no solo no me dejaba hablar, también me impedía pensar en algo que pudiese escribirle en ese momento, más debía hacerme a la idea de que no podía jugar más su juego, si me arrepentía de lo que con sinceridad hice, más pondría mi corazón de nuevo en bandeja de plata para ella… no podía permitirlo, tome el Teléfono celular con algo de rabia y lo tire sobre el sofá, no me importo si llegaba a caerse y se rompiera en mil pedazos, camine hasta la barra de la cocina donde todo sucedió y tras un breve momento en silencio, golpee la superficie con un puño que liberara la tensión que sentía en mi cuerpo, finalmente la única alternativa que halle, fue la de tomar un poco más de la bebida aromática que había preparado. Entre en la cocina y tomé las tazas que había usado, fue en ese momento en que me di cuenta que Paula siquiera había probado la aromática que le serví… tan solo me dio más rabia de la que ya tenía, ella había planeado todo y yo como un idiota había caído en su conspiración como un muñeco de prueba. Simplemente bebi un poco más de la aromática que aún permanecía tibia y quise prender la televisión… quizá algún programa me despejaría la mente… al menos por un rato.