Después del turno de madrugada del trabajó, Mía se dirigió a la mansión de la familia García y fue directo a la cocina. Se aseguró de llegar allí temprano en la mañana para que nadie estuviera despierto todavía. Tenía miedo de que las criadas la vieran cocinando allí y la acusaran de acaparar todo el contenido de la despensa. Peor aún era si los abuelos de Charles la veían allí. Ambos la odiaban a muerte, y con razón.
Con cuidado, colocó los ingredientes que había comprado en el supermercado sobre el mostrador. Sacó lentamente los utensilios que necesitaba usar para no hacer ningún ruido. Comenzó a preparar los ingredientes necesarios para el pastel de queso favorito de Charles.
A simple vista, Charles parecía alguien que solo disfrutaba de la comida salada y picante. Sin embargo, Mía sa
