— ¡Papá no seas maleducado con Arthur!— regañó Diane a su padre.
Éste frunció el ceño y dijo:
— El señor Mccartney sabe el porqué de mi incomodidad— dijo Anthony retando a Arthur.
—Mi amigo y futuro socio, vayamos a lo nuestro entonces; ¿Te parece Diane?— preguntó Mccartney, restando importancia al enojo de Anthony.
— Claro que me parece Arthur y estamos acá para firmar una sociedad y estrechar lazos y que seamos familia, por supuesto— dijo ella guiñando un ojo, con coquetería.
— Anthony, como te dije anoche en la hermosa fiesta de tu hija, estoy fascinado con ella— dijo Arthur— y me imagino que a partir de hoy nos llevaremos mejor.
Antes de que Anthony contestara, Diane respondió:
— ¡Claro Arthur! — ella estaba conciliando, mirando a uno y al otro— ¡Ya deja la hostilidad, papá!
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