Un extraño en la penumbra

2147 Words
Noah salió de su habitación acompañado por Sebastián, que miraba sorprendido el lujo de las instalaciones de la institución, si bien vivía en la mansión de la abuela de Noah era muy diferente ser tratado con todos los privilegios de alguien de una clase social alta, pasaron  por "La gran galería" una parte de los edificios que tenía el internado donde se exhibían todos los trofeos, medallas y diplomas ganadas en las competencias realizadas con las otras escuelas, se quedaron mirando algunos de ellos y se dirigieron utilizando el mapa de orientación rumbo al "Salón principal" donde se realizaría la cena de gala, algunos alfas miraron curiosos a Noah que caminaba con su aire de superioridad siempre presente, luciendo un pantalón blanco  que marcaba sus formadas piernas y su trasero respingón, una camisa celeste muy clara y una chaqueta de media estación, tenía algo de frío, Sebastián por su lado le había puesto esmero a su arreglo ya que seguía pensado en Leo y que de repente podría cruzarse con él nuevamente, una de las cosas que resaltaban en él eran sus pestañas que le daban a su mirada mucha profundidad, eran largas y rizadas enmarcando sus ojos miel, él se había vestido con la ropa de Noah, y se le veía muy apuesto. Al llegar al lugar ambos se quedaron gratamente sorprendidos por su elegancia, se veía todo muy fino, con candelabros colgantes de cristal que daban un aire romántico al ambiente. Tomaron asiento en una de las mesas y varios omegas se sentaron a su alrededor, haciendo plática para amenizar la conversación, Noah sonreía mientras les contaba algunas anécdotas que compartía con Sebastián quien también charlaba muy animado, luego de unos instantes apareció Silas por la puerta principal, y los omegas empezaron a suspirar, algunos se levantaron a saludarle, hasta parecía que le hacían reverencia. − ¿Quién es él? − preguntó astutamente Sebastián, para que Noah no tenga que hacer esas preguntas, lo estaba dejando jugar el papel de que no estaba interesado. − Es Silas Mc Gregor, el primer rey − respondía Mary una Omega de un curso inferior al suyo− es tan guapo. − No me lo parece − comentó Noah, fingiendo no prestar atención. "Primer rey" repitió mentalmente buscándole un sentido, para él estos omegas estaban completamente locos de seguir como borregos a un alfa, para los omegas era Noah el loco que no entendía que necesitaba a un alfa como compañero − Todos los Omegas, le suplican compañía cuando están en celo − Noah levantó una ceja y Sebastián se mostró interesado ante el nuevo comentario de Mary. − Esto se debe volver un caos cuando entran en celo − comentó Sebastián − Es uno de los pocos internados que permiten el contacto constante de alfas con omegas, se sabe que, en otros lugares, los omegas somos objeto de diversión para los alfa. − Es obligatorio el uso de supresores − respondió Mary − Pero la verdad es que muchos prefieren disfrutar del celo, se escapan por una zona semi abandonada de la escuela, con el alfa que les interesa durante una semana y cuando vuelven a aparecer ya están fuera del celo y muy felices. Eso que dices es cierto −añadió Mery − y también ocurre aquí, pero es más disimulado, no pienses que somos inmunes al acoso escolar. − ¿Mary y tú? − preguntó Sebastián con una sonrisa pícara queriendo saber sobre la opción que había tomado su amiga. − ¿Yo que? Hahn... −recién entendía la pregunta− aún no he tenido celo − respondió Mary − pero tampoco creo que me le resista mucho a Silas. Empezaron a reír, al pasar por la mesa de ellos Silas le dirigió una mirada rápida a Noah y sintió su Alfa inquietarse, fingió serenidad y siguió caminando. La verdad es que Silas se veía muy bien, traía una camisa blanca con los dos primero botones desabrochados que mostraba una cadena con el emblema de su familia y un pantalón beige suelto que le daba un aire informal elegante, su sonrisa impecable solía llamar mucho su atención. De una de las mesas se levantó Leo, indicándole donde debía sentarse, los ojos de Sebastián se fueron directo a Leo, y trato de contener un suspiro. − Él es Leo − continuó Mary − Leónidas Greenwork, es el hermano de Paúl, el Omega que va por allá. −Por un extremo del salón iba Paúl quien no quiso sentarse con su hermano, prefirió a sus amigos omega, estaba tan bien vestido como cuando realizó su gira social presentándose en los patios de la escuela, los alfas de otras mesas lo observaban desde lejos, sabían que Leo no les permitiría acercarse, pero sabían que Paúl era un omega y que caería en algún momento − ¿Leo es Omega? − preguntó Sebastián − No me lo parece − agregó. − Bah, por supuesto que no − dijo Mery − es un Alfa del linaje más puro que existe... Bueno hasta que nació Paúl su mellizo, Leo es un arrogante fatal de primera − añadió Mary − aunque debo reconocer que muchos omegas también darían su vida por él si fuera necesario. − ¿Y Paúl? −preguntó Sebastián curioso − Ni siquiera me acabó de dirigir la palabra cuando se presentó. − No te sorprendas − dijo Mary− es muy frívolo, sospecho que nadie lo conoce realmente. Noah volteó y se quedó observando interesado en un joven que estaba en el otro extremo de la sala, se le veía tan frío y solitario, sin querer se le quedó viendo fijamente como intentando adivinar lo que pasaba por la cabeza del joven, para el omega era evidente que este joven no pertenecía al mismo círculo de los otros alfas, los miraba hasta con cierto desprecio, eso le dio más curiosidad a Noah. En otra mesa del salón estaba Silas con algunos amigos, él estaba algo distraído intentando adivinar a donde miraba Noah, su alfa se inquietó y lo sintió dar vueltas sobre su territorio, no entendía que le sucedía, nunca le había pasado, estaba visiblemente incómodo. − ¿Qué te parece Silas? − le preguntaron de repente y él ni siquiera sabía de qué se trataba la charla, hizo gestos haciéndoles saber que no los entendía − Te estamos diciendo que nos tomaremos unas cervezas terminando la cena. −le dijo uno de los presentes, un alfa de un grado menor al de ellos. −Perfecto, en el ala de las habitaciones omega, han organizado una fiesta clandestina −le contó Leo. − ¿Estará tu hermano? −preguntó Máximo, Leo le gruñó, todos sabían que detestaba esas bromas, nadie se rio ni siguió la jugada.  − Ya les paso el número de cuarto – culminó uno de los jóvenes y todos asintieron, el director tomó la palabra y guardaron silencio. "Estimados jóvenes, me es muy grato saludarles y darles la bienvenida en este nuevo año de estudio, este año es muy especial, el programa estudiantil propuesto por el señor Paúl Greenwork nos ha dejado gratamente sorprendido, ya que las actividades extracurriculares tendrán un nuevo aire, adaptado a sus intereses, un fuerte aplauso para su presidente estudiantil " Paúl se puso de pie en su lugar, agradeció al infinito haberse compuesto para participar en este momento, miró a su alrededor haciendo gestos de agradecimiento, y regalando lindas sonrisas a todos, su hermano soltó su olor sobreprotector, Ezra arrugó su nariz "ese imbécil apesta" pensó. "Por favor jóvenes necesito de nuevo su atención, me es muy grato recibir el señor Ezra Stone, alumno que ganando la beca de excelencia se encuentra entre nosotros el día de hoy, él es un alumno brillante con las mejores calificaciones del país, ahora que pertenece a nuestra gran familia hemos ganado un gran elemento para nuestras aulas,  por favor Ezra ponte de pie" Ezra gruñó internamente, no era propicio para la imagen que le gustaba proyectar que todos sepan que era un "cerebrito" se levantó poniendo un rostro inexpresivo, algunos empezaron a aplaudirlo, otros alfa intentaron molestarlo, esparció su olor con un toque amenazante que hizo notar que no era materia de bromas, Paúl observaba la escena desde de su mesa, muy sorprendido, jamás se imaginó que el salvaje que le había dado el susto de su vida ese día, era el premio a la excelencia nacional, notó que Ezra lo miraba fijamente, Leo también notó que el aroma de su hermano estaba elevado, al observar con atención vio también el choque de mi miradas entre ambos, su alfa se alteró iba ponerse de pie y Silas lo detuvo. − No te muevas − dijo Silas, sin poner expresión en su rostro. − No te metas Silas, este imbécil no sabe cómo son las cosas aquí y esa puta omega de mi hermano no entiende − respondió Leo. − Dije que no te muevas y no lo repetiré − dijo Silas tomando del brazo a Leo, que decidió obedecer. Ezra miró a Leo fijamente y le regaló una sonrisa, luego se volvió a donde estaba Paul y le guiñó el ojo, Leo estaba furioso y su hermano muerto de miedo, nunca había estado en esa situación y sabía que su hermano lo culpaba de esto. Al terminar la cena Paúl se escabulló entre la gente huyendo de su hermano, sabía que estaba molesto y no quería protagonizar otra escena como la de antes de la cena, entró a su habitación casi corriendo y se tumbó a la cama "Mi vida era perfecta y ahora ando muerto de miedo ¿Cómo llegué a esto?" se preguntó cubriéndose el rostro con la almohada. − Si intentas suicidarte así no lo lograrás − le dijo con un toque irónico Alice la omega  con la que compartía habitación − ¿Me dirás que pasa? − No puedo −lloriqueó, Paúl tapándose el rostro nuevamente. − Solo quiero que me prometas algo − Alice se sentó a su lado y le quitó la almohada de las manos, miró a Paúl a sus ojitos llorosos − Si alguien te hace daño, me lo dirás. − el suspiró mientras asentía con la cabeza, ella le dio un abrazo mientras el omega disfrutaba siendo mimado. Aun saliendo del salón, algunos omegas, se acercaron a Mary a saludarle, ella con una sonrisa presenta a Noah y a Sebastián, entre ellos estaba Steve, un omega de rasgos latinos cuya alegría estaba a flor de piel. − ¿Planes para esta noche? −dijo con una sonrisa pícara. Siguiéndoles el paso al grupo mientras caminaban a los dormitorios. −Dormir −dijo Noah con su rostro de aburrimiento, los demás lo miraron con rostro de reproche, Sebastián incluso blanqueó los ojos− Es que muchachos, he pasado 5 días en el barco, más la situación tensa en casa − suspiró− en serio necesito dormir. −Hay una fiesta clandestina −dijo Steve codeando a Mary, animándola a salir. − ¿Otra fiesta? ya veo que tan clandestina es, que todos saben de ella − respondió Mary sonriendo, luego trató de poner una expresión seria −Esas fiestas siempre terminan mal, ningún omega decente asiste. −Por favor, Mary, ya has ido conmigo a un par de ellas −soltó Steve mientras todos empezaban a reír. − Amigo mío he cambiado −Continuó Mary la broma mientras reía más. − Yo quiero ir −dijo Sebastián−es que quiero socializar, quiero conocer quiénes van a ser mis compañeros de clase. − Ajá −dijo Noah incrédulo− Si tienes ganas de ir ve, yo estoy agotado, muchachos se los encargo, me muero de sueño. − No te importa que te deje solito − Hizo Sebastián un puchero. − No, ve tranquilo, yo me dormiré − Sebastián dio un par de brinquitos feliz, y siguió su camino, rumbo a la mentada reunión, mientras Noah, iba con pesadez a su habitación, pasó por la "galería de directores" mientras observaba cada uno de ellos, el internado le pareció inmenso, pero su lujo le parecía agradable, mentalmente agradeció a su padre omega y a sus abuelos por darle ese año de respiro, llegó a su habitación, abrió la puerta y sintió ese aroma, frunció el ceño, le dio algo de  miedo, quizás estaba sugestionado, probablemente el cansancio le estaba jugando una mala pasada, no sabía porque ese olor a pasto y tierra mojada estaba entrando a su nariz. Se quitó los zapatos, miró a su alrededor, se sentía observado, pensó que se trataban de alucinaciones, se quitó la camisa y buscó el pantalón de su pijama, le gustaba dormir sin camiseta, seguía sintiéndose inquieto, podía jurar que sentía muchísimo más fuerte el aroma en su habitación, abrió de golpe el armario y no encontró nada, se acercó a la ventana y el extraño visitante aguantó la respiración esperando no ser descubierto, retrocedió se tumbó a la cama y quedó profundamente dormido... en ese instante la cortina se movió y el visitante salió de la penumbra.  
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