Narra Nahuel
—Así que le gustan tus ojos —se burló Cami.
—A vos también te gustan.
—Pero no me gustás —sonrió y le dio un sorbo a su gaseosa—. Tomalo como un piropo de su parte —suspiré.
—No creo que sea un piropo. Tampoco creo que yo le guste —Cami puso los ojos en blanco.
—Que pesimista... —dijo con el sorbete en la boca—. Yo estoy segura de que podrías gustarle —volví a suspirar—. No te enojes Nahu —me sonrió.
—No me enojo, pero no creo que pueda pasar —Cami se me quedó mirando mientras tomaba su gaseosa—. ¿Podemos hablar de algo que no sea mi entrenador?
—Bueno, hablemos de Esteban, el chico de quinto —dijo con una sonrisa. Creo que Cami no tiene otra cosa de que hablar que no sean chicos.
Se pasó media hora hablando de ese chico mientras almorzábamos. Después, cuando terminamos de comer, nos levantamos y fuimos hasta el sillón para ver la tele; aunque no le prestamos mucha atención, porque nos pusimos a hablar de nuevo. De repente, mi celular empezó a sonar, lo saqué y lo miré. Era un mensaje de Daniel, lo abrí rápidamente y lo leí; apenas es lunes, normalmente el entrenador no me hablaba antes del miércoles o jueves si tenía que decirme algo.
—"Hola, Nahu. Te envío unos ejercicios para hacer con los chicos el viernes. Decime que te parecen cuando los veas." —además del mensaje, me había enviado un link.
—¿Es tu entrenador? —cuando me giré, la cara de Camila estaba casi pegada a la mía mirando mi celular—Casi no se hablan, ¿no?
—¿Por qué te interesa tanto? —ella me miró y sonrió.
—Porque quiero estar segura de que mi amigo tenga el novio correcto —me reí.
—Él y yo no vamos a ser novios, Cami.
—Eso no lo sabés —sonrió—. Y no te burles de mí —me pellizcó un cachete.
—Dejame, tengo que ver lo que me mandó —hice que me soltara. Presioné el link que Daniel me había mandado, se abrió una página con algunas explicaciones y algunos videos. Lo revisé sin prestarle atención, era mucho para leer y no quería pasarme todo el rato leyéndolo acá. En dos horas, mi hermano iba a venir a buscarme, no quiero desperdiciar el tiempo. Guardé mi celular y miré a Cami.
—¿Pongo música? —dijo sin mirarme, no respondí, sabía que lo iba a hacer igual.
Nos pasamos el resto de la tarde escuchando música. Cami no dejaba de cantar casi a gritos, intentando hacerme bailar, aunque no podía evitar empezar a reírme.
Mi hermano pasó a buscarme unos minutos antes de las cinco. Cami me acompañó hasta la puerta del edificio y me dio un beso de despedida antes de abrir la puerta. Me acerqué a Lean, me abrazó como saludo, mientras agarraba mi mochila y se la colgaba en el hombro. Caminamos hasta mi casa hablando de cómo había sido nuestro día. Me preguntó como la había pasado con Cami y si me habían dejado tarea.
Cuando llegamos a mi casa, mamá nos saludó con un beso a los dos. Le saqué mi mochila a mi hermano, me la llevé a mi cuarto y la dejé en la silla del escritorio, después saqué el celular mientras me acostaba en la cama. Volví a abrir los mensajes de Daniel, revisé el link que me había mandado. Después de casi media hora de revisar lo que había mandado, volví al chat para contestarle.
—"Creo que a los chicos les va a gustar." —escribí y se lo mandé. No tardó mucho en verlo.
—"¿Te parece empezar este viernes? Si querés nos podemos juntar los sábados para ver que hacemos los viernes, sé que vas a la escuela en la semana y seguramente no tenés tiempo."
—"Tengo que preguntarle a mi mamá. Además, mi hermano me acompañaría." —le contesté.
—"No tengo problema con que tu hermano venga, solamente necesito que nos veamos para armar los ejercicios de los chicos." —seguido me mandó otro mensaje—"Confirmame en la semana por favor. Nos vemos el viernes." —releí los mensajes; ¿mamá me va a dejar ir? Seguramente haga que Lean me acompañe, o ella misma me acompañaría.
Dejé el celular en la cama, me levanté, tomé mi ropa y me metí al baño a ducharme. Decidí pensar en cómo le iba a pedir permiso a mamá para poder ir a ver a Daniel mientras me bañaba. Por ahí, mamá me pida su número para hacerle mil preguntas, como hace siempre. De repente, me pregunté porque Daniel quería vernos después de los entrenamientos.
"Yo estoy segura de que podrías gustarle"
Las palabras de Cami sonaron en mi cabeza, sacudí la cabeza intentando olvidármelo. Es imposible que yo le guste a Daniel. Suspiré intentando pensar en otra cosa, en lo que sea que me saque lo que dijo Cami hoy. Terminé de ducharme, me vestí y salí, para ir con mamá. Mi hermano ya se había ido, ella estaba en la cocina viendo lo que iba a preparar para la cena.
—Ma —la llamé mientras me sentaba en la mesa del comedor.
—¿Qué pasa, Nahu? —sacó unas cosas de la heladera que no pude ver.
—El nuevo entrenador dijo que quería que nos viéramos los sábados para hablar de lo que vamos a hacer los viernes —ella me miró callada.
—¿Es necesario que tengan que verse afuera del club? —se acercó y se sentó frente a mí, en el lugar que usaba papá siempre. Me encogí de hombros; en realidad no sé si es necesario. Me levanté, fui hasta mi habitación, agarré mi celular, volví con ella buscando la conversación para mostrársela, ella la leyó—Parece que no le molesta que vaya alguien a acompañarte —negué con la cabeza, ella me devolvió el celular y me miró—. Voy a hablar con tu hermano, pero después de pensarlo bien. Esto no lo hacía Santiago, nunca te pidió verlo afuera del club —se levantó y volvió a la cocina.
—Tengo que confirmarle estos días, ma —ella asintió.
Nos quedamos callados hasta que llegó papá, que nos hizo hablar a los dos preguntándonos como nos había ido. Preguntó por mi hermano, si había pasado a saludar como todos los días. Miré a mamá esperando a que le diga sobre lo que me pidió Daniel, pero ella no dijo nada. Me puse un poco ansioso por saber si me iban a dejar verlo fuera del club. Decidí centrarme en cenar y en escuchar a papá.
Cuando terminamos de cenar, ayudé a mamá a levantar la mesa y me fui a mi cuarto. Me tiré en mi cama sacando mi celular, entré a w******p, abriendo el chat de Cami sin mirar si tenía otros mensajes. Le escribí contándole sobre los mensajes de Daniel y esperé a que los leyera. Sé que va a empezar a molestar con que le gusto o algo así.
—"Creo que le gustas y quiere pasar más tiempo con vos." —me reí; la conozco bastante bien, sabía que iba a empezar con eso.
—"No creo."
—"Yo si lo creo." —estaba por contestar, pero noté que estaba escribiendo—"¿Puedo ver lo que te escribió?" —volví al chat de Daniel, saqué captura y se las mandé a Cami como me lo había pedido—"Parece que no se anima a decírtelo directamente."
—"¿Decirme qué?"
—"Que quiere verte fuera del club para conocerte mejor."—me reí; ¿de dónde saca eso? Cami tiene mucha imaginación.
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Me desperté cuando mamá tocó la puerta de mi habitación, bostecé y me senté en la cama. Anoche me quedé hasta tarde por culpa de Cami. Me levanté, busqué ropa para ir a la escuela y fui al baño para prepararme. Cuando terminé, volví a mi cuarto, agarré mi mochila y mi celular, después fui al comedor. Papá y mamá estaban desayunando, los dos me saludaron cuando me senté en la mesa. Mamá me sirvió un poco de café y me dio un beso en el cachete.
—Te costó levantarte hoy, ¿estabas muy cansado? —asentí tomando un poco de mi café. Miré primero a mamá y después a papá esperando a que me dijeran algo sobre lo que le había contado a mamá, pero no dijeron nada.
Mi hermano llegó veinte minutos después del desayuno, a la misma hora de siempre. Agarré mi mochila y fui hasta la puerta, mamá me esperaba ahí. Cuando me acerqué, nos saludó a los dos con un beso, salí con mi hermano y caminamos para ir a la escuela. En el camino, Lean me hablaba mucho, pero no presté atención; la verdad es que estoy un poco ansioso de saber si me van a dar permiso de ver a Daniel afuera del club.
—¿Te pasa algo? —Lean puso su mano en mi hombro, lo miré callado—Estas muy distraído hoy, ¿te pasa algo? —negué con la cabeza.
—Estoy pensando, nada más —siguió mirándome en silencio—. ¿Qué? —negó con la cabeza.
—Si tenés algún problema, hablame Nahu —asentí—. Bueno, vamos que se te va a hacer tarde —me apuró.
Cuando llegamos a la escuela, me abrazó como todos los días y me dio un beso en la frente. Entré y fui directamente a mi aula, Cami ya estaba sentada en nuestro lugar. Cuando me senté, empezó a preguntarme sobre lo que habíamos hablado ayer. Me preguntó si había logrado tener el permiso de mis padres.
—Anoche no le dijo nada a mi papá cuando estábamos cenando y a la mañana ni ellos, ni Lean me dijeron nada. —me encogí de hombros—Supongo que no hablaron de eso.
—Capaz se les olvidó, o lo hablen después...
—O me digan más tarde si me dan permiso —Cami asintió.
—¿Le tenés que confirmar antes del viernes? —asentí, ella sonrió—¿Y por qué estás tan ansioso porque te digan de una vez si tenés permiso o no? —suspiré.
—Para no dejarlo esperando toda la semana.
—Sí, claro —se rió, volví a suspirar—. Tranquilo, solamente te molesto —me pellizcó el cachete; parece que Cami va a molestarme con él hasta que se canse.