bc

Casada por mi Vecino

book_age18+
374
FOLLOW
1.3K
READ
family
HE
heir/heiress
drama
bxg
mystery
brilliant
secrets
sassy
like
intro-logo
Blurb

Cuando eres pequeño, la mayoría de cosas no las entiendes y así me pasó con mi vecino; Theodore Hamill era menor por tres años y sin pensarlo, me pidió matrimonio antes de que en su familia ocurriera una transferencia y tuviesen que vivir en Estados Unidos.

Sin embargo, después de diez años, obviando que son demasiados años, el regreso de la familia Hamill es emocionante, pero jamás hubiese esperado que mi vecino, él que me pidió matrimonio a sus trece años, volviese para hacerme cumplir la promesa que le había hecho.

«—¿Si te casaras conmigo? —cuestionó suave y suspiré con una sonrisa corta.

—Si, cuando seas mas alto que yo —acaricié su cabeza.»

Él problema, era que ya no se trataba de un pequeño e indefenso niño, si no que en reemplazo, su mirada y cuerpo intimidante me hicieron cuestionarme si hice mal en mentir.

chap-preview
Free preview
1
—¿Estás segura de que te quieres casar tan pronto, hija?, digo, es una responsabilidad muy grande el matrimonio, no es un juego —objetó mi padre, mientras estaba arreglando la mesa para servir la cena que estaba haciendo mi madre. —Si, estamos seguros —aclaró mi hermana, tomándose de la mano de su prometido. Estábamos en la pedida de mano de mi hermana con su novio, que casualmente era nuestro vecino de al lado; una familia que era particularmente adinerada, pero que eran buenos amigos de mis padres y sus hijos tenían un lazo con nosotros, sobre todo el mayor con mi hermana y el pequeño con mi hermano menor. Desde que tenía diez años los conocía, como también me habían pedido varias veces cuidar de Theodore, el menor de los Hamill, ya que yo era mayor por casi tres años y más madura, claramente. Ví de reojo a mi hermano Luca jugando con él en el televisor, evidentemente desinteresados en lo que estaba pasando, ya que eran dos niños de 13 años igual de molestos e inmaduros. Yo apenas tenía quince años y mi primer acto de madurez había sido ser bastante coherente al no pedir fiesta de cumpleaños, ya que se trataba de un gasto enorme que mis padres no se podían dar el lujo de ofrecer, pero sabía que lo harían si yo no les decía otras opciones más económicas y razonables. —Voy al baño —escuché decir a Luca y pararon de jugar, mientras que mi hermano volvía. Theodore me miró desde su lugar y con una sonrisa infantil se acercó a mi, que estaba sentada en las escaleras de la casa, simplemente esperando y observando el celular cada tanto. —¿Que haces, Valerie? —preguntó inocente, sentándose a mi lado. —Nada, enano —respondí indiferente, llamándolo por el apodo que le había puesto, por qué era mucho más pequeño que yo. Una miniatura. —¿Quieres jugar con nosotros?, papá me compró un juego original de Apocalipsis —comentó con una sonrisa y rodé los ojos. —Ay, que bueno —dije con sarcasmo e interrumpió la conversación la voz de Myles, su hermano mayor. —Señor Parks, Sarah y yo nos casaremos, por qué nos amamos —dijo el hombre y abrazó a mi hermana fuerte, como dos sanguijuelas. Me sacudí. Aunque ya estaba en la etapa de sentir cosas fuertes por otras personas, me seguía dando asco cuando se trataba de mi familia. Myles y mi hermana llevaban tiempo de relación, pero estaba consciente de que un matrimonio era un compromiso y una enorme responsabilidad, además de que estarían unidos por toda la vida. A menos de que uno de los dos se quisiese divorciar, lo que en realidad no debería pasar, pero la sociedad estaba tan dañada. Deberían desaparecer el matrimonio. —Oye Valerie —llamó el niño y lo miré de reojo—. ¿Te casarias conmigo? —preguntó con sus ojos brillantes y yo hice una mueca como si se hubiese vuelto loco. —¿Como por qué me casaría contigo? —negué y me levanté, con intenciones de subir las escaleras. —Bueno, Myles dijo que por que se amaban. Yo a ti te quiero —dijo inocente y detuve de golpe mis pasos, que casi me caigo de cara. Suspiré—. No es ese tipo de amor, Theodore. —¿Entonces cuál es? —me siguió el paso hasta la habitación y rodé los ojos. —Es algo que no entenderías, aún eres un niño —sacudí su cabello. —Tú también —respondió, mirándome con sus ojos grises debajo de la maraña de cabello castaño que le dejé por haberle molestado. —Soy más grande que tú y evidentemente más madura. Además, soy una adolescente, no una niña —aclaré rodando los ojos y cogí la puerta para cerrarla—. Ya vete, que no puedes estar aquí arriba —cerré dejándolo afuera, esperando que eso lo alejara, pero parecía que no era así. —¿Lo vas a pensar? —escuché su voz de nuevo y bufé cansada, pero no pude evitar hacer una sonrisa después, por qué apesar de que no lo soportaba aveces, era un encanto de niño. Theodore podía ser un dolor de cabeza terrible, pero lo había cuidado tantas veces y soportado si actitud infantil, que lo sentía como mi hermano pequeño, al igual que Luca. Ambos eran muy unidos, de hecho, eran mejores amigos, por lo que para ellos era su hermana mayor y eso era muy tierno. Unos minutos más tarde, después de cenar y de que mis padres junto con mi hermana, su nuevo esposo y su familia planeasen la boda que tendrían, la cual la mayoría lo cubriría los Hamill, ya que tenían más capital que los míos, estábamos esparcidos por la casa. Los niños, Myles y yo estábamos sentados en la sala; ellos jugando con el nuevo videojuego de Theodore, mientras que yo los observaba y al mismo tiempo hablaba con Jake, quien era mi amigo desde que había entrado a secundaria y le había invitado a la casa para desaburrirme. Me levanté cuando escuché el timbre y grité a mis padres que yo abría, para que no fuesen a molestar. —Hola —sonreí al chico de ojos verdes. —Hola preciosa —dijo, antes de darme un abrazo y bufé, pero me dejé hacer. —¿Que hacen? —preguntó una voz que reconocí enseguida, pero no tuve el tiempo de separarme para mirarlo, cuando ya estaba en medio de los dos y nos separó, con una mirada poco amigable hacia Jake—. No la toques —inquirió enojado con sus destellantes iris grises, mientras se cruzaba de brazos. —¿Que?, ¿Quien eres? —preguntó el castaño, mirando burlón al niño. —Es Theodore, mi guardaespaldas —dije, tirándolo de los hombros hacia mi, por qué no quería que sacara el temperamento heredado de su padre y lo golpease. A pesar de que era pequeño, sacaba fuerzas de donde no tenía por el enojo. Varias veces habían llamado a la señora Hamill de la escuela, por qué Theodore se había puesto agresivo por culpa de los niños que lo molestaban. A escondidas de sus padres yo lo animaba a que no se dejase pisotear de nuevo y lo complementó el hecho de que tenía una ira explosiva. Digamos que yo no estaba apta para enseñar a un niño, pero solo tenía quince, por lo que no era mi responsabilidad. Yo solo cuidaba que no le pasase nada. —Que intimidante —dijo Jake tratando de molestarlo y rodé los ojos. —Puedo romperte la nariz —respondió enojado y lo tiré hacia un lado. —Suficiente de amenazas —detuve y tiré a Theodore hacia el interior de la casa, mientras que él miraba de reojo a Jake muy mal—. No te preocupes por él, es inofensivo. —¿Enserio? —levantó una ceja en dirección a la ventana, donde estaba pegado mirando fijamente a mi amigo como si le fuese a sacar los ojos. Y después le hizo una seña de advertencia con dos dedos, que me causó risa en vez de rabia—. ¿Son cercanos? —Se podría decir, es el hermano menor de mi cuñado y lo he cuidado desde que tenía 8 años —me encogí de hombros restándole importancia. —¿Se enojaría si te robo un beso? —preguntó repentinamente y lo miré sorprendida. —¿Cómo? No sabía por qué esa simple propuesta me había puesto nerviosa; no podía negar que me había gustado Jake desde que lo conocí en el colegio, pero siempre había sentido que seríamos solamente amigos. ¿Acaso Theodore le había levantado celos? El pequeño solo era un niño, él ni siquiera entendía lo que estaba pasando, pero si era celoso, tal cual mi hermano Luca. O tal vez un poco más, pero era por el cariño que me tenía. Mis padres decían que el pelinegro me quería incluso más que a sus padres. Sonreí casi inesperadamente al pensarlo, en dirección a Theo, por lo que eso pareció calmarlo. Sin embargo, eso no detuvo a Jake y cuando me di cuenta, tenía sus labios pegados a los míos. No supe cómo reaccionar, pero agradecía que mis padres estuviesen concertados en mi hermana y no en que un chico me estaba besando en la calle. Lo separé casi al instante, por temor a que algún vecino chismoso se diera cuenta y no quería que mis padres se pusieran en mi contra por los chismes. —¿Que pasa contigo? —le di un golpe en el hombro y él se quejó sonriendo. —¿A poco no te gustó? —chisté y rodé los ojos—. Lo quería hacer hace mucho. —¿Enserio? —Si —me dió una caricia en el mentón y me sentí muy halagada, como si me hubiese gustado que él tomase la iniciativa de ese modo. O tal vez solo estaba siendo estúpida por hacerme ilusiones con algo tan básico como lo era un beso. Después de eso, se me dió por mirar hacia la ventana y ya no estaba Theodore; suspiré e hice caso omiso a que ya no nos estaba molestando por eso, pero por alguna razón me sentía mal. Pasaron varios minutos antes de siquiera escuchar actividad adentro, estaba muy tranquilo. —¡Theodore no! —escuché la voz de la señora Hamill un poco desde adentro, pero no le presté atención. —¿Piensas ir a la fiesta de mañana? —cuestionó el castaño y torcí los labios. —Tal vez, pero... —no pude responder nada, cuando la puerta de mi casa se abrió inesperadamente y salió corriendo el señor Hamill con mucha prisa, tomandonos por sorpresa. —¿Que pasó? —¡Si tu padre no encuentra el medicamento, trae el maldito auto! —volví a escuchar el grito de la señora Hamill, pero esta vez más fuerte y Myles salió corriendo preocupado. Enseguida me puse de pie. —¿Que está pasando? —corrí adentro, para encontrarme a mi papá teniendo en brazos a Theodore. Mi corazón se detuvo—. ¿Que le pasó a Theodore?, ¿Por qué...? —No encontré el medicamento, toca llevarlo a la clínica —llegó interrumpiendome el señor Hamill. —¡Ya traje el auto! —ingresó a la casa Myles y yo no sabía ni lo que estaba pasando, solo veía como mi papá pasaba a Theodore a su padre y se lo llevaban corriendo al auto de mi cuñado. —¡Theodore! —grité casi al instante de darme cuenta de lo que pasaba, pero ellos ya se habían ido y mi madre me tenía de los hombros—. ¿Que fue lo que pasó? —Le dió un reacción alérgica, por las nueces de las galletas de tu madre. —¿Cómo?, pero si él sabe que no puede comer eso —dije preocupada. —Se lo dijimos, pero hizo completo caso omiso y se las comió —suspiró mi padre y se marchó hacia la cocina. —Esperemos a que los padres de Theodore nos den noticias —me acarició el cabello mi madre y tragué saliva, preocupada. Era evidente que me preocupaba el niño y no podía hacer nada por él, ya que yo no era pariente cercano, más que la vecina que lo cuidaba cuando sus padres no estaban. Unas horas después, había llegado la media noche y no había noticias de Theodore, ni de su familia. La calle se veía solitaria, todo estaba oscuro a excepción de las farolas de la carretera y en mi casa había un silencio sepulcral. Mis padres se habían ido a dormir, al igual que mis hermanos, mientras que yo estaba sentada en la ventana de mi habitación, observando la calle y el cielo nocturno por qué no era capaz de dormir. La preocupación podía conmigo. Suspiré y estaba por resignarme a esperar, ya que solo me iba a cansar de ver nada en la calle y no tendría noticias hasta la mañana siguiente. Sin embargo, ví que mi habitación se estaba llenando de luz blanca y cuando me di cuenta, el auto de Myles se había estacionado frente a la casa de los Hamill, llamando por completo mi atención. No pude siquiera levantarme a llamar a mis padres, cuando mi madre ingresó a la habitación con su celular en la mano. —Ya llegaron —dijo ella con sus ojos adormilados—. Theodore quiere verte. —¿Puedo ir? —Si, espérame me cam... —no dejé terminar a mi madre, cuando corrí escaleras abajo para abrir la puerta e ir a casa de los Hamill a saber cómo estaba Theodore. Myles estaba afuera cerrando el auto y me dió una sonrisa corta de boca cerrada—. Está en su habitación esperándote —dijo y asentí con un entusiasmo por saber que no había pasado nada malo. Corrí escaleras arriba y me encontré a los padres de Theodore en la habitación, la madre lo estaba abrigando, mientras el señor estaba parado en la orilla de la cama. —Valerie. —Ya está aquí, hijo —dijo la señora Hamill al niño, levantándose de la cama, para darme paso a mi—. No quiere dormir si no es contigo. Casi no se deja inyectar el antídoto solo por qué no habías ido, fue una guerra —suspiró la mujer y me mordí los labios por las locuras de ese niño. —Hola —dije y me acosté en la cama, despacio—. Soy yo. Asintió y me tiró del brazo, para que lo rodeara con mi cuerpo, ya que como él quedaba más pequeño, yo lo cubría con el mío; él dándome la espalda. Acaricié su cabello—. Ya estás bien, estás en tu casa. —Cualquier cosa que necesite nos avisas, estaremos abajo. No creo que podamos dormir después de eso —suspiró el señor Hamill y salió con su esposa, evidentemente preocupados por la reacción de Theodore. Tensé la mandíbula. También me preocupaba el hecho de que el sabiendo lo grave que se ponía al comer nueces, lo hubiese hecho como si nada. Tenía que haber una explicación, pero en ese momento no era el momento de cuestionar su comportamiento, cuando lo importante era que estaba bien en su casa y que ya le habían atendido en el médico rápidamente. El silencio reinó en la habitación por varios minutos, hasta que la voz del pequeño apareció en un susurro que casi no pude entender. —¿Ahora sí te casaras conmigo? —cuestionó suave y suspiré con una sonrisa corta. —Si, cuando seas mas alto que yo —acaricié su cabeza—. Ahora duerme. —Si —dijo—. Serás mi esposa. —Todo lo que tú quieras, mientras estés bien.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Crónicas de una Ninfómana

read
7.4K
bc

La ley de la seducción

read
7.1K
bc

El monstruo de mis sueños.

read
228.1K
bc

Quién dijo Amantes?

read
19.3K
bc

Tentación Italiana

read
9.8K
bc

Un matrimonio sin amor.

read
45.5K
bc

Mi Única

read
686.7K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook