P I S T A S

2930 Words
Capítulo dos —Y bien, cuéntame de ti —observo el perfil de su rostro —solo para entrar en confianza, claro está— gira hacia mí y rápidamente coloca su vista en la carretera nuevamente. Coloco mi brazo en el respaldo del auto— de mi no hay nada que saber, solo que me llamo Saddy— me encojo de hombros desinteresada —no tengo familia que digamos, porque vivo sola y me gustan las películas de suspenso —sonrío. —Así que te gustan las pelis de suspenso, eh. —No es por nada, pero no me gustan las películas donde la damisela está en peligro y un guapo y romántico príncipe llega a por ella al rescate— me acomodo mejor en el puesto— ese rollo no es lo mío. —Entonces, ¿qué es lo tuyo? —Ya te lo dije, me gusta más el rollo suspenso y eso. Tal vez por eso decidí estudiar para ser detective, pero no funciono y ahora mi segunda opción es… —¿Policía de tránsito? —No específicamente, pero fue lo que me toco —doy una sonrisa de boca cerrada. Suspiro —Pero no hablemos más de mí, cuéntame algo tuyo, ¿a qué te dedicas? a parte de ser investigador y, por cierto— señalo la parte delantera de su costosa camioneta —lo siento por eso. —No es nada. Sobre lo demás, digamos que mi trabajo no es el mejor— voltea su cabeza hacia mí— soy informático, hacker en otras palabras. —Sabes que debería arrestarte por eso, ¿No? Sonríe —Lo sé, pero confío en que no lo harás. Saco la foto de la desaparecida — No, no lo haré. Ahora lo que necesitamos es encontrar a la chica y sinceramente no sé que hacemos en tu auto ¿tienes alguna táctica? —La verdad no, pero vamos a mi base secreta y desde ahí gestionamos todo. —¿Y por qué no en tu casa? — sus brazos se tensan bajo en mando del volante y con cara totalmente seria voltea hacia mí, sus ojos miran los míos con intensidad y su aura rápidamente cambia a una de terror total —tranquilo, solo fue una broma. No quiero conocer cosas de tu vida privada ni nada de eso. El auto cambia de dirección hacia un camino de tierra, sin poder distinguir bien veo una pequeña cabaña al final de todo el pasto seco y alto que nos rodea. Aparca el auto lo más rápido que puede y baja de el sin decirme una sola palabra. A este le pasa algo. Bajo del auto y sigo su caminar, de la cabaña sale un chico rubio con un enorme palo en la mano y si pensarlo dos veces me escondo bajo su potente cuerpo. —Otra víctima, Khan— ¿victima? — déjame darle primero —alza la rama de árbol en mi dirección y cierro mis ojos. —¿Qué te pasa? Es una invitada— abro un ojo y veo como su fuerte mano esta agarrando el palo con fuerza— compórtate y no lo arruines. —Khan, tú no eres así, vamos a tor… Suelta la rama y lo sujeta con fuerza de la camisa —Ni siquiera te atrevas… Lo haces y ya sabes que va a pasar —me saca de su espalda y me coloca en frente —ella es Saddy, es policía y va a trabajar con nosotros sobre lo de la chica desaparecida esta mañana— envuelve sus manos a las mías y una sensación de peligro recorre mi ser. Aprieto fuerte su mano, por mi espalda recorre un escalofrío inmenso y a mis mejillas les llega un color rojizo que no puedo disimular justo cuando el me observa con una de sus mas bonitas sonrisas. Suspiro y el poco de cordura que tengo llega a mi cuerpo, me suelto inmediatamente y tapo mi rostro con las manos. Tranquilízate Saddy, no te puedes dejar llevar por el primer hombre que te trata de una bonita forma. Acuérdate que eres muy ingenua para este tipo de cosas. Sacudo mi cabeza —Lo siento, yo… es mejor que me vaya y trabaje por mi cuenta. —No seas tonta —viene hacia mí —vamos a investigar sobre el caso y rápido nos vamos, además puede que este inepto —señala el chico del bate —haya conseguido algo de información —se voltea hacia él —¿No es así? —De hecho, si encontré algo muy perturbador, pero interesante. Pasen— sonríe negando y da la vuelta hacia la cabaña. — ¿Y? —observo curiosa su mano callosa y sin pensarlo paso sin tomar su mano extendida. —Yo estaré al mando de esta investigación, que te quede claro, niño— escucho su sonrisa sorda detrás de mí. —Como usted diga, señora oficial— abro la puerta y lo primero que observo son cientos de fotos de diferentes chicas perdidas. Junto mis cejas y las señalo sin pensar— ya te dije que soy investigador, pero por alguna razón, antes de dar con la chica el asesino se me adelanta y la mata— observo como su cuerpo se recuesta al borde de la puerta— no tengo mas que conservar las fotografías y brindárselas a sus familiares. Alzo una ceja —Ya, pero es que, ¿nadie viene a buscarlas? Se encoje de hombros —supongo que no quieren revivir el dolor —me empuja dentro —entremos, se nos hace tarde y tenemos que encontrar a la chica. Sacudo mi cabeza y paso por toda la pestilencia del lugar, con forme bajamos las escaleras al sótano puedo escuchar los rechinidos de la casa temblar en mis oídos, miro detenidamente las paredes y el suelo teñidos de un rojo sucio, trago grueso cuando veo la puerta al final del corredor y mi respirar se agita deliberadamente —no puedo —susurro más para mí que para él, un olor a rancio inunda mis fosas nasales y es todo lo que necesito para caer de rodillas sobre él. Da la vuelta y antes de quedar todo n***o veo sus ojos fríos posarse sobre los míos. ... Me remuevo incómoda en el sillón donde estoy y agarro mi cuello ante el incesante dolor —buenos días, bella durmiente — mi foco de visión da con la taza de café en sus manos y el vapor que sale de ella, su ropa no es la misma y veo el reloj en mi muñeca. Siete y quince. Suspiro —¿qué me ha pasado? — observo la ventana y rayos de sol se cuelan por esta, junto mis cejas. ¿Por qué no es de noche? Estamos a las siete. —te desmayaste, y después de eso no despertaste más. — ¿quiere decir que pase toda la noche aquí?  Asiente —y como aquí no hay camas te deje mi sillón —se inclina ligeramente— tengo una pregunta para ti—me señala con su taza de café en la mano —¿tú no deberías estar trabajando justo ahora? Dejo de respirar y me levanto rápidamente —es cierto —corro hacia la entrada —muévete, llévame, llévame. Perderé mi trabajo —salgo de la casa y camino hasta su camioneta. Giro al escuchar el cerrar de la puerta y lo veo detenidamente. Hoy luce perfectamente impecable y su vestimenta le da ese toque de hombre indecente. Sonríe en mi dirección, sus ojos me observan juguetones y camina hacia mí con paso firme, se detiene antes de llegar y junta sus cejas, sus ojos se enfocan en algo detrás de mí y sin pensarlo dos veces volteo. Mi auto policial se detiene en la carretera y de este baja Carlos, corre hacia mí y de un salto me abraza— Joder, Saddy. Estaba preocupado por ti —de reojo miro al hacker posicionarse a mi lado. Pensara que somos novios si dejo a Carlos abrazarme tanto tiempo. Empujo a mi compañero oficial cuando siento su mirada penetrante en mí— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? No se supone que deberías estar en la comisaria —rasca su cabeza. —El jefe te ha estado buscando toda la mañana como un loco, dice que le debes dar informes de lo que has estado investigando —se acerca a mi oído —ya sabes, el caso de la niña desaparecida. —Él lo sabe, es un investigador privado que me está ayudando a buscarla, no tienes por qué ser tan discreto. —¿Ah sí? —Carlos le da una mirada de pocos amigos a mi acompañante —como sea, el jefe dice que le debes dar informes, aunque estés despedida. Es cierto... Estoy despedida, no tengo trabajo. —Ya que ella está despedida puede darle informes a tu jefe cuando ella quiera —se acerca peligrosamente a Carlos —y aquí entre nos, tampoco voy a dejarla ir tan fácil— da dos pasos hacia atras —dile a tu jefecito que dice Khan Reimi que ella ahora está trabajando conmigo y por tu bien espero que te largues de aquí— desbloquea el auto y abre la puerta— Saddy, sube —sus ojos se posan sobre los míos y sin pensarlo dos veces entro a la camioneta. Cierra la puerta y rodea el auto, entra y de un portazo cierra rápido mientras observa fijamente a Carlos con una mirada dura. Vamos Saddy, rompe este silencio y enojo por parte suya. —Así que te llamas Khan Reimi —toma el volante con fuerza y de un tirón enciende el auto —cálmate vaquero. —Estoy tranquilo — retrocede el auto con fuerza y sale disparado de la cabaña, me coloco el cinturón de seguridad y tomo la escotilla de seguridad—se ve que realmente no tienes nada que decir. ¿te gusta ese hombre? Trago grueso viendo a la velocidad con que pasamos las cosas —¿Quién? ¿Carlos? Ese es un compañero de la estación, además de todos modos — volteo a verlo —¿te importa? —Solo soy curioso —voltea a verme —¿Son algo si o no? Dime de una buena vez. —No somos nada, ya cálmate que me estas asustando y baja la velocidad —ignora mis palabras — mejor hablemos de la información que encontraste. —Tenemos un dibujo del ultimo sitio en donde estuvo, no se ve con exactitud, pero creo que es cerca de un lugar con mucho transito rojo. —¿cómo lo sabes con seguridad? —Porque he estado ahí mas de una vez buscando información, transitándolo como agente en cubierto y antes de que lo preguntes, sí, era un agente encubierto, para ser exactos era el jefe de tu jefe, pero por alguna razón el jefe del departamento me echo del puesto y coloco al que ahora llamas jefe. —O sea que eras agente, eh—dobla un par de calles y rápidamente nos incorporamos bajo las vistas de personas sospechosas del pueblo. —Esto es lo que haremos —se estaciona— con tu vestimenta no vamos a ir a ningún lado, lo mas probable es que nos maten a los dos, así que iré yo solo y tu te quedaras en la parte trasera del auto — gira su cuerpo hacia mí. Alzo una ceja —¿estás bromeando? —No estoy de coña. Lo digo en serio— abro mi boca con ganas de refutar y me señala —Ahora cruza rápido hacia detrás. Ruedo mis ojos y cruzo entre los dos puestos, me tiro a los sillones del final y tomo asiento —¿satisfecho? —alzo mis manos. Sonríe y baja del carro, cierra las puertas con el sistema de seguridad y lo observo caminar sin rumbo por las calles. Observo mi ropa desalineada. En estos momentos me encantaría tener algo más cómodo. Mi vista se dirige a él y el lugar en donde entra. Night-club. Tal vez sea conveniente, ya que las personas hablan de cosas serias en este tipo de lugar, porque no todos los días la policía está detrás de los centros para “pasar el rato”. Del otro lado de la acera veo las damas de compañía vestidas de una forma muy peculiar. Hoy parece ser día de disfraces, desde enfermeras y doctorcitas hasta las granjeritas y conejitas. Vuelvo a mirarme y sonrío. De aquí voy a salir, pero tengo que arreglar un poco mi disfraz no tan disfraz. Miro el interior detenidamente y detrás de la silla de copiloto veo un cúter, lo tomo sin pensarlo y con sumo cuidado me quito el pantalón, lo corto como un short y desato un botón de la parte superior de mi camisa, desabrocho tres de debajo para amarrarla a mi cintura alta y me coloco el pantalón al mismo tiempo que desato mi cabello. Si él puede buscar información, yo también. Muerdo mis labios y palmeo mis mejillas, observo mi rostro en el espejo y creo que voy lista. Quito el seguro de una de mis puertas a la izquierda y salgo sin hacer algún tipo de ruido, el frío viento pega en mi cuerpo semi-descubierto y me retuerzo para mis adentros. Tal vez si fue una mala idea salir así. Doy un suspiro y con seguridad empiezo a caminar moviendo exageradamente mi cuerpo, ignoro los comentarios de los pocos hombres que transitan y sin detenerme cruzo la calle, entro al bar y el fuerte olor a cerveza y alcohol pega en mi nariz, el reguetón taladra mis oídos y mis pies se dirigen al lugar mas apartado de bulla y gente. Me asiento en uno de las pocas bancas y examino con detenimiento cada movimiento sospechoso de las personas, al final del pasillo veo unas escaleras enormes custodiadas por dos gorilas, sigo mi recorrido y veo a toda la gente de la mafia estar disfrutando de los bailes exóticos de las mujeres prácticamente desnudas antes sus ojos. Con que vienen de día en vez de noche... Si quiero información valiosa necesito entrar a ese lugar. Vamos Saddy, tienes que hacer parecer que eres unas de ellas, esto debe ser fácil ya que es un trabajo más, venga. Me levanto y voy a la pista abarrotada de gente, sin pensarlo dos veces muevo mi cuerpo al compás de la música, poco a poco me acerco a las escaleras y escucho la conversación a mena de esos dos tipos. Me muevo en frente de ellos y de la nada siento unas manos tomar mi cintura. — ¿Cómo estás, preciosa? Un aliento desagradable choca en mi cuello y juro que si tuviese mi arma ya le hubiese disparado al vejestorio que me aferra a su cuerpo. Todo sea por conseguir información. Sonrío coqueta—Bien, ¿y tú, mi amor? Me devuelve la sonrisa y esconde su cara en mi cuello— super bien—sus manos viajan a mis piernas y pasa la lengua por sus labios— ¿te gustaría subir conmigo? Me aferro a él —si eso es lo que quieres— susurro en su oído y me tiro hacia atrás para que vea como muerdo mi labio. El viejo me toma de la cintura y me guía escaleras arriba pasando por los dos gorilas. Misión uno: completada. Misión dos: en proceso. Mis ojos, al llegar a la planta superior infestada en mujeres, buscan a Khan. Una mirada desde mi espalda me hace voltear y ahí está él, con dos bailarinas a sus costados mientras usa una silla como el rey del lugar. Rápidamente quito la mano de viejo de mi cuerpo y este se sobresalta. —¿qué te pasa mojigata? ¿te arrepientes?—vuelvo a mirar al viejo y me doy cuenta de mi error. Arréglalo, rápido Saddy. Me acerco a su oído, me pego a él y comienzo a moverme —lo que pasa es que necesito ir a hacer algo al baño— giño —ya sabes —alzo mis cejas y su sonrisa vuelve a surcar su rostro, giro y volteo a ver a mi compañero. Si es que lo puedo llamar compañero. Camino sin rumbo alguno a una de las esquinas del lugar extremadamente oscuras y examino mi situación, pero por alguna razón mis ojos se desvían a Reimi y las dos bailarinas semidesnudas sobre su cuerpo. Olvida ya eso Saddy, estas aquí para trabajar y solo trabajar para recuperar tu puesto. Vuelvo a dirigir mi vista hacia Khan y lo veo sonriendo en mi dirección, como una niña siendo pillada la sangre sube a mis mejillas. Una de las mujeres toma su cara y se sienta directamente, él agarra su cintura sin dejar de mirarme y muerde sus labios. Junto mis cejas. ¿Esto se esta pasando a algo más o es mi imaginación? La observa y pega sus labios con esa. Mi garganta se contrae y mi cuerpo voluntariamente se dirige a ellos, quito a la loca bailarina de encima suyo y la lanzo contra la otra a su lado, me siento sobre él y veo con enojo a las tipas a mi lado con ganas de arrancarme los ojos. —No las necesito más —giro mi vista a sus ojos mieles y es cuando caigo en cuenta de lo que he hecho, trato de levantarme y sus manos agarran mis piernas fuertemente —Te tengo. ... 
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