Capítulo 3

1093 Words
Narra Aarón Cuando me llamaron mis hombres  para comunicarme que Danna estaba en un bar y con un hombre, los celos me mataron y quise ir personalmente para sacarla de ahí. — ¿Quién es ese con el que estabas? — pregunté una vez dentro del auto. — No te interesa, no te metas en mi vida — responde aunque pude notar miedo o tal vez inquietud en su voz. — No quiero que lo vuelvas a ver — le ordene. — Te crees que voy a dejar que mandes en mi vida así sin más — agrega molesta. — ¿A no?, ¿qué harás entonces? ... ¿Me volverás a denunciar? — Ya me di cuenta de que tienes a todo el mundo comprado, pero conmigo no tienes nada que hacer. Suelto una sonrisa sarcástica. — No soy de flores ni de cenas a la luz de la luna, soy más de ir directo al grano y créeme que me adueñé de ti sin que te dieras cuenta. — Aunque fueras el hombre más romántico que ha existido te repito que no me interesas, y te vuelvo a decir que no soy nada tuyo — habla alzando la voz. Entonces me acerco a su rostro, a penas unos centímetros de distancia entre nuestros labios. — Si fuese eso verdad... ¿Por qué tu piel se eriza por mi cercanía? Dicho eso, la besé de manera lenta, sensual disfrutando sus sabrosos labios, al principio se dejó llevar, pero después batalló con mi cuerpo para que me alejara de ella. —No me vuelvas a besar — me advierte mientras se limpia sus labios con la manga de su jersey. — Me das asco, no quiero tener nada que ver contigo ni al mundo al que te dedicas. Mi mandíbula se tensa al oír esas duras palabras, nunca nadie me había hablado de la manera como lo hace ella, muerdo el labio inferior con fuerza para contener la rabia que sentía en ese momento. — No soy el tipo que puedas rechazar e irte como si nada. —Y yo no soy como las demás típicas chicas  con las que has estado. — Hasta ahí me queda claro, pero eso no significa que no me pertenezcas. — NO TE PERTENEZCO — grita histérica. — ¿Segura? — cuestione mirándola fijamente. Ella asiente y después tragué saliva. — Lenin ya sabes lo que tienes que hacer — dije bajando la ventanilla del auto. — ¿Qué?, espera ¿a qué te refieres? — preguntó, pero no le contesté. — Srta. acompáñame — habla uno de mis guardaespaldas abriéndole la puerta, siento su mirada encima pero paso de ella. Ahora seré el idiota que quiso desde el principio, se acabó portarse como un caballero. La domaré como un animal doméstico. Narra Danna. Pensé que se me haría difícil sacarme a este tipo de encima, un par de rechazos por parte mía y me dejo ir sin añadir ni una palabra más. Pero lo que sí me preocupa es como le hablo a uno de sus hombres, no entendí lo que quiso decir, a lo mejor no se refería a mí. Al llegar a mi humilde departamento me desnudo para ponerme el pijama, cierro los ojos para dormir, pero de repente la mirada de Aarón aparece en mis recuerdos. — Vamos Danna ya tienes suficientes problemas para añadir a uno más — digo hablando sola en medio de la oscuridad. Vuelvo a pensar en sus besos, en su embriagadora fragancia que con tan solo olerla me hace volar al cielo mientras acaricio las llamas del infierno. — No, no.... frena Danna con esos pensamientos — me digo a mi misma dando vueltas en la cama. Suspiro. — Prefiero mil años de soledad que estar con este hombre — me repito una y otra vez. En la mañana al despertar recibo un mensaje de mi jefa, donde me decía que estaba despedida y que no me acercara por su casa. Intenté llamarla, pero no me contestaba así que decidí ir a buscarla donde trabaja. — No entiendo por qué me despides cuando llevo más de dos años al cuidado de tus hijos. — Danna no pongas las cosas más difíciles — agrega ella sin mirarme. —Es injusto, tú misma sabes las dificultades que tengo para llegar a fin de mes — digo molesta. — Lo siento ¿vale?, pero era despedirte o ....— deja de hablar. — Termina Andrea— exigí. — Unos hombres llegaron a mi casa, me amenazaron, me dijeron que si no te despedía iban a por mi marido — dijo llorando. Sin duda alguna sé que fue Aarón quien la amenazó, bueno no él en persona pero si sus matones. — Está bien Andrea me alejaré de ustedes — añadí y me fui. — Danna, lo siento. Le sonreí y salí con un cúmulo de pensamientos encontrados. No sabía si llorar por esto o continuar haciéndome la dura ocultándome detrás del caparazón invisible que cree para demostrar al mundo que nadie me puede lastimar más. Yo: —Te crees que por ser despedida de mi trabajo voy a tenerte miedo. Le escribo un mensaje el cual no contesta ni siquiera lo abre. Llegó a casa, me preparo la comida mientras pienso que voy a hacer a partir de ahora y sobre todo de qué viviré. Aarón: — No deseo eso. Escuchó la notificación de mi celular. Yo: — ¿y entonces? Aarón: — No hace falta que te lo repita, ya sabes lo que quiero. — No me vas a tener idiota — le hablo a la pantalla del celular después de leer su mensaje. Yo: — Continúas perdiendo tu tiempo conmigo. Conteste a su mensaje, pero después de eso no me volvió a escribir, lo dejó en visto. Me gustaría en estos momentos tener el apoyo de mis padres y poder saber que si dejo de pagar el alquiler tengo donde ir, pero para mi desgracia no es así, mi madre falleció cuando era niña y con mi padre deje de saber de él desde que cumplí los dieciocho años, solo tengo un hermano el cual apenas tengo contacto, solo de vez en cuando hablamos por mensajes y poco más. Esta vida me golpeó bruscamente, mi infancia quedó marcada por el hombre que me dio la vida y que después la desgració a su antojo. Me prometí no más dolor, ni más lágrimas y por eso no puedo dejar entrar en mi vida a este hombre creo que acabaría matándome.
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