Capitulo 6

1350 Words
Narra Salvatore  Ni siquiera sabia como sentirme. Tal vez porque nunca la había tratado así, yo siempre he sido débil y cuidadoso al tomarla. Siempre que quería poner un poco las cosas más intensas, me cuidaba de no lastimarla, pero esta vez fui brusco y estuvo tan mal de mi parte.  Me maldigo porque la vi herida, en realidad si que le dolió, sus ojos me miraron sorprendidos porque ella era consciente de que nunca había excedido mis límites con ella. Siempre he sido muy ardiente pero tierno cuando la tocaba y me hizo sentirme como un animal verla impresionada ante mi fea acción. Fue un impulso de violencia e incluso indicios de maltrato, cosa que no quiero que interprete.  Lo que menos quiero es dañarla, se me fue la mano al verla toda desafiante hiriendo mis sentimientos con aquel refrán "no quiero bacinilla de oro para escupir sangre" Y si no entendieron, les explico lo que quiso decir. Ella no quiere lujos de mi parte si yo la haré sufrir.  Un refrán que me dolió en el alma porque es que, desde que me la llevé a Italia, solo me basé en tratar de complacerla, de mirarla sonreír, de que me permitiera sentirme orgulloso cuando la viera y pudiera decir "La hago feliz" pero no pude.. al parecer no logré mi objetivo.  -Sr. ya terminó con los documentos?- me preguntó mi secretaria.  Tenia rato de pie mencionándome cosas que tenia por hacer, pero creen ustedes que le estaba prestando yo atención?  Desde que Elira salió por esa puerta, no he podido ponerle un dedo a ninguna carpeta.  -No- le contesté perdido en mis pensamientos. -Sr. yo los necesito para antes de que usted se retire - la escuché  -Hazlo tu por mi, o dáselo a uno de mis socios. No tengo cabeza para mirar documentos ahora. Sabe si tiene paciente en espera la Dra. Evans ?- le pregunté  Me miró curiosamente. -Si, su último paciente en el día de hoy no ha llegado pero, faltan unos minutos aún para su cita. Por qué?- me preguntó  -Usted lo va a llamar y le dirá que por motivos personales la Dr. no podrá atenderlo, y escúcheme bien Camila, esto es entre usted y yo . La Dr. Evans no tiene porqué enterarse, me escucha? Al final yo soy su jefe, no es así ?- le dije sabiendo que le encantaba el chisme. - Si, como usted diga señor -  -Si alguien pregunta por mi, le dirás que ya me fui. Tengo que resolver un asunto. Bien ?- le volví a ordenar  -Entendido señor - asintió  -Te puedes retirar entonces- Me pasé la mano por la cabeza y respiré profundo. Duré unos minutos más en mi oficina y despues de tomar grandes vasos de agua, porque no tenia licor en la oficina, me levanté de mi escritorio y me dirigí hacia el consultorio de Elira.  Toqué la puerta, escuchando su amable "Adelante", así que no me tardé en girar el manubrio y abrir la puerta lentamente.  -Siéntese por favor - me dijo sin aún levantar la cabeza, escribía en unas hojas médicas sus apuntes, por lo cual no se había percatado aún de quien sería su último paciente.  Tomé asiento frente a ella.  -Dígame su nombre si es tan amable - me dijo aún sin alzar la mirada.  -Salvatore Lombardo - le contesté acomodandome en la silla mientras cruzaba mi piernas.  Sus ojos me atacaron de inmediato. Me observó por unos segundos.  -Señor, me parece que usted me quiere tomar de burla - me dijo manteniendo la línea profesional. Lo que me causaba gracia de todo esto, es que tanto respeto y ética laboral solo me ponía más ardiente. Mis deseos con ella aumentaban a medida que me miraba de manera desafiante y que queria mantener un margen. -Ahora no soy tu señor, soy tu paciente. Tutéame - le dije mirándola tirar de su cabello hacia atrás y suspirar.  -Salvatore, mi verdadero paciente espera por mi. Quieres marcharte y luego me molestas ?- me preguntó  Sonreí amargamente  -Es que tu paciente soy yo, acaso no sabias?- le miré elevando una ceja.  -Bien, quieres jugar? Hagámoslo. En que puedo ayudarte, Salvatore? Por que vienes ?- me dijo tomando su libreta de apuntes y un bolígrafo.  -Dra. he venido porque tengo el corazón roto y creo que necesito que alguien me oriente, no sé que hacer - remojó sus labios mientras me miraba atentamente. - Tiene que tratar de sanar entonces. Si alguien le hace daño, no busque más de esa persona. Dedíquese tiempo para amarse a si mismo y curar sus heridas - me contestó como si en realidad eso es lo que quisiera.  - Y qué si he hecho eso que me ha recomendado pero he llegado a la conclusión de que la misma persona que me hirió,  es la única que puede curarme ?- le pregunté  Bajo su mirada, apretó sus labios y pude escuchar como tragó. -Ha dejado tan solo que esa persona se le acerque? - me preguntó  -Es que no sé... cuando la veo me causa dolor pero a la vez también quisiera abrazarla y besarla porque mis sentimientos por ella siguen intactos, pero me hizo tanto daño. Le cuento que yo le entregué mi vida, cambié por ella, empecé a dejar de hacer cosas que no le gustaban y que a mi si, solo por complacerla, por ejemplo odiaba que fumara y lo dejé de hacer para que viera lo mucho que me importaba. Era frio y con ella fui caliente, era un monstruo pero para ella me convertí en un príncipe. Me entregué como nunca, y sufrí como un diablo cuando me abandonó. Como sano este dolor ? Tiene algún medicamento para lo que siento ?-   Sus ojos estaban empañados, se dio vuelta en su silla y cubriendo su rostro con sus manos, se echó a llorar.  -No puedo ser tu psicóloga, lo siento - me dijo entre sollozos.  Mordí mis labios muriendome por dentro porque sabia que lo que me mataba a mi, también la mataba a ella.  -Si, tu sí puedes. Tu fuiste que me jodiste, ahora sáname. No quiero seguir sintiendo todo este dolor cuando te veo, pero tampoco quiero continuar muriendome de ganas por ti. Qué hago? - le cuestioné  -Crees que esto solo te duele a ti? Me lastimas con cada cosa que me dices, mira como casi me agredes en tu oficina. Tanto daño de mi parte te ha hecho olvidar que soy una dama? Me estrujaste contra la pared, mis huesos pidieron ayuda con ese empujón contra tu cuerpo y el concreto. Y si, me doy cuenta del daño que te he hecho, tan solo con eso compruebo de que me odias. Lo que no entiendo es como ya te envolviste con otra mujer y aún me tienes ganas, no que no te gustan mis besos? Margot no besa mejor? Por que te sigue doliendo tanto mi error ? Ella no ha sabido curarte ?-  Y lo digo una vez más, Elira merece un Oscar por la manera tan perfecta en la que me provoca sin intención alguna. Me levanté de la silla en la que permanecía y rodeando el escritorio me apoderé de sus labios metiendo mi mano por su cuello y subiendo por su cabeza enterré mis dedos en sus cabellos. A pesar de que el inicio del beso, la posesión fue rápida y de repente, nuestros labios se comieron lentamente y nuestras lenguas se envolvieron de una manera maravillosa y muy placentera.  Sentí su mano en mi barba, ese toque que por meses había extrañado y ansiado tanto, hoy por fin nuevamente lo recibía.  Al separarnos rocé nuestras narices, mientras disfrutaba de nuestra cercanía, cerrando mis ojos y llevándome de su rico aroma, ese que a su falta, nunca me permitió envolverme con otras mujeres.  -Lo peor de todo es que no te odio, ni que existe otra mujer. Por Dios, Elira, esa señora, Margot, solo la he utilizado para darte celos. No he podido tocar a nadie que no seas tú en estos 12 meses
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