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La diosa de los elementos

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Blurb

Esta historia trata acerca de un joven adolescente que después de haber tenido una vida muy común y aburrida descubre lo que realmente el destino tiene preparado para ella. Un nuevo mundo en el cual ella puede enfrentar obstáculos y descubrir quien es ella realmente y de lo que es capaz de hacer, al llegar a la tierra de las hadas su destino parece tener otro rumbo en dónde la magia puede parecer fantástica a simple vista, pero manejar los poderes otorgados puede ser todo un desafío.

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¿Quién soy realmente?
Fay  Salgo de la clase de química como cada lunes a las 2 P.M. y me dirijo a la salida de la secundaria a la que asisto para poder bajar hasta la parada del camión como siempre. La plaza cerca de la secundaria siempre está llena a esta hora del día cuando los alumnos terminan sus clases y pasan su tiempo libre con sus amigos, a diferencia de mí que casi siempre estoy sola. El camión parece retrasarse y el cielo se empieza a nublar, todo se torna bastante oscuro a comparación de hace unos instantes cuando aún se podía apreciar el cielo azul. —No puede ser, no anunciaron que llovería hoy —dice una alumna cerca de la parada. —Mejor esperemos adentro de la plaza y llamamos a mi mamá, para que pase por nosotras —responde la otra chica. Empieza a llover y todos los alumnos van a refugiarse adentro de la plaza, mientras yo sigo parada esperando el camión, mi cabello castaño y mi uniforme empiezan a escurrir del agua que cae como ese día que se repite una y otra vez en mi mente, ese día en el que todo cambio para mí. —Si tan solo te hubiera cuidado mejor, aún estarías aquí… —digo balbuceando mientras cierro los ojos un momento. La lluvia sigue cayendo, pero esta vez no me está mojando a mí, como si hubiera algo que lo cubriera, mientras las voces y la atención de las personas a mi alrededor se posan en mí como si algo inusual estuviera sucediendo. —¿Acaso eso estaba ahí? —pregunta una chica que se asoma con curiosidad. —¿Cómo pudo pasar eso? —pregunta otra chica mientras se acercan hacia donde estoy. —¿Qué clase de truco es este? —pregunta un alumno acercándose. El ruido y la presencia de varios estudiantes me trajeron de vuelta de mis pensamientos, ¿Por qué estaban todos tan cerca de mí? ¿Qué es lo que están viendo y fotografiando? Fue entonces cuando finalmente me decidí a voltear hacia arriba y sorprendentemente había una especie árbol arriba de mí, sus ramas se entrecruzaban entre sí como si fueran una especie de techo, pero aquí no había ningún árbol cuando yo llegue y que yo recuerde jamás había en esta parada, ¿acaso yo lo hice? Todo esto es tan confuso que solo quiero desaparecer… Después de cerrar y abrir los ojos ya no había nadie enfrente de mí, de hecho, ni siquiera estaba en el mismo lugar de antes ahora estaba… ¿En el cielo? Todo estaba rodeado de un inmenso azul y había nubes al alrededor, hasta el piso era azul, pero no parecía que estuviera pisando un suelo normal. —¿Morí…? —me pregunto a mí misma. —Claro que no ja, ja, ja —me responde una mujer con voz tranquila. —Entonces ¿en dónde estoy? —pregunto confundida mientras observa a la joven mujer de cabello castaño y rizado. —Estas en donde perteneces Fay, perdón por traerte de esa manera, al parecer Navin no sabe cómo tratar a las invitadas —me dice la mujer mientras fulmina con la mirada al chico que se esconde detrás de una nube. —¿Navin? —pregunto confundida. —Disculpa mis modales, me llamo Caelia soy la encargada del Reino Celestial y la mano derecha de nuestra Diosa de las hadas Áine y este de aquí es Navin, él tenía que traerte aquí, pero debí mandar a Iris —dice Caelia mientras jala del brazo a Navin. —¡Oye, suéltame! —responde Navin furioso. —¿Reino Celestial?, ¿hadas? Todo esto debe ser solo un sueño —digo con una risa nerviosa. —Esto no es un sueño Fay, tu hermana siempre hablaba de nosotras ¿no lo recuerdas? —me pregunta Caelia mientras me observa.  —Mi hermana… ¿Las conocía? —pregunto confundida. —No del todo, a la única que pudo ver fue a Ari, ella se encarga de cuidar a los niños pequeños incluyéndote Fay. Pero tu hermana Eva siempre creyó en nosotros —me responde Caelia con dulzura. —Entonces ¿fuiste tu Navin el que hizo que ese árbol apareciera? —pregunto mientras observo al chico de cabello oscuro. —No, Navin no posee esa clase de magia, tú fuiste la creo el árbol. Navin solo te trajo aquí, pero debía explicarte lo básico antes de llegar —me dice Caelia mientras fulmina a Navin con la mirada. Incluso cuando Caelia regañaba a Navin no perdía ese místico encanto tal como si realmente fuera una hada. —No fue mi culpa, ella estaba llamando la atención cuando iba a traerla —dice Navin excusándose. —Pero, no lo entiendo ¿Cómo hice eso? —pregunto confundida. —Tú eres una hada Fay, una con un gran poder dentro —me responde Caelia mientras me observa. —Eso es imposible, yo soy una humana común y corriente —respondo. —Tal vez eso te hicieron creer en donde creciste, pero yo sé que no es así. Tú eres especial Fay y sé que tienes muchas preguntas ahora mismo, pero te explicaré todo poco a poco, por ahora debemos instalarte en tu nuevo hogar —me responde Caelia. —¡Iris! —grita Caelia. En ese momento llego una joven hada de cabello blanco con unas brillantes alas que resplandecían como un arcoíris. —Si Caelia —responde la joven hada. —Avísale a Su Majestad la Diosa Áine que Fay ya llego al Reino Celestial y que la llevaremos a su estancia —dice Caelia con firmeza. —Enseguida —responde Iris antes de irse volando. —Bien, entonces Navin te va a llevar a la posada en donde te vas a hospedar y espero que ahora si lo pueda hacer bien —dice Caelia mientras observa fijamente a Navin. —De acuerdo, pero tenemos un problema —dice Navin mientras pone los ojos en blanco. —Y ¿cuál es? —pregunta Caelia intrigada. —Pues tu invitada Fay no tiene alas y estamos en el Reino Celestial —responde Navin. —Eso se puede arreglar ¡Layla! Querida, ven aquí por favor —grita Caelia. —A sus órdenes Caelia —responde una hada de cabello celeste que revoloteaba entre las nubes. —Cariño, puedes ayudar a Fay, es una nueva hada, pero aún no tiene sus alas y necesitamos bajarla hasta su posada junto con las hadas terrestres y de la naturaleza —pide Caelia amablemente. La chica asintió y fue rápidamente tras una nube para traerla de regreso. —Después de ti —dice Navin mientras espera a que me suba primero a la nube. Algo dudosa decidí subirme, esto claramente no era algo posible en el mundo humano, pero yo ya no estaba allí. Después se subió Navin a lado de mí, la nube era demasiado suave era como si estuviera sentada en un algodón de azúcar gigante. —Creo que habrá turbulencia en nuestro viaje, así que sujétate muy bien Fay —me advierte Navin. Navin me advirtió demasiado tarde cuando la nube baja de una manera bastante brusca era como andar en una montaña rusa flotante y sin cinturones de seguridad. —¿Estás bien Fay? —me pregunta Navin preocupado. —Si, eso creo —respondo. —Bien, puedes preguntarme lo que quieras en lo que llegamos — me responde Navin con una sonrisa. —De acuerdo, la verdad no sé exactamente por qué estoy aquí, si tengo poderes ¿Por qué apenas me trajeron? —pregunto confundida. —Bueno, aquí no solo hay hadas, también tenemos Diosas, ninfas y sílfides, la mayoría de las hadas y ninfas están en tierra firme, mientras que las Diosas, reyes, reinas y sílfides se encuentran en el reino celestial y respecto a lo otro, las hadas y demás especies tienen una etapa para madurar, creo que en la vida humana es alrededor de los 15 años —explica Navin. —Entiendo, por otra parte ¿el no tener alas será un problema para mí? —pregunto preocupada. —Por eso no te preocupes, como podrás ver desde aquí arriba hay ninfas e incluso Diosas de este y otros reinos que no tienen alas, pero pueden usar el polvo de hadas para volar —responde Navin tratando de animarme. —Entiendo —respondo. —Layla déjanos en la tienda de Zarina —dice Navin. —De acuerdo —responde Layla mientras hace girar la nube. Finalmente llegamos a tierra firme o a lo que parecía ser la plaza principal del reino, donde había prácticamente un árbol gigante o ¿nosotros éramos demasiado pequeños?, sinceramente ya no sabía qué esperar de este mundo. Navin me ayudo a bajar de la gran nube y Layla se despidió llevando de regreso la nube al reino celestial. —Sígueme, esta es la plaza principal del reino y donde puedes encontrar a la mayoría de las especies y tipo de hadas, así que quédate cerca para que no te pierdas —dice Navin mientras me sujeta de la mano.  Navin me extendió su mano para que la tomara y aunque estaba algo avergonzada por ese gesto no dije nada y acepte, porque realmente la plaza estaba repleta de creaturas con alas y sin alas, estaba tan vislumbrada por la belleza de todos que hasta me sentía menos especial que cuando estaba en casa. Todos estaban tan concentrados en lo suyo que dudo mucho que se hayan inmutado de mi presencia, volando y caminando de un lado para otro como en la ciudad cuando todos cruzan las calles apresurados. —Allá esta la tienda, sígueme —me señala Navin con el dedo mientras nos apresuramos para llegar. Entramos al lugar y el sonido de una campanita en la puerta alerto a Zarina que nuevos clientes llegaban a su rústica tienda. —Bienvenidos, ah, pero si es Navin —dice Zarina mientras deja unas cosas que acomodaba en uno de los estantes. —Tu cliente favorito está de vuelta —responde Navin con ironía. —Caelia te considera tan incompetente ¿Qué ahora te envía a mi tienda? —responde Zarina con una sonrisa burlona. —Ja, ja, ja, muy graciosa, pero como te podrás dar cuenta no vengo solo —dice Navin mientras se hace a un lado para que Zarina pueda verme.  —Disculpa mis modales, me llamo Zarina a tus órdenes —responde Zarina de manera educada. —Me… llamo Fay —respondo tímidamente mientras observo a el hada de ojos miel y cabello de un rubio oscuro recogido en una coleta, Zarina llevaba un conjunto azul precioso. —Oye, no te había visto antes ¿eres nueva aquí? —me pregunta Zarina con curiosidad. —Así es, Caelia la recibió personalmente y yo la traje porque no tiene alas —responde Navin orgulloso. — ¡Vaya! Debes ser muy especial para que Caelia haga tiempo para ti en el Reino Celestial, esas hadas nunca dejan de volar de un lado para otro —responde Zarina mientras apoya su mano contra su mejilla. —Yo también soy importante, soy casi la mano derecha de Caelia —responde Navin mientras se pavonea. —Lo dice el hada que tardo más que todos en conseguir sus alas ja, ja, ja —responde Zarina en tono de burla. —¡Oye!, no digas eso frente a Fay. Me dejas en ridículo —responde Navin avergonzado. —¿Acaso no vinieron aquí por Fay? —pregunta Zarina tratando de ayudar a Navin. —Es verdad, venimos aquí por polvo de hadas, ya que Fay no tiene alas para poder volar por su cuenta —responde Navin recuperando el ánimo. —Vinieron al lugar indicado, ya que no por nada soy la encargada de distribuir el polvo de las hadas —responde Zarina mientras aletea sus bellas alas cristalinas. En un santiamén Zarina había subido hasta uno de los estantes más altos de la tienda y había bajado un frasco de polvo de hadas hasta llegar al mostrador donde había conversado con nosotros anteriormente, realmente me sentía algo intimidada por no tener alas como los demás que sin pensarlo voltee hacia mi espalda como si fueran a salir en cualquier momento. —Pero díganme, ¿Cuál es tu poder Fay? Así puedo darme una idea de si necesitas más polvo de hadas, aunque puedes venir a visitarme cuando quieras —dice Zarina para romper el silencio incómodo. —¿Mi poder?... —pregunto algo confundida. —Si, bueno todos aquí tenemos un poder único y eso depende en el lugar en donde vivas o la tarea que se te asigne —me explica Zarina. —Se refiere a que todos aquí tenemos algo que nos hace “únicos” todos tenemos poderes que nos hacen realizar distintas tareas, como Caelia fue la creadora del Reino Celestial y por eso solo ella puede mantenerlo funcionando, Áine es la creadora de todas las hadas del reino, se dice que cuando un hada nace en cualquier parte del mundo Áine puede sentirlo y sabe exactamente en donde se encuentra —me explica Navin con más detalle. —¡Exactamente! Yo soy el hada encargada del polvo de hadas porque soy la única que puede crearlo, pero eso no significa que sea lo único que podamos hacer, hay hadas que tienen dos habilidades, como Caelia que al inicio era una que solo podía manejar las nubes del cielo, pero después ella pudo incrementar sus poderes y pudo crear el Reino Celestial, ahora ella es la reina de ese lugar y es la única que puede mantenerlo funcionado —me explica Zarina con una sonrisa en el rostro.  —Yo… cree un árbol antes de llegar aquí —digo titubeando como si aun todo esto fuera irreal. —Eso es grandioso, eso significa que eres un hada de las plantas, pero probablemente  esa sea tu especialidad. En ese caso perteneces a Biora, no está tan lejos de aquí y tengo amigas de allá, así que podré visitarte más seguido —me responde Zarina con amabilidad. —¿Biora? —pregunto algo confundida. —Si, nuestra tierra está dividida de acuerdo a los poderes especiales y la magia que posea cada hada, ninfa o sílfide. No queremos que las hadas del ejército pisen los cultivos de las hadas de la naturaleza o que las hadas del agua inunden el hábitat de las creaturas del bosque —me explica Zarina. —Como verás Fay aún desconoce muchas cosas de aquí y el tiempo vuela, así que la acompañaré hasta su hogar para que pueda descansar —le dice Navin a Zarina. —De acuerdo, vuelva pronto a visitarme y saluda a Flora de mi parte —me dice Zarina mientras se despide de Navin y de mí. Salimos del local y me asombro ver que ya estaba el atardecer, perdí la noción del tiempo desde que llegue aquí, me sentía una completa desconocida y no sabía si algún día volvería a mi hogar. —Bien, si partimos ahora llegaremos a tiempo para que descanses. Además de que podrás usar el polvo de hadas y acostúmbrate a volar —me dice Navin. —De acuerdo —respondo algo nerviosa mientras saco un poco del polvo de hadas. Solté un puño del polvo al aire y sus destellos dorados cayeron sobre mí, de repente la gravedad dejo de surtir efecto en mí y empecé a levitar poco a poco hasta alzarme en el aire, era una sensación totalmente nueva para mí y no estaba muy segura de como describirla.  —Trata de mantener el equilibrio y concentrarte hacia donde quieres moverte, no tengas miedo —me dice Navin mientras se acerca a mí para ayudarme. Con bastantes trabas y el miedo encima logré poder volar junto a Navin, al principio fue demasiado aterrador ver el suelo desde varios metros arriba, pero conforme observaba a Navin y avanzábamos por el prado de rosas todo dejo de darme miedo y empecé a disfrutar el viaje hasta llegar a una preciosa casa de lo que parecía ser hecha de tronco, se veía demasiado grande como para que viviera yo sola. —Bien, llegamos Fay. Ahora dame la mano para descender poco a poco y en cuanto toques el piso sacúdete todo el polvo de hadas —me dice Navin mientras me ayuda a bajar. Con las piernas temblorosas y la cabeza dándome vueltas logré descender a salvo para poder llegar a la entrada de la acogedora casa cubierta de enredaderas y por si n fuera poco tenía su jardín lleno de todo tipo de flores. —Como aún debes aprender muchas cosas y yo no podré estar todo el tiempo creí que sería buena idea que convivieras con otras hadas en una casa compartida —me dice Navin mientras avanza hacia la entrada. Una bella hada de cabello castaño claro y vestido rosa se acercó hacia nosotros, al parecer es una de mis compañeras de casa. —¡Navin! Que sorpresa verte en esta humilde morada, ¿acaso Caelia ya se cansó de ti? —le dice el hada a Navin  con voz burlona. —Muy graciosa Flora, por si no lo notaste tienes una nueva inquilina —le responde Navin mientras me da un empujoncito para acercarme. —Me llamo Fay, Zarina te envío saludos —digo con timidez al observar a Flora. —Mucho gusto Fay, yo soy Flora y administro esta casa. Así que seremos compañeras —me responde Flora con amabilidad. —Bien, yo ya tengo que irme, las dejo para que te instales Fay —se despide Navin antes de irse volando. —Ven Fay, te mostraré el lugar y presentaré a todas —me dice Flora mientras entramos a la gran casa.  Entramos dentro de la gran casa, el piso era de una madera clara con adornos en rosa pastel por todo el lugar, había unos destellos de luz que iluminaban toda la casa. Mientras dejábamos atrás la entrada un hada de cabello rubio y alas azules paso junto a nosotras. —Ella es Anjana es un hada que cuida los bosques de Biora —me dice Flora. —Mucho gusto, me llamo Fay y viviré aquí a partir de hoy —responde de la manera más amable que puedo. —Encantada Fay, espero que te sientas en casa —me responde Anjana con una gran sonrisa. —Bien, sigamos. Por acá está la sala recreativa donde puede leer o platicar con las demás chicas. El jardín lo puedes usar para practicar tus habilidades —me dice Flora mientras observamos a una bella hada de ojos azules. —¿Tenemos nuevas compañeras? —le pregunta el hada a Flora. —Así es Irene, ella es Fay —le dice Flora para presentarnos. —Mucho gusto Irene —le digo de forma amistosa. Irene me dedica una sonrisa mientras regresa a su lectura y Flora avanza con el recorrido hasta llegar a lo que parece ser el comedor. —¿Se acabaron la nuez moscada? —dice un hada mientras revisa en todos los estantes. —Déjame anotarlo Maya, para poder ir a la plaza comercial y comprar más —le responde Flora al hada. —Eres la mejor Flora —le responde Maya con un fuerte abrazo. —Por cierto, ella es Fay. Vivirá con nosotras a partir de hoy —le dice Flora  Maya. —¡Fantástico! Te mostraré todo lo que debes visitar aquí en Biora —me dice Maya entusiasmada. —Claro —le respondo con una sonrisa. Flora continuo, pero ahora subimos las escaleras de la casa y mientras más subíamos más decoración rosa había por todas las paredes y techo, las escaleras estaban en perfectas condiciones y no emitían ningún sonido molesto. —Bien, mi parte favorita son los dormitorios. Cada una de nosotras tiene el suyo y tendrás suficiente espacio para guardar tu ropa, que ponto iremos a conseguir —me dice Flora entusiasmada. —Tú debes ser la nueva hada —me dice un hada de cabello castaño oscuro y alas de un rosa precioso. —Así es Rosetta, ella es Fay —le responde Flora mientras me señala mi habitación. —Esto debemos celebrarlo, no todos los días un hada nueva se muda aquí —responde Rosetta. —Tú solo quieres una excusa para celebrar —le responde Flora mientras pone los ojos en blanco. —Efectivamente Flora y yo conozco el lugar ideal para salir —responde Rosetta con una sonrisa de oreja a oreja.

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