Lorraine observó complacida su nueva residencia, todo estaba de la forma en que alguna vez había soñado. Una enorme casa demasiado acogedora y hogareña. No quería una residencia llena de inteligencia artificial y focos que se encendían con un aplaudir. Deseaba una casa donde poder respirar aire fresco y aparte del bullicio de la ciudad. Había hecho una buena elección. Sus labios se curvaron en una sonrisa al mirar que las alfombras y los muebles que había escogido con la diseñadora estaban en los sitios acordados. Madame Chevalier le seguía con una libreta en mano mientras iba colocando una ligera marca a las cosas que ya estaban hechas. —Ha hecho una buena elección, señora Lacroix, la construcción de la casa es exquisita y los tapices que ha escogido concuerdan con la temática de todo.

