—¡No! —exclamó Brielle, mirándolo como si hubiera perdido completamente la razón—. Solo... solo tendremos que bailar —respondió mientras lo observaba con asombro—. Es la manera tradicional de mostrar respeto a los dioses élficos y de celebrar ocasiones importantes, como la unión entre reinos que representa nuestra presencia aquí.
Al escuchar la palabra "bailar", Sadrac sintió una punzada de incomodidad que se extendió por todo su cuerpo, incluso más que la posible orgia ritualista. Los lobos Volcaris no bailaban. El baile era considerado una actividad frívola, afeminada, innecesaria, incluso débil según los estándares de su cultura brutal. Los Volcaris luchaban, conquistaban, dominaban, pero no perdían el tiempo en expresiones artísticas que no tuvieran propósito militar directo.
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