ESA MISMA NOCHE: PALACIO REAL DEL REINO DE PYRION Sadrac se había casado esa tarde, y ahora, en el momento más oscuro de la noche, se sentía inquieto. En el fondo de su ser había esperado consumar su matrimonio si la Elfa hubiera despertado algún deseo en él, pero como eso no había sucedido, una extraña decepción lo carcomía por dentro. Para aliviar esa frustración, mandó llamar a una de sus amantes a su habitación principal. No pasó mucho tiempo cuando ella apareció en el umbral. Se trataba de una mujer alta, de cabello castaño ondulado y piel canela, que llegó apenas cubierta por una tela transparente que no dejaba nada a la imaginación. —¿Me ha llamado, su majestad? —preguntó la mujer loba con voz seductora, balanceándose ligeramente en sus caderas. Sadrac, que ya estaba recostado

