Capítulo 2. Conserje.

2373 Words
No sabía que era lo que sucedía, mi cerebro no asimilaba mucho lo que pasaba, pero mi cuerpo, mi corazón, y todo mi ser interior, gritaban de terror, me preguntaba quién era el conserje, y porque se asustó tanto, de lo que sucedió en el baño de niños la noche anterior. Al día siguiente. - Niños, niños, despierte, es hora de levantarse, el desayuno está servido en el comedor principal, después de que terminen de desayunar, recuerden ir a las duchas y después ir a clases. Dice una de las encargadas del orfanato al entrar en nuestros dormitorios. - Si señora. - Ya voy. - Si señora. - Es muy temprano. - Que mal, quería dormir un rato más. - Ya vamos hermana. - Tengo hambre. Mientras todos los niños, medio somnolientos se dirijan a la cafetería, yo por otra parte, decidí ir al baño, no porque tenía ganas, sino porque aún estaba intrigado por lo que sucedía. - ¿Hola?¿Hay alguien aquí? Dije para asegurarme de que esta vez, si estuviera alguien. Al ver que nadie me contestaba, decidí ir al inodoro de al otra vez. No sabía que esperar realmente, era un niño, aunque era inocente, y mi cerebro no reaccionaba como reaccionaria un adulto, mi cuerpo si. Últimamente sentía que mis piernas deseaban escapar, mi cuerpo suplicaba huir, pero yo ignoraba esas sensaciones, y me acerqué al inodoro. Esperando ver algo emocionante, me llevé una sorpresa al ver una envoltura de una paleta. - ¿Una envoltura? Dije confundido. El retrete, no se vaciaba por si solo, al parecer, ya no reaccionaba, después de ver que ya no sucedía nada, decidí irme a la cafetería para desayunar. Durante muchos minutos, nada raro sucedió, hasta que. - José, necesito que vengas conmigo a la dirección. Dice una monja. No sabía realmente porque me necesitaban en la dirección, pero en cuanto entro al despacho, una pesadez me golpea a en el pecho. - Oh José, justo a tiempo pequeño. Responde la hermana Teresa al entrar en su oficina. - Directora hermana Teresa, ¿que sucede? Dije confundido. - Tranquilo pequeño, no es nada malo, solo necesito que me des un breve resumen de lo que pasó en la cafetería la noche anterior. - Ok, juna y sus hermanos me golpearon por confesarle a usted, sobre los cigarrillos que cargaba debajo de mi ropa. Respondí. - ¿Solo por eso?. Pregunta la hermana Teresa. - Si señora. La hermana teresa de inmediato se levanta de su asiento y me da un dulce. -muy bien puedes irte. - ¿es todo? Dije. - así es, solo quería tus hechos. Responde la directora con una dulce sonrisa. Mientras estaba saliendo del despacho, la directora, me dice una última cosa. - Ah, y una cosa más pequeño. - ¿Que es hermana? Pregunte. - Procura no cepillarte los dientes tan tarde. - No no señora. Después de retirarme del lugar, mi pecho, ligeramente dejo de sentirse pesado, lo cual era extraño estar sintiendo hormigueos extraños durante los últimos días. Después de que terminaran las clases, inicio el recreo, usualmente siempre me dirigía al parque de juegos para jugar con los demás niños, pero por miedo a los abusivos que estaban molestándome, decidí quedarme en el aula de clase. - Haaaa, es relajante estar en el aula vacía, pero también es aburrido. Me dije a mi mismo mientras me aburría más y más. Pero en ese momento, el conserje entra al aula y dice. - No deberías estar aquí. - Lo sé… pero es que no quiero estar afuera del aula. Dije. - No me refiero a eso, no deberías estar en este orfanato, si quieres vi… - ¿Si quiero que? Pregunte infundido ya que no termino su oración. - no, no dije nada, olvídalo. Se retracta el conserje. ¿Que le estaba sucediendo al conserje? mi mente solo quería hacerse esa pregunta. - Señor … ¿que pasa? Dije. - Nada, eres muy joven para comprenderlo, vendré a limpiar el aula más tarde. Responde el conserje mientras se retira en silencio. Mientras el conserje se retira, pude ver que su trepador estaba manchado, con tinta oscura y rojiza. En ese momento mi mente no asimilo que en realidad eso no era tinta o alguna pigmentación artificial, sino más bien sangre humana. Segundos después de que el conserje se fuera, la sirena del recreo comienza a sonar por todo el lugar, avisando el regreso a las aulas. Después de las clases de matemáticas, nos dirigimos al gimnasio para practicar las clases de educación física. - Muy bien niños, hoy haremos un poco de ejercicios aeróbicos y después podrán tomarse el resto del dia, para que jueguen un poco. Anuncia el entrenador. Después de los ejercicios aeróbicos, todos mis compañeros, decidimos divertirnos un poco jugando Soccer, pero después de algunas horas, uno de los niños de mi clase se acerca emocionado y un poco sorprendido por lo que había encontrado. - Oigan, no me creerán lo que encontré a fueras del orfanato. - ¿Que es? - ¿ Que encontraste? Todos nosotros estábamos intrigados y decidimos seguir a nuestro compañero hacia lo que había encontrado. - Esto es lo que encontré, una cueva. Afirma nuestro compañero. - No es gran cosa. Dije. - Si. - Solo es una cueva. - Vivimos muy cerca de un bosque, es normal hallar una cueva. - Mejor regresemos al orfanato. - Si vamos a jugar. Mis compañeros y yo nos decepcionamos al ver, una cueva pequeña, pero en el preciso momento en el que nos íbamos a retirar, una ventisca fría y perturbadora, sale del lugar, lo cual nos alteró a todos nosotros poniéndonos los pelos de punta. - ¿Que es eso? - ¿Sintieron eso? - Creía que me congelaba. - ¿No sienten algo de miedo?. - Oigan tenemos que irnos, no quiero estar más aquí. - Vamos nos, tengo miedo. Todos estábamos confundidos y un poco asustados, aunque no se sabía que sucedía, teníamos deseos de correr, y aunque todos estaba un poco asustados, yo por alguna razón ya estaba familiarizado con esa sensación, lo cual activo mi defecto y mi pecado más grande, el de la curiosidad. Quería entrar, no por simple curiosidad, sino que también por la intriga que me daba esa cueva, como si me llamara, como si me conociera. - Deberíamos entrar… dije. Todos de inmediato se rehusaron y se acobardaron. - Estas, loco. - Yo no entraré. - Vamos. - No es bueno estar aquí. - Es tas demente niño. - ¿ acaso no siente miedo? - Vámonos, por favor. Todos deciden marcharse, lo cual era una sabia decisión. - Te quedas solo niño… No quería irme sin investigar un poco la cueva, así que, ignorando el temor natural y mis primitivos sentidos de auto supervivencia, entre de forma valiente al estrecho y sucio lugar. - c*m, c*m, hay mucho polvo. Dije en voz alta después de inhalar el polvo. Cuando pasó por la estrecha entrada natural de la cueva, me sorprendí al ver que en el interior era más espaciosos y limpio de lo que creía, era un lugar enorme, más allá de lo que cualquiera hubiera imaginado desde la perspectiva del terreno. - Wooo… Si pudiera describir la cueva en una sola palabra, sería, “sobrenatural” la cueva estaba adornada por velas negras y Rojas, cerca de símbolos satánicos y animales muertos, pero lo que más me llamo la atención, fue ver fotos de todos los huérfanos, incluyendo la mía, decorando el inhóspito y horrendo lugar. Yo de inmediato grite aterrorizado, no podía creerlo, aunque no sabía, por qué o para que estaba todo eso, mi cuerpo junto con lo más primitivo de mi ser, me dominaba por completo, estaba en un lugar demasiado maligno y aterrador, como para ignorarlo. Y sin darme cuenta, una niebla negra me golpea con tanta fuerza que, sin tener el control de mis emociones o acciones, huyo cual perrito asustado. Corrí por todo el bosque, llorando, asustado por lo que fue eso, pero en cuanto me acerco al orfanatorio, de forma inesperada me encuentro con el conserje. - ¡Hey niño, espera! - ¡Aléjate de mi! Grite aterrado. No tenía que ser un genio, para saber que el conserje no era un aliado. Me alejo del conserje lo más rápido que pude, pero este decide correr detrás de mí. - Ayuda!!! Grite aterrado, pero nadie me escuchaba. El conserje se acercaba más y más, hasta que, por fin, logró atrapar me. - Ayuda!!!! Grite. - Cállate!!! El conserje me cubre la boca para evitar que siguiera gritando. No sabía lo que me haría ese aterrador hombre, pero al final fui yo quien lo juzgó mal. - Shhhh… niño, cálmate, no te haré daño, escúchame, ¿últimamente no sientes que algo raro está sucediendo en este lugar, a tal grado que te pesa el pecho y solo deseas correr? Dice el conserje. De inmediato mi miedo desapareció y se transformó en intriga absoluta. - Sea lo que sea, que viste en esa cueva, te aseguro que es no es nada comparado con lo que hay en este lugar. Dice en conserje al soltar su mano de mi boca. Aunque ya no tenía impedimento para gritar, ya no quería hacerlo, el conserje era alguien con respuestas. - ¿Que es este lugar y quién eres tú? Pregunte. El conserje sólo suspira y responde a mi pregunta. - Haaa, no puedo creer que en verdad le tenga que contar estas cosas a un pequeño niño, bueno, solo comenzaré diciendo, que este orfanato no es un orfanato corriente, y las monjas encargadas del lugar, no son lo que afirman, yo estuve aquí, desde hace muchos años, ante este era un lugar hermoso, tranquilo y pacífico, pero desde que algunas monjas desaparecieron misteriosamente, el lugar se convirtió en algo oscuro. Responde el conserje aliviado y a la vez a asustado, aún que no lo decía con palabras, por sus ojos era notable su despreció por el lugar. - Vivo aquí desde hace unos años, ¿Por qué apenas están pasando estas cosas? Pregunte. - Eres un niño, no te percatas de las pequeñas cosas como los adultos, y es algo que envidio, tu inocencia y la de todos estos mocosos, es lo único que los protegen. Responde el conserje. El conserje toma un cigarrillo y lo enciende. - ¿Nos protege de qué? Pregunte. - De enloquecer por su puesto. Aunque yo no era un adulto, si era humano, y como tal pude ver en la mirada del conserje, miedo, frustración, desesperación y confusión, no sabía porque estaba así de mal. - ¿Que es lo que usted vio dentro de este lugar? Le pregunté intrigado. - ¿Ver? No sólo vi cosas, también me obligaron hacer cosas, no te diré nada, no quiero darle mi experiencia a un pobre chiquillo. Responde el conserje al tocar mi cabeza. Él no quería entrar a detalles, no solo para evitar afectarme, si no también, porque no quería recordar los aterradores, nauseabundos y horribles momentos que vivió. - ¿Porque no se va de aquí? Pregunte. - No podría irme, no puedo, ellas me matarían. Responde el conserje de forma seria y directa. - Al menos debería intentarlo. Dije. - Tal vez, igualmente pedí ayuda, si ellos vienen ya sea por algún milagro, entonces saldré de aquí, junto con estos niños. - ¿Ayuda? Pregunte. - Si, algo así. De repente suena la sirena del orfanato, anunciando el cambio de clases. - Debo regresar, tengo que ir a clases. Dije. - Si, debes regresar. El conserje toma mi hombro y diciéndome seriamente a los ojos, él me advierte. - Escucha niño, sea lo que sea que sean esas mujeres, las monjas no son buenas, no confíes en ellas, no puedo decirte lo que hacen, pero si advertirte, no confíes en ellas, busca la manera de escapar y yo te protegeré. Después de decir esas palabras el conserje se marcha, dejándome solo, y a la vez intrigado y confundido por sus palabras. Después de terminar con las demás clases, me dirigí a los dormitorios para cambiarme el uniforme, pero en cuanto entro, pude ver como una de las monjas estaba empacando las ropas de un compañero de habitación. - ¿ Hermana que hace? Pregunte confundido. - Ah, hola pequeño, ¿Por qué no estás en la cafetería? pronto servirán la cena. - Vine a cambiarme el uniforme, ¿qué hace con la ropa de Emanuel? Pregunte. - La estoy empacado para enviársela, tu amiguito fue adoptado, y por esa razón él y sus cosas, ya no estarán aquí, nunca jamás … - ¿Emanuel fue adoptado? Respondí confundido. No tenía sentido que un niño, fuera adoptado de una forma tan discreta, pero al parecer, le sucedió a mi amigo. - Así es, siéntete orgulloso, pronto tú también serás adoptado por una hermosa familia. Responde la monja al estarme mi mejilla derecha. La monja se marcha, junto con la ropa de Emanuel, aunque era raro lo que sucedía, lo ignoré y me dirigí a la cafetería para cenar, mientras estaba cenando a gusto, mi momento de tranquilidad se vio interrumpida cuando juan y sus hermanos decide echarme sopa fría sobre mí. - No olvides alimentarte bien niño sopa. Dice Juan al burlarse de mí. Yo de inmediato me molesté y le arrojé mi comida. - Tampoco tu. Dije. Juan se enfada y me ataca, pero en medio de una nueva pelea, una niña entra gritando, asustada y aterrada como si hubiera visto el mismísimo infierno. - Ahhh!!!! - ¿Que sucede pequeña? Pregunta una de las monjas, preocupada. La niña se veía, traumatizada, alterada y marcada de por vida, ¿qué fue lo que vio? Nadie lo sabía, hasta que dijo. - Esta muerto… responde la niñita al señalar a la ventana. Todos los presentes, incluyéndome a mí, miramos por las ventanas de la cafetería, y cuando nos fijamos, un hombre estaba horriblemente desfigurado, rodeado de un charco de sangre, revelando que murió de una forma horrible y para mi sorpresa. - No puede ser… es el conserje. Dije impactado y aterrado.
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