Thomas.
Me recuesto en mi silla de cuero, realmente agotado. Nunca pensé que fuera tan malditamente difícil encontrar una niñera, pero he entrevistado una docena de ellas y ninguna me agrada y aún más importante a Giselle no le agrada ninguna de ellas.
Me paso la mano por el cabello, tratando de pensar en una solución.
Frente a mí, Sayer, mi hermano gemelo. Sigue leyendo el expediente en sus manos. Lo he reclutado para que me ayude y aunque mi asistente los organiza y descarta inmediatamente aquellos poco prometedores, prefiero manejar esto yo mismo; Mi hija es mi mayor tesoro, debo asegurarme de que quien la cuide sepa perfectamente lo que está haciendo.
-No estarías tan estresado, si te decidieras por una niñera de una maldita vez- gruñe Sayer.
Si, el prefecto caballero es poco más que un cavernícola cuando se encuentra frente a personas en las que confía.
-Ya me habría decidido por una, si cualquiera de ellas cumpliera con los requisitos- replico.
-Los requisitos que buscas son imaginarios- levanta la mirada y me atraviesa con los ojos- la mujer perfecta no existe. Mucho menos, porque parece que la estás buscando usando como referencia tus gustos personales en mujeres.
-No es cierto- lo fulmino con la mirada- solo busco una mujer que pueda cuidar bien de mi hija.
-Y muy probablemente cualquiera de ellas pueda hacerlo- rueda los ojos- cada candidata es debidamente investigada. Pero son demasiadas mujeres, seguridad está saturada. Te sugiero reducir la lista a diez mujeres, investigarlas a fondo y luego decidir.
Considero esa idea, aceptándola de inmediato. Me dará suficiente información en base a la que tomar mi decisión.
Se escucha un golpe rápido en la puerta antes de que Alyssa, mi asistente, entre con otro grueso folio lleno de los expedientes de las candidatas.
-Aquí está el último, señor- los coloca en mi escritorio.
-Gracias pequeña Alyssa- mi hermano le da su sonrisa más encantadora antes de ponerse a revisar el nuevo folio.
Alyssa queda momentáneamente aturdida antes de retirarse silenciosamente.
-Deja a mi asistente en paz Sayer, te lo advierto.
Mi gemelo, no siempre respeta la regla de no joder a los empleados.
-Solo estoy siendo amable- después de descartar los primeros cinco expedientes, se queda mirando uno pensativamente.
-No voy a perder a otra asistente perfectamente capaz, porque no puedas mantenerla en tus pantalones- ya he perdido tres por su culpa, una más es inaceptable.
-Esta mujer suena interesante- dice a nadie en particular, ignorándome- debe haber una gran historia detrás.
- ¿No siempre la hay?- pregunto con desinterés, si mi hermano la encuentra interesante, probablemente quiera follarla. No quiero más problemas de ese tipo, gracias.
Bufa.
-No una tan interesante como esta señorita, altamente capaz- me pasa el expediente.
Lo tomo y ojeo rápidamente. Arqueo una ceja.
- ¿Una abogada, solicitando un puesto de niñera?- interesante se queda corto.
-Una mujer con un título segundario en psicología infantil. Y con suficiente experiencia cuidando niños, además de muchas referencias ya comprobadas, que atestiguan una ética de trabajo impecable y una amabilidad inesperada en una abogada- Sayer frunce el ceño- recuerdo un caso en particular, una demanda por daños y perjuicios hacia la empresa, los despaché rápidamente pero pude notar a la señorita Clark, claramente disgustada por la forma en que su jefe estaba tratando el caso.
- ¿Ya tiene trabajo en un bufete? ¿Entonces porque está buscando trabajo?
Es lo suficientemente extraño para resultar un poco intrigante.
- Solo lo investigare si la pones en la lista de diez candidatas- se encoge de hombros- no soy tan curioso como para hacer trabajo extra sin sentido. Solo puedo decirte, que parece una buena opción.
Extrañamente es cierto, con su experiencia y sus dos títulos universitarios, además de las referencias impecables, le ha dado de patadas a muchas candidatas, que parecen capaces, pero no son lo que busco. Al ver la foto que va con el expediente, esos ojos perfectamente felinos y perspicaces me atrapan en el mismo instante.
Parece lo suficientemente dura para ocupar el puesto.
-Ponla en la lista de diez, junto con estas otras- le paso una pila de siete expedientes. Tres más y dejare que Sayer obre su magia.
Su título secundario no oficial, es el de ser el malditamente mejor investigador privado de la historia.
-Perfecto- se levanta abrochándose la chaqueta del traje- ahora que te he dado una pata en el culo, debo irme a tratar con algunos asuntos.
- Jodete. ¿Algo que deba saber?- él lleva todo lo legal, en su mayoría lo maneja a su manera y solo me pasa un informe con los resultados.
-Son solo cosas sin importancia, si se calienta serás el primero en saberlo- desaparece sin más.
Me recuesto en mi silla, mi mente vagando nuevamente al misterio de la señorita Clark. ¿Qué impulsa a una mujer a degradar su estatus profesional de esa forma? No tengo idea, pero por alguna extraña razón, siento que debo averiguarlo.