2. La ruptura. [Parte 2]

1532 Words
Cuando estoy frente a su puerta, toco cinco veces, pero no recibo respuesta de su parte. — Jeremy — le llamo. — Ahora no, Aurora — su voz suena enojada —. Vete. Ignoro la hostilidad con la que me habla. — No, ábreme — no hay respuesta de su parte —. Jer, me conoces, sabes lo obstinada que puedo ser. No me iré de aquí hasta que me abras. De nuevo no hay respuesta y mi mente se llena de un sin fin de preocupaciones. ¿Y si está herido y no quiere que lo vean? ¿Le pasaría algo grave? ¿Pasaría algo con Sabrina? — Jeremy... ábreme — llevo aire a mis pulmones y entonces empiezo a gritar con intensidad —: ¡Ábreme! ¡Ábreme! ¡Ábreme!... Cuando la puerta se abre repentinamente, me desequilibro un poco debido a que estaba apoyada en ella. Jeremy me mira con su ceño fruncido, esperando a que le diga algo, pero no le digo nada porque se supone que él es quien debe decirme lo que está pasando. Me quedo inmóvil, mirándolo cuando él se gira para ir hacia su cama. Se tumba acostado sobre ella, ignorándome olímpicamente. Odio que él sea así, tan difícil de leer. Nunca sabes lo que él está sintiendo, es demasiado cerrado en sí mismo. No entiendo cómo alguien puede ser tan reservado, cómo puede guardarse tanto dentro de sí. Él es una opuesta contraparte de mí. Mis sentimientos se leen en mi cara, soy un libro abierto. En cambio, para saber él estado emocional de Jer, hay que diseccionarlo minuciosamente hasta no dejar escapar ni una pista. Entro en su habitación, cierro con cuidado la puerta y me siento en el borde de la cama, mirándolo. — Jeremy... — Ella rompió conmigo... — no hace falta que me diga de quién habla para saber que se refiere a Sabrina —. Por otro chico. Me quedo mirando su espalda tensionada y lentamente apoyo mi mano en ella. ¿Qué se supone que tengo que decirle? — Jeremy... —me sobresalto cuando se voltea con rapidez y toma mi mano para atraerme a su cuerpo y abrazarme con fuerza, dejándome sobre él. — La amo — susurra, añadiendo una grieta más a mi dolorido corazón. Aprieto mis ojos, tratando de no grabar en mi memoria esas palabras. — Lo sé — digo al fin —. Lo siento, Jeremy, de verdad lo siento. Tú... te veías tan feliz cuando estabas con ella. — Lo era — dice sobre mi cuello e ignoro la sensación que me produce su cálido aliento sobre mi piel —. Soy feliz cuando estoy con ella, Aurora. Acaricio despacio su cabello y por un segundo pienso en lo patética que debo lucir en estos momentos. Estoy consolando al chico que amo por haber terminado con la chica que él ama. De verdad... apesto. — Tal vez ella no era para ti — digo en un bajo susurro. Él se separa de mí tan pronto suelto las palabras. —No lo entiendes — dice casi cruelmente —. Llevábamos casi cuatro años de relación, Aurora. Ella es para mí, es la indicada, lo sé. Miro hacia el piso y aprieto mis puños con fuerza, clavando mis uñas en mi piel para así encontrar refugio en el dolor físico, tratando de ignorar el dolor en mi pecho. — No sé qué decirte — susurro sin mirarlo. Él se ríe amargamente. — Claro que no lo sabes, eres solo una niña, ¿qué puedes saber tú del amor? Siento cómo sus palabras me cortan por dentro. — Tienes razón — sonrío levemente —. ¿Qué puedo saber yo del amor? Apoyo mis manos sobre mis rodillas y observo el suelo por un momento. Un silencio incomodo llena la habitación. ¿Qué puedo saber yo de amor? Sus palabras me enfurecen porque dentro de mí, soy muy consciente de que probablemente mi amor por él es el más desinteresado que alguna vez puedan llegar a brindarle. No sé si es el más grande o el más fuerte, pero sí sé que nadie lo va a amar de la forma desinteresada en que yo lo hago. Porque por encima de mi felicidad, siempre prefiero la de él. Y si eso no es amor, entonces no sé qué es el amor. Muerdo mi labio y evito despotricar todas las palabras que quieren salir de mí, así que sólo me pongo de pie, dispuesta a irme. — No te vayas — su mano en mi muñeca me detiene. Lo miro. — No creo que te sea de mucha ayuda. Tú lo dijiste, yo no sé nada de amor, Jeremy — soy consciente de la amargura en mi voz, pero no me importa. — Lo siento, ¿sí? — Aprieta su agarre en mí, mirándome con suplica —. No sé lo que digo, sólo... sólo necesito que me abraces. — Jeremy... —suspiro, rindiéndome —. Dame lado. Él obedece. Se hace a un lado para darme espacio. Me siento en la cama de tal forma que él pueda apoyar su cabeza en mis piernas. — Duérmete — susurro, acariciando sus pobladas cejas con mis dedos. Él me sonríe un poco mientras cierra los ojos, el dolor desapareciendo de su rostro a medida que mi caricia en él sigue. Me concentro solo en Jeremy mientras mis dedos dibujan sus facciones... pero nunca me atrevo a tocar sus labios. — ¿Algún día dejará de doler? — Pregunta en voz muy baja. ¿Realmente deja de doler? Me pregunto y quiero llorar al saber la respuesta. No, no deja de doler. Al menos a mí me duele con la misma intensidad cuando lo veo cada día con ella, pero no pienso decirle eso. — No lo sé — susurro, concentrada en delinear su mandíbula —. Pero dicen que el tiempo lo cura todo. De nuevo quiero reír porque esa frase definitivamente no ha funcionado conmigo. — ¿Y si no quiero curarme? — Dice frunciendo sus labios. — Entonces tal vez no, no va a dejar de dolerte. Lo escucho gruñir un poco y sonrío ante el sonido. — El amor es una mierda. Dímelo a mí. Mis pensamientos vagan hacia Sabrina y me pregunto por cuál chico ella dejaría a Jeremy. La verdad no me imagino a nadie que sea mejor que él y no lo digo porque lo ame, no. Lo digo porque yo veía como él la miraba. Jeremy le daría todo lo que ella le pidiera en un abrir y cerrar de ojos, lo sé. Ella es tan tonta. O tal vez soy yo la tonta. No lo sé. Pero, en cualquier caso, ¿cómo pudo Sabrina dejarlo ir? Toda mi vida he soñado con que Jeremy sienta al menos una pequeña parte de lo que siente por ella. Y ella viene y lo deja por alguien más. Supongo que unos desean lo que otros no valoran, es algo común en este mundo tan inconforme y absurdo. Suspiro y mi corazón se alivia un poco cuando veo que la respiración de Jer se volvió pesada. Está dormido. Con cuidado de no despertarlo, apoyo su cabeza sobre la almohada y me encamino hacia la puerta. Cuando abro, me encuentro con Sadie y mi hermano discutiendo en el pasillo, algo normal entre ellos. — ¿Por qué no me quieres dejar entrar, rubia? — Le pregunta Tyler, mirándola con rabia. Ella me da la espalda porque está impidiendo que él entre en la habitación. — Te digo que los dejes solos, idiota. Los dos me miran cuando cierro la puerta detrás de mí, el sonido captando su atención. — ¿Qué haces a solas en la habitación con Jeremy? — Tyler pregunta con curiosidad. Ruedo los ojos y después miro a Sadie que me mira expectante, esperando una respuesta al por qué Jeremy llegó en ese estado. — Sabrina y él terminaron — no digo que fue ella quien decidió terminar la relación porque eso es algo que le corresponde a Jeremy decir, no a mí. La postura de Tyler cambia de inmediato y sus cejas bajan, su rostro adquiriendo una mueca de preocupación. — ¿Cómo está él? — Pregunta. — Dormido — me limito a responderle. Tyler mira la puerta, como si estuviera tratando de controlarse para entrar a verificar que Jeremy esté bien. Por el contrario, Sadie me mira a mí, como si temiera por mi reacción. Le regalo una pequeña sonrisa con el fin de tranquilizarla, pero ella no cambia su postura preocupada. Ella sabe que no estoy bien. — ¿Puedes dormir conmigo? — Le pregunto con voz débil. Veo de reojo cómo mi hermano frunce el ceño, pero sorpresivamente sólo se limita a quedarse callado. — Si quieres — me dice Sadie, aun mirándome con preocupación. Asiento. — Buenas noches, Tyler — le digo pasando por su lado, llevando a Sadie conmigo. Como siempre, mi hermano y ella se ignoran. Cuando estamos en mi habitación, Sadie no espera un segundo más para abrazarme con fuerza. Y allí, en sus brazos, me permito llorar y de nuevo por Jeremy.
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