Promesas de Amor

Capítulo XIII: Yo soy la culpable

Enzo

—¿Qué fue lo que pasó para que yo terminara así?—Al fin se digna en romper el silencio, perdió la memoria pero sigue desconfiando de mí, lo puedo verlo en sus ojos y su voz temblorosa lo confirma.

—Tuvimos un accidente, pero estoy aquí para cuidarte y ayudarte a recuperarte—las palabras salen de mi boca con una facilidad que podría asustarme, pero son necesarias para ocultar mis oscuros propósitos.

—¿Tuvimos?—pregunta con desconcierto, trato de ocultar mi desespero y con total seguridad le respondo:

—Sí, mi amor. Tuvimos un accidente hace tres meses, eso te hizo perder la memoria.

—Lo del accidente y la amnesia es obvio, ¿Pero cómo pasó?—pregunta visiblemente alterada. Y bueno es momento de mi papel estelar...

Me siento frente a ella, con el corazón latiendo fuerte dentro de mi pecho, necesito sonar convincente .

—La verdad es que tú... tú fuiste la responsable de ese accidente—su rostro palidece y ahoga un grito con sus manos—. Fue un descuido mío haberte permitido conducir ese día, y ahora estás sufriendo las consecuencias—intento parecer realmente afligido ante mi mentira.

Sé que lo estoy logrando pues ella me mira con desconcierto, buscando en su mente recuerdos que obviamente no están ahí.

—¿Estaba ebria?—logra preguntar cuando sale de su aturdimiento, yo hago una mueca y desvío el rostro—. Tienes que decirme toda la verdad Enzo, aunque me duela. Tengo que entender por qué soy la culpable de lo que me pasó.

—Sí, ibas muy ebria ese día. Además, estábamos discutiendo acaloradamente sobre algo sin importancia, y tú, llena de rabia, perdiste el control del volante. El choque fue devastador y nuestras vidas cambiaron para siempre.—Tomo su mano con delicadeza, tratando de transmitirle un sentido de calma y apoyo—. Sé que es difícil de aceptar y que tal vez no quieras creerlo. Pero necesito que entiendas que no te estoy contando esto para hacerte daño o culpabilizarte.

—Todavía tengo muchas preguntas, pero te agradezco que seas sincero conmigo—por dentro mi repugnancia crece al ver esa horrible cicatriz en su frente, pero la oculto bajo capas de falsedad.

—Todo estará bien cara, pronto recuperarás tus recuerdos y estaremos juntos como siempre—ella asiente débilmente y sus ojos reflejan una mezcla de esperanza y anhelo, mientras su mente busca desesperadamente algún indicio de nuestro supuesto pasado juntos.

Cada palabra que sale de mi boca, es una mentira tejida para mantenerla bajo mi control y alejada de la verdad que la aterrorizaría, la misma que sería mi ruina si llegase a recordar.

...

Iskander

Después de la pequeña reunión que tuve con Gurkan, llego a la casa de Osman sin avisar, sintiendo un nudo en el estómago por lo que estoy a punto de enfrentar. Sé que esta conversación será difícil, pero es necesario que él sepa la verdad sobre su hija.

—Buenas noches, perdón por venir sin antes avisar—digo apenas pongo un pie en la sala de estar, Osman se levanta y sin verlo venir, me abraza con fuerza.

—No tienes que disculparte, Iskander. Siempre serás bienvenido en esta casa—le agradezco sus palabras y le devuelvo la sonrisa, aunque sé que esta conversación podría cambiarlo todo.—Toma asiento muchacho y dime que te trae por aquí.

Con el corazón lleno de determinación y las pruebas en mis manos, hago lo que me pide y me siento frente a él. Será difícil pero debo convencerlo de que Melek está viva y que todo lo que creía sobre su muerte no ha sido más que un engaño.

—Osman, por favor escúchame—empiezo extendiendo las pruebas frente a él—. He descubierto información que demuestra que Melek no murió en ese accidente.

—¿¡Qué dices!?—Osman me mira fijamente, sus ojos demuestran incredulidad y dolor—Iskander...—niega repetidas veces con la cabeza. Puedo ver la lucha en su rostro, queriendo aferrarse a la creencia de que su hija está muerta, pero también sintiendo una chispa de esperanza por lo que le estoy mostrando.

—Sé que ha pasado un tiempo, pero yo siempre sentí que había algo más en todo lo que el oficial nos dijo ese día—las arrugas en su rostro se tensan mientras me mira con incredulidad y dolor. Puedo sentir su confusión y sufrimiento, pero debo continuar—Osman, alguien ha estado ocultando la verdad y manipulando las pruebas haciendo que parezca que ella falleció. Pero contraté a un investigador, él siguió pistas, habló con personas y encontró evidencia que respalda mi afirmación...

—¿Desde cuándo?—lo miro confundido, ni siquiera ha tomado las pruebas que le entregué—¿Desde cuándo tienes las sospechas?

—Ciertamente, desde hace tres meses—trago grueso al verlo apretar su mandibula—. Te juro que estaba a punto de dejarla ir, Osman, tú sabes que no estuve bien. Desde ese día, me refugié en la bebida, pero luego una intensa discusión con mi hermano, yo recapacité y esa noche regresé a mi departamento, me quedé dormido y en mis sueños apareció Melek—tomo aire antes de continuar—, en ese sueño, ella me pidió que cumpliera mi promesa de hacerla volver...

—Por favor Iskander, ¿Ahora vas a decirme que estás basándote en un sueño?—se levanta de su asiento y me da la espalda—lo que tuviste fue precisamente eso; un sueño. Deja a mi hija descansar en paz.

—Osman...

—¿Crees qué es fácil para mí sostener está absurda conversación? Por Dios Aksoy, yo mismo vi el estado del auto donde ella murió—está cegado, bien dicen que la negación es el primer paso...

—Permítete dudar Osman—me levanto para acercarme a él—, yo sé que es difícil para ti revivir ese cruel momento, pero yo no estoy hablando solo por hablar. En esa mesa están las pruebas, ¿Vas a decirme que no te pareció sospechoso que este dije saliera intacto de ese accidente?

—Son solo coincidencias...

—No, no lo son y aunque los sigas negando, ahora mismo la duda de que Melek vive te está carcomiendo el alma.

Justo en ese momento, escuchamos un ruido estridente y un grito de sorpresa. Volteamos al mismo tiempo encontrándonos a quién estuvo escuchando la conversación o parte de ella. Osman se lleva las manos a la cabeza y yo cierro los ojos maldiciendo por dentro.