-Lo único que deseo es hacer que tu estancia en el castillo sea amena para usted mi Lady -dijo el príncipe esa mañana Como ya era costumbre había salido a pasear por el camino de las sakuras, era primavera y el olor de las flores temprano en la mañana me alegraba el día. Pero no era sólo esa mi costumbre, el príncipe solía pasar para hablarme unos momentos antes de comenzar su arduo día de labores al lado de su padre. -Le agradezco sus atenciones, su majestad, pero lo único que desearía ahora es pasear por los estanques de loto en la residencia de mi padre, las mañanas allá son más ruidosas -Imagino que creció acostumbrada al croar por las mañanas y por las noches -Es cierto, había momentos en que lo odiaba, pero ahora sólo… lo extraño -Entiendo, haré lo posible por que se le permita

