La historia de DEAD

Según las antiguas creencias, los seres humanos, venimos de un ser todo poderoso, un Dios, el cual nos dio la vida y la muerte, también descendemos de un hombre y de una mujer que vivieron en el paraíso donde las manzanas eran dulces y el agua pura y refrescante, pero por la culpa, de la maldad de una serpiente de ojos rojos, cuerpo de un escarlata y una lengua de fuego, con una voz seductora, pero voraz, nos ganamos el derecho a sufrir, siendo expulsados de EDEN por la mordedura a una fruta maldita, donde terminamos en este mundo para morir en el; después de la crucifixión del salvador y rey de los judíos, seres, descendientes de un abismo flameante, surgieron en busca de la carne y la sangre , según textos sagrados de las religiones, los humanos hemos soportado genocidios y masacres, por culpa de los demonios, seres malignos sirvientes a satanás, que solo desean la carne y desesperación humana, seres con un poder ilimitado, alimentados por las alamas en pena de personas asesinadas. Los demonios disfrutaban devorar a los humanos, no solo por el poder que lograban obtener, sino también por el regocijo y el placer que ellos obtenían del sufrimiento ajeno. Dios, al saber que su creación estaba al borde de la extinción, decidió declara una guerra santa, los ángeles y los demonios, usaron la tierra como campo de batalla donde los humanos solo eran las víctimas inocentes, aldeas, reinos, poblaciones, villas e incluso reinos, fueron arrasados como arena, por el conflicto entre dios y el ángel caído. La humanidad al final solo vio muerte en un cielo completamente oscuro, donde se libraba la guerra santa, parecía que solo el conflicto se limitaba en entre dos bandos, pero nuevos seres, con poderes derivados, surgieron de ángeles y demonios, gracias a un hombre valiente, un líder de una pobre aldea. Durante los oscuros momentos de la r**a humana, una aldea pequeña en Egipto fue arrasada por unos demonios que solo deseaban alimentarse y regocijarse ante la muerte de hombres, niños y mujeres, los habitantes de la aldea fueron asesinas, descuartizados y decapitados por la magia de estos poderosos seres, y el único que aun podía respirar a pesar de que su corazón había sido arrancado de su pecho, era el jefe, el líder esa aldea, “Deadore” El demonio que le arranco su corazón, se percató que Deadore, aún seguía consiente, así que impresionado le dijo. - Un humano sin corazón, significa comida, pero tú, aún estas consiente, ¿Cómo te llamas? Deadore no tenía mucho antes de morir, pero con un leve susurro de sus pulmones casi inactivos, él le responde. - Soy Deadore, el jefe de esta aldea. El demonio no le importaba en absoluto quien era, ya que, para el demonio maligno, Deadore era solo comida, pero un alimento que despertaba su curiosidad. - Pocos humanos tienen la oportunidad de impresionarme, he comido soldados, gobernadores y reyes, pero nunca un humano llamo tanto mi curiosidad, por esa razón, debes tener un alma muy valiosa. Los demonios se alimentaban principal mente de la energía vital de los humanos, pero también podían alimentarse de las almas de sus víctimas, lo cual les daba mayor poder. - No te comerás mi alama. El demonio tenía ciertas reglas, principios, por así decirlo, si un humano, era valiente, y seguía vivo después de un ataque mortal, como el que recibió Deadore, tendría la oportunidad de convertirlo como un ser maligno a cambio de su alma, por esa razón decidió engañarlo. - Me impresiona tu valía, pero, en tus ojos veo como, poco a poco te desvaneces, por esa razón te daré una oportunidad, ya que fuiste más resistente de lo que esperaba. Deadore moría lentamente, su cuerpo colapsaba y su conciencia se apagaba, pero, aun así, no ignoro las palabras de ese maldito ser. - ¿una oportunidad? Responde Deadore con su último aliento. - Oh, veo que no queda mucho tiempo, así que seré breve, para ser directo, te daré mi poder, y a cambió me darás tu alma, si lo haces, tu cuerpo se regenerará, y podrás marcharte como si no hubiera pasado nada. El demonio, pretendía engañar a Deadore, en parte lo que le ofrecía era verdad, si Deadore aceptaba dar su alma, por un poder desconocido, sus heridas sanarían y su corazón se regeneraría, haciéndolo más fuerte, más rápido y más inteligente, pero perdería su humanidad, sus pensamientos, sus emociones, sus anhelos, sus sueños, sus sentimientos y sus recuerdos, desaparecerían, y serian remplazadas por deseos infames de matar y torturar a todo ser viviente, sin control de sus acciones y sin conciencia absoluta. Deadore no sabía qué hacer, morir junto con su gente, o aceptar el trato y seguir viviendo, pero ¿cómo podría vivir, sabiendo que su familia, y su gente, a quienes guiaba como líder, fueron masacrados? Pero, Deadore, no quería irse, no por simple deseo de seguir viviendo, sino más bien, por el anhelado, y el deseo de vengarse, vengarse de ese demonio el cual le arranco su corazón como no fuera la graciosa, y vengarse de los demás demonios que fueron participes en la masacre de su gente y de su esposa e hijas. Deadore aceptó, solo porque deseaba tener una segunda oportunidad, de vengar la muerte de su gente y de sus hijas. Al parecer ese simple deseo desato en el un espíritu no de venganza, si no de propósito, un propósito de vengar y proteger. El demonio ya había hecho ese tipo de pactos antes, con otros humanos que fueron engañados y se transformaron en demonios sanguinarios e inconscientes de sus actos, pero por su afán de obtener el alma de Deadore, no se dio cuenta de un error, el cual era, subestimar a un hombre que lo perdió todo. El demonio, extiende sus alas y con rituales satánicos y comienza absorber el alma de deadore, usando un círculo mágico que se extendía por la arena ensangrentada, quitándole la vida a deadore, el demonio estaba a punto de conseguir un nuevo amigo, pero cuando termino con su ritual satánico, deadore abre los ojos y con una ferocidad demoniaca, ataca al demonio con el que pacto. El demonio creía que DEADORE era un ingenio y acepto darle lo que le pidió, pero el verdadero ingenuo fue ese demonio. Porque, Deadore no se transformó en un ser demoníaco total, por alguna razón, pudo controlar el poder que se le otorgo y con ello, dar le cara al demonio. El poder de DEADORE era algo distinto a los demonios normales, una niebla oscura como un vacío infinito, se esparcía por su cuerpo, dándole poderes, más allá de la comprensión de un demonio. - No… El demonio estaba frustrado, no entendía lo que sucedió, no sabía que error cometido, así que sin más opciones decide eliminar a deadore con un poderoso conjuro maligno, pero no lo logro, su poder era inferior al de deadore y al final, fue derrotado de una forma rápida y voraz. El demonio derrotado y apunto de desvanecerse, de regreso al infierno, no podía creerlo, el poder de DEADORE era algo sorprendente. - Imposible, no se suponía que pudieras estar consciente, ¿Cómo es que no te convertiste en un demonio maligno con ese poder? - Porqué, dije que los mataría a ustedes. Responde DEADORE al ser rodeado por la niebla negra. - Aun así, tu alma ahora es mía, aunque tengas el control de tu poder, aún eres un demonio. - Quédate con mi alma, usaré mi poder para regresar a cada ser maligno y peligroso, de regreso al averno del que salieron. Deadore termina su oración, al aplastar la cabeza de su contrincante con un poder arrasador, dando comienzo al primer cazador de demonios, DEADORE, no solo pudo controlar su poder, sino que también se convirtió en el primer humano con poderes demoníacos sin ser realmente un demonio, un humano y demonio a la vez, consiente de su poder e inmortalidad, dando origen a una r**a cazadora de monstruos y demonios, conocidos como DEMONIOHUMANOS. El tiempo y los siglos pasaron, y como DEADORE, más y más humanos lograron obtener poderes demoníacos sin perder el control, Los Ángeles y servidores de Dios, decidieron aliarse con ellos, logrando así, vencer a todos los demonios que amenazaban a la r**a humana, con la extinción total. Durante siglos los ángeles y los DEMONIOHUMANOS lucharon lado a lado para erradicar a la maldad, y aunque las batallas eran ganadas, la guerra seguía siendo eterna, incluso ahora. Hoy en día, los demonios y monstruos malignos siguen rondando por el mundo terrenal, atormentado y asesinando humanos inocentes, y aunque es cierto que la gente ya no cree en seres paranormales o mágicos, la verdad es que son tan reales como cualquiera persona, y la noche es solo un campo de batalla entre el bien y el mal, que nadie puede ver ni sentir. Los DEMONIOHUMANOS y ángeles, todos ellos, viven entre la sociedad, entre nosotros, sin que nadie sospeché su propósito, en este mundo, un propósito de cazadores, sobre todo yo, cuando me convertí en un DEMONIOHUMANO, pero mi historia remota en la época en al que era un niño, un pobre huérfano que fue abandonado por sus padres, los cuales eran simples drogadictos sin propósito alguno. El orfanato era un lugar, gigantesco y lujoso, fundado hace cuarenta años con el nombre de URRAO, el orfanato era dirigido y cuidado por monjas amables y serviciales, que me acogieron con calidez, yo al ser tan pequeño pude adaptarme fácilmente a la idea de ser un huérfano abandonado, me divertía y me sentía bien, pero eso cambió cuando tres años después, un grupo de niños decidieron simplemente hacerme la vida imposible. Cuando estaba tomando mis cosas del casillero, un adolescente rubio de catorce años, acompañado por sus hermanos, se acercan y de forma muy hostil, ellos me piden y me obligan hacer algo. - Oye niño, necesito que me guardes unos cigarrillos. - ¿ quién eres tú? Pregunté asustado. - Soy juan, mucho gusto, mis hermanos y yo, fuimos transferidos a este lugar, y necesitamos que nos ayudes, si no quieres que te golpee, ¿me ayudarás o no? Juan no parecía ser un chico al que pudiera negarle una petición, sabía que me golpearía si me rehusaba, así que, sin más alternativa, decidí tomar los cigarrillos y esconderlo debajo de mi camisa. - Lo hare… - Bien echo niño, búscame en el patio de juegos después de clases, y más te vale no perder mis cigarros. Después de que juan y sus hermanos se marcharan, decidí ir al baño de niños, para poder pensar las consecuencias. - ¿ qué estoy haciendo? Me darán una reprimenda si una monja me ve con cigarrillos. Me dije a mi mismo preocupado por lo que estaba haciendo. Aunque era absurdo preocuparse por unos cigarrillos, yo aún era un niño de 8 años, era inocente, ingenuo y siempre quería ser obediente, por esa razón me sentía mal rompiendo las reglas. Mientras estaba en el baño, debatiendo, y sufriendo inocentemente por unos simples y patéticos cigarros, de repente, la sirena de clases, suena, comenzando a dar la orden de regresar a clases. - Oh no, debo regresar, la hermana Carolina me mataría si llego tarde a clases. Dije en voz alta al salir despavorido del baño. Mientras me dirigía al aula de clases, en medio del pasillo, me topé con una de las monjas encargadas y ella al ver mi prisa dice. - Oh, ¿porque que tanta prisa pequeña? - Perdón hermana, es que llego tarde a clases. Dije apurado. - Haha, ¿si sabes que no puedes correr en estos pasillos, verdad pequeño? Responde la monja al revolver mi cabello. - Perdón… - Muy bien, ya que eres un niño bueno, te lo permitiré esta vez, pero lleva bien tu uniforme, estás desaliñado. Responde la hermana al arreglar un poco mi camisa. La monja al tocar mi ropa, de inmediato sintió los cigarrillos que tenía escondidos, por lo que, sin dudarlo, los busco y los tomo frente a mí. - ¿Qué es esto? Pregunta la hermana molesta. La hermana estaba sorprendida y molesta, por lo que sin dudarlo, cambió su actitud. - Iremos a la dirección jovencito. Responde la hermana al tomarme a la fuerza de mi brazo. En ese momento, me di cuenta de que lo había arruinado, pero lo que no sabía era que desataría un infierno el cual me iba atormentar por mucho tiempo. Cuando llegamos a la dirección, la directora del orfanato se sorprendió al verme. - ¿José? ¿Qué haces aquí pequeño? Pregunta la directora. - Disculpe que la moleste hermana Teresa, el pequeño José, estaba cargando unos cigarrillos prohibidos. Responde la monja que me atrapó. - No puedo creerlo, puedes irte hermana Luisa, yo me encargo del resto. - Como ordené… Después de que la hermana que me descubrió se marchará de la dirección, la directora Teresa, se acerca y me da una palmada leve en la nuca. - Ay… - José, eres un niño muy bueno, ¿Por qué tienes cigarrillos? Pregunta la hermana Teresa. - No es mi culpa, solo se los guarde a uno niños. Dije. - ¿Niños? ¿qué niños? ¿Estaba bien en delatar a esos niños? No quería ser un delator, pero tampoco quería ocultarle nada a la hermana Teresa, sabía que, si le ocultaba algo a la directora, ella me castigaría y no quería eso. - No le puedo decir. Dije. - José, José José… si no me dices, te castigar sin recreo y no tendrás dulces. Amenaza la hermana Teresa. - Eso no!!! Dije preocupado. - Entonces no me mientas, confía en mí. Responde la hermana Teresa. No quería ser castigado, así que confiese. - Los niños nuevos, me los dieron, uno se llama juan. Confesé. - ¿Juan? El niño revoltoso junto con sus hermanos, ya se quién es… está bien me encargaré de ellos después, puedes irte. Responde la hermana Teresa. - ¿Y los cigarrillos? - Me los quedaré yo, vete… Me retiré de la dirección y me dirigí a mi aula de clases. Después de algunas horas, mientras estaba en el parque de juegos, juan y los demás, de inmediato me piden sus cigarrillos. - Oye niño, danos los cigarrillos, queremos fumar. Dice Juan al estirar su mano. - Los perdí… - ¿QUE? Juan se molesta y me empuja contra el suelo. - Una de las hermanas me las quitó. Dije. - ¿Y que paso? - Me llevaron a la dirección y la directora hermana Teresa, me los quitó. Dije. - Sométanlo, ordena juan a sus dos hermanos. Juan estaba molesto y al ver que no tenía sus cigarrillos, comienza a golpearme y después de algunos golpes, terminé en el suelo llorando. - Después me las pagarás niño… dice Juan al marcharse. Después de llorar por eso, me levanté para ir a clases, pero mientras estaba caminando, pude ver desde lejos, como el conserje cargaba unos sacos apestosos, el conserje parecía traumatizado y estaba llorando. Yo sin saber que sucedía, me acerqué y le pregunté, pero él de inmediato se aleja susurrando. - Niño, espero que puedas huir de este lugar… ojalá puedas escapar. - ¿Qué dijo señor? ¿Está usted bien? Dije. En conserje se aleja, mirándome preocupado y asustado, lo cual hizo que me preguntara inocentemente ¿qué fue lo que lo asustó? el conserje siempre fue un sujeto perturbado y solitario, según los rumores por parte de los demás niños del orfanato, el conserje es un hombre aterrador. Después de clases, me dirigí a la cafetería para cenar, pero mientras estaba en la fila en espera de mi porción de comida, juan enojado se acerca y me empuja. - Le dijiste a la directora sobre nosotros, ahora seremos castigados por tu culpa. Replica juan con furia. Estaba asustado, ese niño y sus hermanos eran más grandes y más malos, no quería que me golpearan. - Perdón. Dije en medio de lágrimas. - ¿perdón? escúchame muy bien niño llorón, de esta no re salvarlas. Juan me toma de mi camisa y me golpea. Todos los niños del comedor se acercaron y animados ellos comienzan a decir. - ¡Pelea, pelea, pelea!. ¿Qué podía hacer?, no quería que juan y sus hermanos me golpearan frente a todos, por lo que no tenía más opción que luchar. Me levanto del suelo y me preparo al cerrar mis puños y separar mis piernas. - ¿Vas a pelear contra nosotros, niño? - S-si, no voy a dejar que me molestes. Dije. Juan de inmediato de acerca y me golpea de forma directa, haciendo que cayera al suelo. - Ah, sabía que no harías nada. Dice juan. Juan pudo vencerme de un solo golpe en la cara, sin mucho esfuerzo, y como no, él era un niño mucho más mayor que yo, era grande y fuerte y yo solo un niño enclenque de tan solo ocho años. Juan de inmediato se monta encima de mí y comienza a golpearme, los demás niños solo lo celebraban. - Pelea, pelea, pelea. Mientras juan me golpeaba, por primera vez pude sentir, miedo, pero no solo miedo a un simple bravucón, no, este miedo se sentía distinto, la sensación era distinta, no veía a un niño que se aprovechaba, sino más bien, a un demonio del que no podía escapar. - ¿Qué sucede aquí? Mientras me estaban golpeando, una de las monjas del orfanato alertada por el bullicio de los demás niños, se acerca y de inmediato detiene la pelea, tomando a juan de la oreja izquierda. - Ay, ay, ay, ay. - Vendrás a la dirección ahora mismo jovencito. Dice la monja molesta. - Pero yo no hice nada. Responde juan al defenderse. La monja se lleva a juan y a sus hermanos a la dirección, mientras que otra de las encargadas del orfanato, me ayuda a levantarme. - ¿Estas bien pequeño? - Si señora, ay. - Pero mira nada más, como te dejo ese abusivo. - Estoy bien, hermana, no sé preocupe. - Dije. - No es verdad, pero descuida, gracias a Dios no te dejaron peor, mañana le daremos un castigo adecuado a ese bravucón, por ahora, ve a tu cuarto para que descanses. - Si señora. Decidí hacerle caso, así que me retiré de la cafetería, y mientras caminaba por los pasillos del orfanato, me quejaba de lo que había sucedido. - ¿porque juan, siempre se desquita conmigo? Ojalá algún día pague por cómo me está tratando. Mientras me dirigía a los dormitorios, en medio del pasillo me topé con uno de mis compañeros de habitación. - Oh, José, me dijeron que estuviste en una pelea, ¿estás bien?. - Oh, hola Emanuel, si estoy bien, el niño que me golpeó fue llevado a la dirección. Dije. - Me alegra, no sé porque todo el mundo siempre se quiere aprovechar de ti. Dice Emanuel. - ¿A dónde vas?, tenemos que dormir ya.- Dije. - No le digas a nadie, pero me reuniré con un grupo de niños cool que tienen golosinas. Responde Emanuel. - No creo que sea buena idea que te escapes en la noche para eso. Dije. - Siempre siendo un buen niño eh, como sea, será mejor que vayas a la cama. Responde Emanuel al marcharse. Emanuel era uno de mis mejores amigos, aunque también era mayor que yo, era un gran chico, solo que no respetaba mucho las reglas del orfanato. Mientras estaba en el baño de niños cepillando mis dientes, de repente, uno de los inodoros de vacía por sí solo, como si alguien lo estuviera usando. Yo de inmediato lo ignore, no era gran cosa, pero mientras terminaba de lavarme la boca, el mismo inodoro comienzo a vaciarse, una y otra y otra vez. Al principio creía que era algún niño que estaba usando el excusado. - Niño, ¿estás bien?, vaciar el inodoro tantas veces no es bueno, consume mucha agua. Dije. - … - ¿Hola?. Nadie me respondía, creía que había alguien, y cuando decido entrar al cubículo donde estaba el inodoro que se seguía vaciando una y otra vez, me aterrorizó cuando no vi a nadie. - No hay nadie… dije sorprendido. No había nadie usando el inodoro, y lo más intrigante era que pude ver como la palanca era accionada por si sola, vaciando el inodoro de forma anormal. - ¿Que esta pasando? Dije intrigado. Pero, de inmediato una voz o un rugido inexplicable comienzan a salir del propio escusado. - Ven, ven pequeño, mira aquí adentró. Dice la aterradora voz. Estaba asustado, por alguna razón, ya no me sentía seguro, pero era un niño curioso, así que me acerqué para ver mejor el inodoro, pero antes de que pudiera ver el centro del retrete, el conserje de forma brusca me toma y me aleja lo más rápido que podía del escusado. - ¡¿Qué haces?! - Nada.. dije. - Aléjate del inodoro, ¡vete ahora! Grita el conserje. Asustado por la forma en que me hablaba, yo de inmediato me retiro del baño de niños y me refugió en mi dormitorio. - ¿Qué era lo que estaba pasando? Eso me lo preguntaba, pero no esperaba que pronto las cosas se pusieran más peligrosas, y aterradoras que un simple baño encantado.