Pero lo que más sorprendió a Brielle fue un aspecto de la transformación que ella quizás no creyó posible: conforme las patas de Sadrac tocaban el suelo, llamas naranjas bailaban alrededor de ellas sin quemarlas. Era fuego elemental puro que se manifestaba como extensión de su poder, creando un espectáculo visual que era hermoso y algo intimidante.
El fuego que rodeaba sus patas no era destructivo; era más bien una manifestación visual de su poder de fuego superior. Era evidencia de que su poder como Rey de Pyrion era considerablemente más avanzado que el de Zelek, manifestándose incluso en su forma animal de maneras que hablaban de generaciones de linaje Volcaris refinado, ya que los únicos que podían demostrar poder elemental, eran los del linaje real.
Entonces, cuando la transformació
