capítulo 6

1802 Words
Después de algún tiempo hablando, parece que Isadora estaba aceptando el hecho de que sería madre. Sé que cada persona sabe de sí misma y que no debemos dictar reglas sobre el cuerpo de nadie. Pero es un bebé que está siendo gestado allí. Parte de ella también. ¿Cómo no amarlo? André llamó un par de veces más, me rompía el corazón cada vez que veía su nombre en la pantalla. Afortunadamente, se detuvo cuando Dora dijo que había viajado y que no tenía fecha de regreso. Intentó discutir más, pero Dora dijo que era un premio de empleada del mes, que lo había aceptado a última hora diciendo que necesitaba salir un poco de aquí para distraerme. Dejó de insistir, seguramente creyendo la historia que ella inventó. Finalmente, tomé una ducha y decidí dormir un poco. Estaba exhausta desde que papá fue internado y no descansamos. Me desvanecí en medio de pensamientos tortuosos sobre cómo será mi vida de ahora en adelante. ¿Y si él es un hombre violento y todas las demás formas también? ¿Cómo voy a vivir con él? La noche era para que Dora fuera a buscar a mamá al hospital, pero como estaba muy mareada, me despertó. Llegué al hospital alrededor de las nueve de la noche. Gracias a Dios que mantuvimos el plan de salud de papá. La espera y los costos son altos y no cubren muchos exámenes ni tratamientos, pero al menos está en un hospital privado con una habitación solo para él, lo que hace que sea más fácil descansar, lo cual es un alivio. La habitación es muy cómoda y espaciosa, con la cama del paciente y todos sus aparatos. Al lado de la cama hay un sofá grande y cómodo en el que cabe una persona acostada, en la esquina izquierda hay una mini nevera y frente a la cama hay un pequeño armario para guardar pertenencias personales con una pequeña televisión encima. Por cierto, está pasando la novela, mamá adora las novelas y está medio enganchada, y papá, hasta donde yo sé, solo las ve para acompañarla. —Buenas noches —digo entrando en la habitación. —Hola hija, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está Dora? —Me pidió que viniera. No se siente muy bien. Náuseas. —Creo que voy a quedarme otra noche con tu padre, hija. —No va a pasar, Belle, mi amor, lleva a tu madre a casa, estoy bien —dice papá con una voz débil que me ayuda a no arrepentirme del paso que estoy dando. Hablando de eso, tengo que contar pronto. —Jorge, querido, ¿estuviste...? —Fui a ver al Sr. García —digo cortando a mi madre con un golpe de valentía. —¿Qué? —ambos hablan al mismo tiempo. —Me voy a casar con él... —¡No lo harás! —Papá se levanta de la cama, pero hace una cara como si no estuviera bien. —Jorge. —Papá —Mi madre y yo hablamos juntas y vamos hacia él. —Estoy bien. Isabelle, no necesitas casarte con él, el error fue mío, yo tengo que pagar por él. —¡Ja! Y yo me siento y te veo morir en la cárcel. ¡NO! Muchas gracias por la consideración, pero no. No tenías que haber robado, eso sí, crisis de conciencia ahora no porque la decisión ya está tomada. Firmamos el contrato esta mañana. A estas horas ya debe haber sido redactado por un notario. Me casaré con él lo antes posible —Cuando termino de hablar, los dos están con la cabeza baja sin mirarme. Me arrepiento de haberle dicho todo esto a mi padre. —Sé que cometí un error, Belle, perdóname, pero no quiero que mi "Belle", mi dulce niña, se case con ese tipo. Sé que estás pensando en mi bienestar. Conozco a García desde hace muchos años. Él no es un hombre para una chica dulce como tú —habla mientras acaricia mi rostro, y empiezo a llorar—. Amo a Dora igualmente, pero sé que ella podría pasar por esto. No es que sea débil. Pero él es un tiburón, despiadado, calculador, manipulador. Eres demasiado buena para ser contaminada por él. —No, papá, perdóname, no debería haber hablado así contigo —me abraza diciendo que está todo bien, mamá lo ve todo con lágrimas en los ojos—. Ya está todo firmado, la boda sale en unos días, no puedo volver atrás. Hay una cláusula de ruptura que duplica el valor de la deuda. —Sabía que García no daría puntada sin hilo. Esta cláusula es nueva. No la vi antes. Pero puedo arreglarlo. —Pero nada, papá, dejemos de hablar de eso. ¿Qué dijo el médico? ¿Cuándo puede ir a casa? Me explican que todo va bien y que lo que papá tuvo fue por estrés y que esto empeoró un poco su estado y ahora más que nunca tiene que continuar con el tratamiento, no puede descuidarse ni un minuto para no empeorar aún más. Sé que estoy haciendo lo correcto, me digo a mí misma para reconfortar mi corazón. Será dado de alta en dos días, pero no podré ir a buscarlo ya que estaré trabajando. Y ahora más que nunca no puedo perder este trabajo. Con la agravante de la enfermedad, sus medicamentos son cada vez más caros. Después de largas conversaciones divertidas y otras no tanto, mamá y yo decidimos irnos para que pueda descansar. Llegamos a casa pasadas las once de la noche, tomé un baño, comí algo rápido y me fui a dormir. Alexander En el momento en que Isabelle salió de mi oficina, una extraña sensación me dominó. Esta chica me intriga y al mismo tiempo me enfurece, me encanta. No, Alex, esto es solo un negocio bien remunerado, no habrá involucramiento emocional, sí carnal. Y bastante, ella es sexy y solo de pensar ya estoy duro. Esta chica me afecta de la manera en que su hermana y ninguna otra mujer lo ha hecho, y sé que tendré problemas por esto. Sé que no será fácil domar a esa fiera, pero también sé que nuestra relación no será monótona. He estado investigando su vida desde que el desgraciado de Martinez quebró, ella ha estado trabajando para ayudar en casa, incluso dejó la universidad. Diferente de su hermana, que no hizo el mínimo esfuerzo para ayudar a la familia, dejando que Isabelle cargara sola con el peso de cuidar a sus padres. Llamé a la tienda en el centro comercial donde trabaja y pedí que la gerente la despidiera. Al principio, ella no quería aceptar. —Isabelle es una de las mejores empleadas que tengo. No puedo perderla. ¿Y por qué haría eso, señor? —García. Alexander García. No me importa lo que dijo. Nos vamos a casar y estoy cansado de ver a mi novia pasar días agotadores pagando las facturas médicas de su padre. —Señor García. Lo siento mucho. Isabelle no nos dijo nada sobre ustedes teniendo una relación o incluso que se iba a casar. Me disculpo, hoy ya se fue, pero mañana cuando regrese, tendré los papeles listos. —De acuerdo. Estoy ansioso y excitado por su reacción, y me estoy poniendo duro. Qué mierda, ya perdí la cuenta de cuántas veces ha pasado hoy. Ponerme duro pensando en Isabelle no puede ser normal, necesito resolver esta tensión lo antes posible. Esta chica no puede dominarme así. Belle Despierto con un poco de dolor de cabeza, estuve despierta pensando en el futuro la mayor parte de la madrugada. Quería dormir más, pero tengo que trabajar, así que me levanto y tomo una ducha larga para relajarme. Me seco el cabello dejándolo suelto, amo mi cabello, modestia aparte, es hermoso. Me maquillo ligeramente para el día, me pongo unos pantalones ajustados, una camiseta negra, bailarinas y un bolso rojo. Una última mirada al espejo y estoy lista y atrasada. Salgo corriendo de casa, no sé cómo tardé tanto en arreglarme, ni siquiera desayuné por eso. Necesitaba llegar pronto. No puedo permitirme perder este trabajo. Llego al centro comercial en tiempo récord, corrí bastante, pareciendo una loca, algunas personas me miran. Tan pronto como paso por la puerta, el personal me saluda deseándome felicidades, me quedo confundida sin entender. El retraso no fue ni de diez minutos. Entonces ya sé que no es una broma sobre eso. ¿Por qué nunca llego tarde? —¿Qué está pasando aquí? Pongan tantas felicitaciones, ustedes saben que mi cumpleaños es solo el mes que viene, ¿verdad? —¡Nos enteramos de tu matrimonio, astuta! Escondiendo el juego, doña Belle, ni siquiera para contarle a sus compañeros de trabajo —dice Milla, mi compañera de trabajo. —¿Cómo se enteraron del matrimonio? —Estoy asombrada, las noticias corren por aquí. Hace dos días que arreglamos todo, como todos ya saben. —Tu novio llamó... —Isabelle, qué bueno que ya llegaste. Ven a mi oficina —Mi gerente me llama, no puedo creer por qué Alexander llamaría aquí. Voy a su oficina, ella cierra la puerta cuando entro —Buenos días. —Buenos días, Margo, ¿hice algo mal? —pregunté sentándome— Disculpa por la llamada de mi novio si es por eso. —No, querida. Aquí está tu pago y el tiempo que llevas en la empresa todo está bien. Si quieres enviarlo al abogado de tu novio para que lo revise, aquí están los papeles del contador, todo está correcto. Te vamos a extrañar —Me entrega unos papeles y un cheque. —¿Cómo que me están despidiendo? —No puedo creer esto, no puedo ser despedida con mi padre en el hospital, necesito el dinero. —¿Cómo que te están despidiendo, Isabelle? ¿Tu novio no te incluyó en su decisión? —¿Cómo que decisión de él? —El Sr. Alexander García nos llamó ayer y pidió tu despido, de hecho, exigió tu despido. —No puedo creerlo, ¿qué hizo él? —Me mira un poco sorprendida— Mira, Margo, disculpa al señor, quiero decir a Alexander, pero no voy a dejar mi trabajo y... —Lo siento mucho, Isabelle, pero ya he hecho tu despido y he puesto tu puesto a disposición desde ayer y apareció una chica que realmente lo necesitaba. Tampoco quiero tener problemas con el Sr. García. —Voy a matar a Alexander —digo levantándome, voy a su oficina para preguntarle quién se cree que es, maldito arrogante. ¿Cómo puede hacer esto? Especialmente sin comunicármelo. Tengo cuentas, gastos médicos altos con mi padre. —Lo siento, Isabelle. —Todo bien, Margo, la culpa no fue tuya. Sé cómo puede ser Alexander cuando quiere algo.
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