—Debo admitir —comentó el Rey Adair mientras probaba delicadamente una fruta tropical que había sido adaptada a sus gustos élficos con especias suaves—, que la hospitalidad de Pyrion ha sido más considerada de lo que había anticipado. Estos esfuerzos por acomodar nuestras necesidades hablan bien de la influencia que Brielle ha ejercido aquí. Jamás pensé que se tomarían tantas molestias, juzgando por cómo nos trataron cuando ella se casó con el Rey Sadrac. Dael asintió, aunque había una reserva evidente en su expresión que no había estado presente al comienzo de su visita. —Sí, las comodidades han sido excepcionales —acordó, cortando con cuidado un pedazo de pescado que había sido preparado según las preferencias culinarias de Talisia, sin mucho condimento—. Aunque el comportamiento del R

